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Tenemos una gran familia de teorías complejas sobre colaboración y construcción de bien común desde infinitos campos y aproximaciones. Me sirven y las utilizo pero tengo fe ciega en que teoría y práctica no necesariamente tienen que enfrentarse. Simplifica.

Por lo general como cualquier buena familia, muchas de estas teorías no hablan entre sí. Si redujéramos hasta sus primeras esencias estas teorías, encontraríamos que existe una base compartida. Yo la llamo APORTO/NECESITO. Todos podemos aportar algo y todos necesitamos algo. Solo eso. Alcanzamos nuestro momento de plenitud creativa (en la vida, en el trabajo, donde sea) cuando lo que aportamos y lo que necesitamos está equilibrado. Somos personas pero también somos nuestras relaciones. Llevamos repitiendo este mensaje dos mil quinientos años pero solo cala en momentos puntuales. Por eso sigue siendo innovador. Por eso cualquier pequeña conversación que contenga este mensaje, todavía hoy es reveladora. Varios apuntes para trabajar aporto/necesito:

Trabajar para que alguien sonría cuando te recuerde. El camino hacia el bien común no puede ser una excepción. Incluso la excelencia individual está basada en el reconomiento social. Hablando con una persona en una cafetería de San Francisco me comentaba que un amigo suyo le dijo una vez que iba al Burning Man de Nevada cada edición para volver a creer en la humanidad una vez al año. Es una opción. Debo respetarla porque juega en mi equipo: la Humanidad. La otra opción consiste en creer por defecto que todo es posible cuando sabemos lo que queremos y lo que no queremos. Hay algo que mata los sueños. Yo lo llamo Indeterminación y tiene que ver con esperar sentado a que tus expectativas se conviertan en realidad. Aviso: nunca ocurre. Y si ocurre, el cementerio está lleno de cobardes olvidados. Si quieres que algo cambie, cámbialo.

Se sencillo e idiota. Funciona. Para tí y para el resto. Basar tus relaciones en coincidencias sobre formas complejas de entender la vida (ideologías, religiones, políticas,…) es harto complicado y requiere de una cantidad de esfuerzo dedicado que a la larga acabará por hacerte olvidar lo que realmente te importa. Trabajo siempre sobre pequeñas ideas fácilmente compartidas. Y trabaja sobre la coherencia de ser siempre fiel a esas ideas. La confianza no es una moneda, es un tesoro. No se puede perder la confianza en algo o alguien por pequeños motivos o impresiones.

Del YO al NOSOTROS: Para poder entender la vida de esta forma es necesario aprender a escuchar y entender siempre el interés propio tan solo como un primer paso para construir el bien común. Porque el bien se construye a partir de intereses que cambian, evolucionan, se modifican y mejoran. Esto ocurre porque el proceso de construcción de cualquier cosa es circular y es continuo. Esta es, a grosso modo, la naturaleza de las cosas. Así es desde el universo entero hasta una pequeña parte de la vida, tu hijo. Podemos definir una gran cantidad de fases para hacer inteligible este proceso -y es algo válido y necesario- pero importa mucho más que interioricemos poco a poco que siempre el proceso es circular y continuo.

Invierte el camino e invierte en el camino: Tenemos un problema para hacer comprensible esta forma de entender la vida. Nos han educado en la linealidad. La palabra “progreso” penaliza cualquier pequeña parada de descanso o reflexión. Nos encontramos personas muy cansadas, agotadas y desmotivadas. Como personas, solemos emplear varias excusas para no asumir que es un problema propio: sociedad, trabajo, empresa, familia, momento, mercado, entorno. El ejercicio que hacemos es por lo general inverso: qué puedo encontrar fuera (en la sociedad, en los otros,…) que justifique lo que hago dentro (conmigo, en mi proyecto,…). Relájate. El nombre da igual, el futuro da igual, lo que dices no importa tanto a los demás. Ejecuta y falla. Aprende haciendo. Todo te iría mejor si entendieras la vida como un ensayo continuo y no la obra el día de su estreno.

La razón última:  En general, en la vida, nos ocupamos en exceso del CÓMO y no prestamos ninguna atención al POR QUÉ. Hacemos por inercia, pensamos por descarte. En muchas de las teorías complejas de las que hablaba hay varias herramientas que ayudan a encontrar la razón última de las cosas, por qué hacemos algo o nos decidimos a hacer algo. A mí me gusta la técnica de los 5 POR QUÉs. Un caso práctico: Todo el mundo cree necesitar lo mismo pero es porque se queda tan solo en el primero de esos por qués. Cuando alguien comienza a teclear la palabra “necesito” en google, la primera recomendación de autocompletado que ofrece el buscador es “necesito…dinero”. Como ves, no seríamos muy originales si pensáramos que lo que necesitamos es simplemente eso. Por otro lado no te obsesiones con el por qué continuamente, no es operativo. Simplemente no lo olvides.

“Venceréis pero no conveceréis”: Cada día creo que me siento menos cómodo convenciendo a otro. Cada día me siento más realizado acompañando a otro. Del pensamiento unidireccional (yo hablo-tu compras la idea) a la acción horizontal (nosotros experimentamos)

Miedo al fracaso: Lo tengo cada día. Pesa mucho y es altamente poderoso. Nos impide mirar más allá de nosotros mismos, explorar el reconocimiento ajeno. Sin embargo pequeños errores asumidos se traducen siempre SIEMPRE en grandes lecciones aprendidas.

Los 3 requisitos para defender mi sueño: Pensando solo en tu beneficio inmediato, defiende tu sueño hasta las últimas consecuencias solo si cumple íntegramente estos tres requisitos: puede ser un sueño compartido, te ayuda a pensar en los demás, te ayuda a sentirte vivo.

NOTA: El ejercicio de Aporto/Necesito tiene dos vías: la vía personal y la de equipo. Se puede trabajar en ambos sentidos y ayudan mucho algunas herramientas que sintetizan estas necesidades de forma comprensible y sencilla.

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