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Exterior del tríptico "El Jardín de las Delicias", Hieronymus Bosch, 1480 aprox.

Exterior del tríptico "El Jardín de las Delicias", Hieronymus Bosch, 1480 aprox.

Mucho se ha comentado sobre el interior de los dípticos y trípticos con que el Bosco obsequiaba a la burguesía y nobleza de su época. En wikimedia nos ofrecen una relación de sus obras con instantáneas de estos cuadros pero también con imágenes de sus estuches exteriores. Como siempre El Bosco ilumina no solo por los extraños formatos en los que trazaba su pintura, sino también por lo épicamente misterioso de su contenido. Colgado en el Museo del Prado, con el exterior de cara a la pared, el espectador dificilmente puede contemplar el sentido completo de la obra total que representa “El jardín de las delicias”. Wikimedia nos ofrece la opción una imagen que de otro modo -y sin saltarnos medidas de seguridad- no podríamos contemplar. En el interior de este cuadro podemos encontrar una alegoría del infierno, el purgatorio y el cielo de los cristianos. Cada uno de los paneles cuenta con esa pátina y ese halo misterioso al que hacía referencia. Pero, una vez tratados el cielo y el infierno y también el purgatorio, ¿qué podía representar nuestro amigo en el exterior?. Parece que si en el mundo interior de esta obra todo es color y simbolismo, en el exterior todo es oscuridad y penumbra.  Existen varias interpretaciones sobre el momento que refleja este cuadro. Entre ellas: el tercer día de la creación del mundo, el mundo tras el diluvio universal, la trinidad, o el apocalipsis. La tradición apoya la primera teoría en la creencia de que el número tres es un número perfecto que significa el principio y el fín. El cuadro tiene tres paneles que cerrados conforman una unidad que representaría a Dios o el Absoluto Perfecto. En cualquiera de las tres teorías hay un cierto consenso en considerar que la tierra es el escenario que encierra la esfera transparente, símbolo de la fragilidad del mundo.

No lo apreciamos si no es observando con detalle el cuadro, pero en la esquina superior izquierda del espectador encontramos una figura humana con una tiara y un libro a los pies. Los expertos han considerado la imagen como una representación de Dios y al libro como una imagen de la biblia; sobre todo a juzgar por el Salmo 33 que se recoge en la parte superior central del panel derecho y del izquierdo. Dos inscripciones rezan en latín puro: “Ipse dixit et facta sunt” (Él lo dijo y todo fue hecho) e “Ipse mandavit et creata sunt” (El lo mandó y todo fue creado). Cualquiera de las teorías es reveladora por cuanto el exterior del cuadro representaría el comienzo de los tiempos o el final y el interior el día del juicio de cada uno de nosotros según la fe cristiana. Sin embargo creo que cuando observé por primera vez el cuadro lo primero que me impactó fue el perfecto trazado de la esfera enmarcada en un formato cuadrado (220 x 195 cm.). Muchos buscan la cuadratura del círculo en nuestro tiempo y yo hoy, quería compartirla con vosotros.

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