Seleccionar página

IMG_20131001_191650“Solo el corazón que está roto está completo”

Mitch Albom en Have a little faith (Jon Avnet, 2011)

“A pesar de los muchos descalabros sufridos, la libertad ha ganado sus batallas”

Capítulo I, “La libertad como problema psicológico”, El miedo a la libertad (Erich Fromm, 1934)

“But If you loved me / Why’d you leave me?”

De la canción All I want del disco In a perfect world (Kodaline, 2013)

En muchas dinámicas y sesiones suelo preguntar a personas y grupos qué es lo que realmente importa ahora. A veces es simplemente ir al baño antes de empezar y otras es conquistar el mundo. Nadie permanece indiferente a esta pregunta y casi de inmediato se suele desencadenar el aprendizaje de forma distribuida. Para favorecerlo, empleo toda la riqueza que nos da la enorme caja de herramientas del diálogo. Intento esquivar las trampas del lenguaje y procuro que el grupo los supere. Aunque la mayor parte de veces, si quiero ser efectivo tiendo a creer y actuar sabiendo que facilitar a veces es simplemente callar y escuchar o estarse quieto. Esto es lo que cada día hago y estoy realmente satisfecho con los resultados. No parecería justo pedir a los demás que compartan conmigo y con sus compañeros qué es lo que realmente importa ahora, si yo mismo no lo compartiera de forma pública algún día. Y este es uno de esos días.

Hoy quiero hablar de lo que ahora importa para mí en el amor. Siempre he hablado desde lo que me gustaría tener en una relación de confianza. Pero no de lo que no me gustaría tener. Este es mi poema:

 

LO QUE NO QUIERO DE ALGUIEN A QUIEN QUIERO 

No quiero que no me quieras porque aprendí a quererme.

No busco en ti ni la verdad ni la belleza. Busco en ti tu verdad y tu belleza. Haz lo mismo, eso es lo que te pido.

No necesito que seas una mujer completamente limpia o perfecta y odiaría que no tuvieras errores.

Me encantan tus pequeños detalles pero no si luego los jodes con tu ego.

Me encantas cuando no te conozco por completo y siempre me queda algo que descubrir dentro de ti al levantarnos.

Me gusta que no todo sea explícito y no me gustaría comprenderte del todo sino tan solo quererte como quieres ser. Y no lo puedo hacer si no te dejas serlo ni me dejas descubrirte.

Adoro la forma en la que me besas mientras duermo aunque no si luego la cagas por completo cuando hablas. Si no puedes compartir algo más cariñoso que tu silencio, cállate. Yo también lo haré.

Qué poco me gusta que no sepas conversar, que no mantengas un diálogo sino que discutas. Qué poco te querría si te permitiera hacerte daño todas esas veces en las que olvidas que nuestro objetivo era entendernos.

Me encanta que me mires tan dulce pero no que sea una excepción. Hazlo mucho, hazlo siempre más.

Cómo me gusta que me abraces incluso cuando no lo necesito. Pero no que me apartes sin creer en mí cuando te abrazo.

Bufff, detesto que creas que todo lo que siento son palabras porque muero cada día con mis actos para poder decirlas.

Qué bueno sería que nos permitiéramos estar tristes y alegres y que yo sintiera que estás a mi lado aunque no lo haga siempre bien.

No me gusta nada que siempre digas que lo intentas, prefiero ver cómo cada día te permites disfrutar.

Reconozco que no puedo servir a quien nada ni nadie le parece suficiente.

Algo no funciona cuando solo hablas de tí, de lo que eres y de lo que necesitas. Me encantaría que hablaras de nosotros. Me encantaría que sigas estando segura de ti misma pero no contra mí sino conmigo.

No me gustan de tí esos momentos en los que intentas convencerme, en los que te encierras y tu escudo es más grande que tu pecho. Yo no me enamoro de las armas sino de quien las lleva. Y cuando no me permiten verte, significa que cada día te pierdo un poco más.

Me encantaría que no necesitaras insultarme, ofenderme o hacerme daño para decir lo que piensas o lo que sientes. Eso sí sería un gran detalle. Mucho más que cualquiera de todos tus regalos.

Qué poco me gusta cuando me juzgas y qué rechazo tan grande me produce que no seas capaz de reconocer que también te has equivocado. Que contigo misma seas el juez más duro que existe en el planeta, no quiere decir que yo te permita que también seas el mío. Para eso, cielo, ya estoy yo.

No puedo amar a nadie que no desee o se permita ser amado.

Reconozco que no se amar a quien siempre busca una excusa para no ser amado o no amar.

No quiero estar con nadie cuyos miedos sean mayores que el amor que es capaz de dar y recibir.

Que mal irán las cosas cuando solo exijas y cuando el sentimiento más elaborado que seas capaz de transmitirme sea tu enfado.

Algo no va demasiado bien cuando cada comentario que salga de tí sea un reproche.

No me conformo con tus cejas fruncidas ni con tus reacciones. Lo que yo quiero son tus acciones, que seas creativa y me sorprendas. Que no me esperes para decir lo que sientes cuando lo sientes y que no necesites guardarte nada para luego.

No me basta tener el mejor sexo de mi vida si la persona con la que me acuesto ni siquiera sabe perdonar.

Cómo me gustaría que fuéramos valientes y que cada barrera por inmensa que sea parezca mínima, y que cada aliento por pequeño que sea parezca enorme.

Me encantaría poder decirte que cada vez que te veo, amanece para mí. Sin necesidad de grandes borrascas ni truenos, sin la sensación de lucha ni conquista, sin que el hecho de que amanezcamos juntos sea tan difícil.

Aunque nada de todo lo anterior sería para mí importante si no te costara tanto sonreír.

 

Fotografía: realizada por el autor. Atardecer desde las Islas Pitiusas.

Share This