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c. 1868

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El campo en el que muchos trabajamos se llama “Tecnologías de la Información y la Comunicación” (ICT en sus siglas inglesas, TIC en la traducción castellana). Parece algo etéreo, un limbo de conocimiento en el que todos tenemos cabida. En cierto modo así es. Me basta ver la temática de los monográficos de las revistas cientificas que consulto para ver que un gestor de información es un título demasiado amplio que aglutina una infinidad de disciplinas. En el Profesional de la Información, revista con una dilatada trayectoria (desde 1992), podemos encontrar números sobre arquitectura de la información, sistemas de referencia digital, comunicación empresarial, bibliotecas en red (en su último e interesante número de sept/oct 2010), web móvil, mineria web, redes sociales, SEO,… En la Revista Española de Información y Documentación se habla de bibliometría, archivística, ley de propiedad intelectual, e-administración, gestión documental, gestión del conocimiento, alfabetización informacional, accesibilidad y usabilidad web,… y eso solo por poner dos ejemplos inmediatos de revistas profesionales que consultamos todos. Aunque la gran variedad de perfiles profesionales a veces no nos deja ver el bosque, nuestro bosque común es el Gestor de Información.

Profesionalmente me considero un gestor de la información especializado en el mercado ECM (Enterprise Content Management), sobre todo porque creo que para eso me he formado y en esa dirección he intentado orientar mis pasos, con grandes dosis tecnológicas pero con una formación troncal fuertemente funcional. Soy diplomado en Biblioteconomía, Licenciado en Documentación y he realizado varios cursos de especialización en gestión documental y gestión de proyectos; por gusto también un par de masters en Software Libre y dirección de SITI (Sistemas y Tecnologías de la Información). No me vendo -odio hacerlo-, simplemente demuestro andando que aunque rara avis, se pueden casar habilidades que los prejuicios nos presentan como contrapuestas. Como profesional me inquieta el mundo del software libre y escuchaba hablar a mucha gente sobre él, me interesaba como fenómeno sociológico de cara a aplicarlo en la gestión de equipos y en mi propia filosofía de vida; por eso me decidí a conocerlo. No me he arrepentido, he conocido nuevos modelos de negocio y trabajo y he hecho amistad con gente muy interesante. Del otro lado necesitaba un tercer ciclo en gestión tecnológica porque es algo que venía haciendo desde hace tiempo y creo que seguiré aprendiendo siempre (y lo que te rondaré, morena). Estoy convencido de la revolución 2.0 y apuesto por ella, creo que tenemos mucho de qué hablar, pero sobre todo nada a lo que acotarnos si no es estrictamente necesario. En mi caso no pienso dedicarme toda la vida a ECM, creo que no debemos condicionarnos; nuestras aptitudes y capacitación deben ser catalizadoras, no muros de contención. Lo que quiero decir es que todo, bien planteado, casa y tiene un sentido si se plantea mediante cierta lógica de crecimiento. Aún así siempre que  acudo a una entrevista de trabajo (créanme que he hecho alrededor de 120 en mi vida y en ocasiones por puro vicio) me encuentro con la misma pregunta que – ya no me cabe ninguna duda- denota un alto grado de desconocimiento sobre el mercado y la capacitación TIC: ¿y cómo con tu formación has optado por la consultoría tecnológica?. La respuesta ideal podría ser: Sin que siquiera sepa cuál es tu formación, ¿cómo has optado por hacerme esa pregunta?.

Dejando a un lado la ironía, debo/debemos comprender que la gente se imagina que los museólogos, archiveros, documentalistas y bibliotecarios (en algunas asociaciones hasta arqueólogos) siguen siendo esos amados custodios que ponen mala cara y guardan con recelo sus volúmenes y obras. Pues amigos, de éstos siguen afortunadamente -llamadme tradicional- existiendo pero también de los que gracias a su disciplina milenaria (la archivística) han sabido reinventar los conceptos electrónicos de record management y document management (Si me oyera Carlota Bustelo…;) y establecer junto con el resto de profesionales las bases del nuevo mundo digital. En todo caso, ¿es tan necesaria la continua asignación de etiquetas o cajones?, ¿seguimos necesitando adjetivos para nuestro desempeño?. Mi respuesta es que sí, pero otros diferentes…

Tenemos aún mucho que evangelizar. En mi campo sería imposible imaginar un buen proyecto ECM sin la contribución y colaboración del teleco, el ingeniero de software, el administrador de sistemas informáticos, el DBA y el gestor documental. Sin comunicaciones, ni software, ni almacenamiento de datos, ni sistema, ni modelo y arquitectura de información… difícil no, imposible. Aunque, queridos quijotes, de todo he visto en la ancha tierra de la red… Ni los informáticos son gente extremadamente rara (algunos sí), ni los gestores de información somos ratones de biblioteca encerrados en nosotros mismos (algunos sí). Hay de todo en la villa de wide web…

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