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[manuscrito, 14/03/09] Invadido por una clara fuerza, siniestra en la intención y novedosa, me encuentro solo a la espera de la siguiente noche. Varias relaciones personales y un solo objeto que a continuación describo: es pesado, duro, doloroso, no se queda quieto ni se espanta, vuelve sobre sus mismos pasos en una suerte de migración que una y otra vez recuerda, se transforma y es imprevisible, deshuesa la conciencia y debilita, irrumpe en las casas de los ricos y los pobres, llama a cada uno por su nombre, hiela y abrasa a partes semejantes, me busca entre la gente y en mis ratos libres o ciudades. Queda clara con esta descripción que mi abismo no cesa ni descansa, que la médula espinal del mundo es su morada y que el tormento que al final de cada acto me produce, es inhumano. Soporto con paciente calma los reveses de su antojo y no obstante es lo único que siempre me acompaña.

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