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La simetría es el mayor de todos los males” Autoría desconocida

Por qué diseñar algo y hacerlo equivale a reinventarlo

EL DESIGN THINKING Y EL MÉTODO CIENTÍFICO

Creo sinceramente que lo que gran parte de gurús y acólitos de Tim Brown han dado en llamar DESIGN THINKING encaminado a la resolución de problemas, no es más que una vaga aplicación del método científico al mundo de los negocios. Algunos de mis amigos me matarán por ello pero no ha existido invento en la historia de los hombres que no cubra todas las etapas de este llamado Pensamiento Diseño: DEFINIR, INVESTIGAR, IDEAR, PROTOTIPAR, REVISAR, IMPLEMENTAR y APRENDER. Cualquier producto de los que ahora mismo tienes en la mesa ha sido sacado al mercado bajo estas premisas más o menos lógicas. Sin embargo la innovación -es mi opinión- es precisamente esa: constatar y cuidar este proceso. Hasta la fecha el mundo de los negocios ha sido completamente ilógico y ha estado sujeto a una continua deshumanización del empleado y el usuario. Muchos hemos vivido en nuestros trabajos burocracias absurdas que implicaban pérdidas continuas de dinero sin ningún motivo aparente o explicación. Todo en sacrificio y en pro de la supervivencia del sistema. Ahora los que tenemos que sobrevivir somos nosotros porque muchos de estos sistemas se hunden a un ritmo acelerado. Necesitamos a gente que nos lleve de la mano en un viaje de regreso al sentido último de las cosas, a la lógica inmediata. El trabajo de los que formamos Thinkalina es aplicar nuestra experiencia, conocimientos y visión a esta labor.

El método científico según el Oxford English Diccionary es “un método o procedimiento que ha caracterizado a la ciencia natural desde el siglo XVII, que consiste en la observación sistemática, medición y experimentación, y la formulación, análisis y modificación de las hipótesis” Estos métodos han de ser reproducibles por cualquier persona en cualquier lugar y además debe ser refutable a partir de la experiencia. Con lo que… ¿somos o no somos científicos y fiables? Lo que desde luego no somos es originales, eso hay que reconocerlo 😉

LA IDEA y EL AGRAVIO COMPARATIVO

Durante lo últimos 3.000 años el progreso de nuestra civilización ha ido acompañado, entre otras cosas, de los grandes avances científicos de la época. Desde el punto de vista lógico en cada tiempo de la historia era absurdo pensar que 1 persona pudiera tener más razón que el resto de millones de personas. Pero así ocurrió en la mayoría de los casos. En nuestro tiempo el agravio comparativo crece a un ritmo exponencial y recientes premios Nobel han demostrado que 1 persona tiene muchas veces más razón y lucidez que las 5.999.999.999 personas restantes. También la historia de los grandes descubrimientos geográficos de nuestro planeta ha sido posible gracias a que una o varias personas se empeñaron en demostrar que el resto del mundo estaba equivocado. Esta capacidad para generar nexos entre mundos desconocidos se ve ahora reflejada en una escala aún mayor debido a los recientes descubrimientos sobre nuestro universo. Porque la razón -en contra de lo que muchos se atreven a admitir- no es una cuestión de probabilidad ni de estadística, sino de conocimiento, afán de superación, esfuerzo y dedicación. El método científico al que tanto idolatramos bebe de emociones y sentimientos a menudo inexplicables.

 

LA OBSERVACIÓN, EL RETO y EL PRODUCTO

Ante la mirada atónica de sus contemporáneos, hace muy poco -apenas 150 años- una persona se empeñó en demostrar que era posible que un hombre en San Francisco pudiera mantener una conversación en tiempo real con otro en Nueva York. Su obstinación dio lugar al teléfono.

El hecho de que un soldado chino quisiera orientarse harto de perder tiempo con señales arbitrarias, dio lugar hace ahora 4.500 años a la brújula.

Un hombre en el año 1450 pensó que sería mucho más rápido y sencillo crear libros si existieran plantillas y moldes adaptables para ello. Gracias a la imprenta, las grandes masas sociales europeas se cultivaron y alcanzaron la libertad siglos después mediante el acceso universal al conocimiento.

Hace apenas 100 años, la empresa española El Casco -que todavía sigue existiendo- producía y exportaba revólveres. Tras la crisis de 1929 la empresa se reconvirtió lanzando un producto innovador que denominaron “grapadora”. El diseño reflotó la empresa y ese mismo modelo se sigue vendiendo en papelerías de todo el mundo.

Si alguien me preguntara qué invento ha sido más revolucionario en los últimos cien años, creo que no tendría duda. En 1956 un oficial español del Ejército del Aire pensó que las porteras de su edificio se desgastaban las rodillas fregando el suelo. Poniendo el mocho al final de un largo palo, inventó la fregona y posteriormente el cubo de la fregona. Ambos alcanzaron su pulto álgido con la llegada del consumo masivo de plástico. En vida, Manuel Jalón llegó a vender 3.000.000 de fregonas al año a más de 30 países diferentes. La higiene doméstica y la calidad de vida de millones de personas mejoró notablemente.

Antes que Copérnico muchos otros pensaron que el centro de nuestro sistema planetario era el sol y no la tierra. Todos ellos ardieron en la hoguera, fueron lapidados, ahorcados o perseguidos. Lo importante no era saberlo sino hacer que otros lo entendieran sin que resultara insultante para una cultura teocéntrica. Hoy en día esta visión de nuestra humilde posición en el universo ha redefinido y/o completado todas las creencias hasta la fecha.

Hace tan solo 40 años se inventó el primer esbozo de red que conectaba computadoras en diferentes localizaciones. Fue una prueba militar que buscaba la ventaja competitiva contra el enemigo. Hoy más de 1.400.000.000 de personas se comunican, trabajan y se relacionan a través de internet entre otras cosas eliminando las barreras ideológicas y culturales que en su día alumbraron el concepto de “enemigo”.

LA INSPIRACIÓN

A menudo cuando una persona como las anteriores proyecta estas características de conocimiento, superación, esfuerzo y dedicación sobre los otros,  éstas amplían por sí mismas el espectro cuantitativo, las dimensiones o la perspectiva de la gente. Porque el trabajo bien hecho desde el respeto y la constancia es la más inspiradora píldora para cualquier enfermo de confort.

LA ACTITUD CRÍTICA

Por eso el primer paso para crear algo -para inventarlo- es cuestionar lo que ya existe. Desde pequeño siempre admiré ese elevado grado de obstinación justificada que muchos precursores adoptaban ante todo un mundo de certezas en su época. Esos que fueron quemados, ahorcados, perseguidos o eliminados de los libros dan fe de que la lucha contra el demonio del confort se ha cobrado no pocas vidas hasta nuestros días. Por eso recuerdo ahora con una gran sonrisa aquel día en que el socio director de una gran empresa con la que trabajé me dijo que yo no iba a cambiar a 15.000 empleados que trabajaban en la misma dirección y que habían obtenido resultados exitosos hasta la fecha. Simplemente le dije ¿Por qué no? 

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