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“Amar no es solo querer, es sobre todo comprender”

Françoise Sagan, escritora

 

Desde hace poco vuelvo a pertenecer a ese grupo socialmente controvertido de gente soltera de más de 30 años. Como siempre desde hace cuatro años, sufro, aprendo y disfruto mucho de lo que me ocurre a partes iguales y muy sanas. Aún así cuando perteneces a este colectivo, no tardan en aparecer personas preocupadas en tu entorno. Su inconsciente, los estímulos educativos que condicionaron su forma de ver la vida y su naturaleza egoica les hace pensar que cuando una persona de más de 30 años está soltera “algo ha pasado” o que “esta persona no está bien”.

Sin obviar el hecho de que en algunos casos pueden estar en lo cierto, en el sustrato de este pensamiento que condiciona su conducta, subyace y reposa la creencia irracional -inexplicable para mí y para la propia historia de mi vida- de que todas las personas en pareja están bien y de que todas las personas solas están mal. Todo esto ocurre muy rápido, a un ritmo casi imperceptible, en el cerebro interno de las personas (amigos, familia, compañeros,…) y en un contexto en el que la gente que te quiere comienza a tener hijos y a atesorar relaciones de algo más de diez años.

A este gente que me quiere, a la que me quiso y a las personas que se cruzarán a partir de hoy en mi vida, va dedicado este artículo. Comenzamos.

 

AMOR ROMÁNTICO EGOICO y el AMOR CONSCIENTE

Es importante comprender que el amor consciente puede ser un tipo de amor romántico pero nunca un amor romántico egoico. Este último tipo de amor es el más extendido en nuestra sociedad y por eso a menudo, a algunos nos cuesta tanto dar con esa persona que nos complemente. Digo “complemente” porque nadie tiene que venir a completarnos, ya nacimos completos. En esto del amor consciente, olvídate de esa media naranja, naciste entero o entera.

Por otro lado, en el amor consciente la responsabilidad de estar satisfecho con mi amor por otra persona no es de la otra persona, sino mía. Alguien que viva el amor consciente no busca que la otra persona se transforme en lo que quiere, sino simplemente sentirse conectado con la otra persona. Mi compañero Borja Vilaseca habla de ello cuando utiliza el término PAREJA CONSCIENTE y basa a este tipo de parejas en cuatro características:

  • Cama (se entienden y se sienten conectar a nivel físico),
  • Cabeza (son sus mejores amigos con los que comparten lo que son y se sienten escuchados y equilibrados en este sentido)
  • Corazón (sienten amor mutuo  y se respetan sin generar dependencias o independencias insanas sino interdependencias)
  • Consciencia (comparten un mismo modo de entender la vida, sus pasiones, la realidad que quieren construir y les rodea, aún siendo personalidades totalmente diferentes.

Para lograr sentir y vivir el amor consciente, es necesario que el lector o lectora comprenda que el amor consciente no es atracción física o mental, tampoco enamoramiento, sino una fase que viene después de estas dos primeras y que habilita al mantenimiento y cuidado de las relaciones de pareja. Es frecuente en nuestras sociedades, fruto de una cultura Disney, Hollywood y happy flower que a todos a menudo nos conquista, creer que el enamoramiento es amor cuando se trata tan solo de la primera fase en la que dos personas se quieren conocer. El amor consciente, sin embargo es esa fase que ocurre cuando dos personas se conocen. En mi experiencia, pretender que la segunda preceda a la primera es un desastre y pretender que la primera sea siempre la única, es otro desastre de proporciones aún más descabelladas.

 

LO QUE USTED BUSCA DE ESTE ARTÍCULO

Por tanto, si usted busca en este artículo a su príncipe o su princesa Disney, abandone toda esperanza y siga persiguiendo -si así lo necesita- ese fantástico ideal que usted tiene en su cabeza y nunca llega. Deje de leer este artículo en el siguiente punto y aparte y persiga a su príncipe o princesa una y otra vez hasta la extenuación, hasta que su cantidad de heridas le impida reconocerse ante un espejo. Sin duda puede que usted esté en ese momento masoquista en el que uno necesita doler y dolerse, y el sufrimiento -sin duda- también hay que vivirlo. Si ese es su momento, que nada ni nadie le impida seguir estando equivocado. Desde su área de responsabilidad, por favor si cree con certeza que ese es su momento, elija seguir buscando lo imposible. Continúe haciendo depender su felicidad de otro, siga enganchado al néctar de querer que otros se sientan responsables de que usted no sea feliz, beba del elixir somnífero y el placer perpetuo de seguir echando balones fuera sin la aparente necesidad de buscar gol. Se lo ruego, insista y sea tozudo. No escuche la llamada de la razón y ríndase al efecto halo de la pasión febril y desbocada. Deambule, vague, camine azaroso, busque una y otra vez a su príncipe o princesa. Caiga tantas veces como a usted le resulten necesarias. Disfrute del barro y las heridas. Usted tiene ese derecho. Porque todo eso que usted está viviendo ahora muy posiblemente le ayudará en un futuro a saber que no quiere vivirlo. Y eso, amigo o amiga, ya será un enorme paso.

Si por el contrario usted ha vivido ya todo lo anterior y busca en este artículo algo diferente, continúe leyendo. Lo disfrutará. Este artículo habla de la rentabilidad ilimitada del amor consciente. Hacia sí mismo y hacia otros. Si a usted esto le interesa, bienvenido -lector o lectora- a esta que es su casa.

 

QUÉ ES EL AMOR CONSCIENTE

El amor consciente es una enriquecedora forma de comprender la vida. Te rodea para abrazarte y a la vez te impulsa desde dentro. Mantiene vivo el niño que hay en ti desde el adulto que sabe lo que hace. Es semilla y fruto de las buenas cosas que te puede regalar tu vida y que tú mismo puedes generar en ella. El amor consciente es calidad de vida y cantidad de aprendizaje.

Contra la idealización del amor de Disney (que solo habla de la fase de enamoramiento pero nunca de la convivencia), usted dispone de aproximaciones algo más realistas al amor como Shrek (y cualquiera de sus secuelas). En este tipo de películas animadas -que también aunque no lo crea hablan de amor- usted escuchará gases en todos sus tipos y formatos, verá mal y buen humor en sus personajes, enfados y alegrías, fealdad y belleza a partes iguales y en general una larga colección de sentimientos reales y humanos mucho más sanadora y digna que todo lo anterior. Porque de algún modo, esos productores de Hollywood se han dado cuenta de que esa idea del amor ideal era ya de todo punto insostenible y rancia. Por eso en este tipo de películas -como en la vida- nada es blanco o negro sino más bien una gama de colores.

El amor consciente parte de estos tres hábitos poderosos:

  • La ACEPTACIÓN DE UNO MISMO. Usted es un portero poderoso que siempre tiene las llaves de su felicidad. Tiene derecho a mandar todo a la mierda si usted lo necesita, pero si lo hace interiorice que usted va dentro de ese “todo”. Si no lo hace, sea cual sea su momento, con independencia de todos los demás excepto de sí mismo, usted puede ser feliz. Haga estas cuatro cosas: Conozca los oscuros recovecos de su mente, aprenda a templar el ánimo, repose el pánico, y aprenda a amarse a sí mismo y a estar solo antes de amar a otros. Para conocer los oscuros recovecos de su mente, lea, estudie y practique los avances en materia de psicología, sociología y filosofía. Pida apoyo si lo cree necesario. Para aprender a templar el ánimo, recuerde los cuatro temples del haiku: SABI (soledad, desapego, quietud), WABI (reconocimiento de su esencia sin ambición), AWARE (resonancia y paso del dolor al vacío), y el maravilloso YUGEN (acceso al misterio). El amor consciente -lector o lectora- es pura resonancia en usted mismo y en otros que le otorgará el acceso al gran misterio.
  • La DISCIPLINA Y ENTRENAMIENTO CONSTANTES por y para una vida significativa. Esto es, el compromiso y esfuerzo sinceros para ser valientes y elegir AMOR en vez de MIEDO, para permitirnos poder ser felices aún sabiendo que podemos estar tristes. Decía el maestro Aristóteles -y procuro no olvidarlo- que la excelencia no es lo que una persona alcanza sino lo que hace cada día, de modo que la excelencia no es un acto a lograr sino un hábito a practicar. Si usted quiere disfrutar el amor consciente no lo busque, provóquelo a diario. Establezca rutinas de amor consciente, pequeños hábitos o prácticas que le ayuden a conectar con lo que quiere ser. Sea inasequible a su propio desaliento.
  • El RESPETO POR LA NECESIDAD DEL OTRO a partir de una forma de comprender la vida desde la diversidad y el aprendizaje. Desligue su necesidad de ser amado de la dependencia a otros, disfrute de lo que ocurre ahora, no rememore ni compare, no proyecte ni ocupe en planificar a largo plazo la mayor parte de su tiempo en esta vida. Respete el momento y ritmo del otro, no imponga ni adoctrine, no avasalle ni convenza. Simplemente comprenda e intente ser usted mismo ante el otro. Quiérase mejor y sea más fiel a su esencia, respetando y apreciando también la existencia de esencia en el otro.

 

LAS FASES DEL AMOR CONSCIENTE

Son a menudo simultáneas, pero tal y como yo las he vivido una y otra vez son estas:

  • Ten claro quien eres.

Aquello que eres no es un nombre, sino algo parecido a esto…

Varón. Castaño. Imperfecto universal. Material conductor desde hace treinta y tres años. Feliz desde hace cuatro para siempre. Incluye autoestima. Buen corazón, usado, elástico, dureza 4. Alma vieja, en completa formación. Atractivo. Inteligente. Sensible. Experimentado y sorprendido. Come, duerme, ríe, llora. Equilibrado y sorprendente. Saludable. Seguro. Sin interruptor externo de encendido o apagado. Culpable de lo que hago, no de lo que hagas. Diurno. Tranquilo con muchas ganas de serlo. Apasionado. Conversador. Único sin ser distinto. Quiere ser padre, no necesariamente contigo ni tampoco hoy o mañana. Sin dependencias ni peajes, con heridas. Yo mismo a partir de todos los demás. No te busco porque no te necesito. Pero si te encuentro, te voy a celebrar. No tengo prisa. Ya he llegado.

Todo esto anterior es lo que soy. Y también, de esas raras personas que no saben aburrirse, que disfrutan de su soledad. No siempre he sido esto pero esto es lo que ahora soy. Por ello, si me preguntarse, qué me ha ayudado a vivir el amor consciente, yo te diría que siguieras siendo fiel a amarte primero a tí mismo, a pasar tiempo contigo sin pensar en los otros como foco de tus pensamientos, sino en tí como protagonista de la vida que quieres vivir. En este sentido, escribir, meditar y hacer el indio (en su sentido literal y extendido) han sido las tres cosas que más me han ayudado a apreciar el amor consciente.

 

  • Atrévete a disfrutar sin exigirte ni exigir a otros

El amor consciente hacia otra persona mola porque no es fácil. Pero mientras se construye o llega, creo que es insano y poco saludable no permitirte disfrutar de la amplia cantidad de oportunidades de ser consciente y celebrar lo que te ocurre sin necesidad de amar por completo a otra persona. Eliminar la exigencia a priori de tener que aceptar por completo a otra persona y sino no ser feliz, te hará relajarte, disfrutar y conectar con lo que te está pasando fuera y dentro.

Una vez que te atreves a conocerte y te trabajes durante un tiempo, lo que te pasa dejará de pasarte y empezaras a hacer que pase. No veras ya el conflicto ni la necesidad de mejora primero en otros y luego en tí mismo; sino primero en tí mismo y luego en otros. Te harás responsable de lo que te pasa. Te estarás habilitando a disfrutar lo que ocurre tal y como viene, entregándote a ello y alcanzando lo que mi maestro Anthony De Mello llamaba serenidad… “La serenidad consiste en colaborar incondicionalmente con lo inevitable”.

Cuando empieces a ser consciente del poder de la serenidad, dejarás de querer tener razón en tu vida para empezar a tener paz. En este momento -así lo he vivido y lo han vivido muchas personas en procesos de acompañamiento- te convertirás en un imán de experiencias placenteras. No las apartes. Mejor, lee esto que aquí sigue…

Cuando usted ya se haya conocido a sí mismo,  puede encontrarse en dos situaciones: tener o no tener pareja.

Si tiene pareja, mi consejo es que intente lograr el amor consciente en la medida de sus posibilidades y dentro de su área de responsabilidad. Le recomiendo especialmente hablar y compartir lo que lleva dentro con su pareja, y atreverse sobre todo a conocerla. Si no logra ni una cosa ni la otra o simplemente como resultado de ambas, ve que algo no le hace sentir bien después de un tiempo o mucho tiempo, tal vez deba tomar una decisión sobre su vida en pareja. Tiene derecho a darse cuenta de que esa persona es la persona que quiere junto a usted, y también tiene derecho a darse cuenta de que esa persona no es la persona adecuada. En cualquiera de ambos casos, haga lo que haga, no la engañe nunca; desapruebo por completo la infidelidad y la ocultación. Son a mi modo de ver, resortes que se activan solo cuando en una relación algo o todo no va bien.

Si no tiene pareja, hay dos complementos para el amor consciente que ya no solo tienen que ver con usted sino con su relación con otros, y que pueden ser perfectamente compatibles con su voluntad de vivir y aprender el amor consciente. La forma que yo más disfruto en este sentido, y que en mis breves periodos de soltero he podido disfrutar, es sin duda el sexo sano con personas con las que conectes. Para tener sexo sano, no sujeto a dependencias ni voluntades secundarias más allá de eso que está ocurriendo, es necesario -así lo he vivido- que ambas personas se encuentren en momentos similares.

En una famosa escena de la película Shakespeare in love, la duquesa de Essex tras acostarse con Shakespeare y perder su virginidad dice “De modo que había algo más maravilloso que los sonetos y las obras de teatro, incluso si son los tuyos” y Shakespeare simplemente responde “Sí, así es”. Para un sexo sano y consciente entiendo que cada tiene sus recetas. La mía consiste en dosis equilibradas de sentido del humor, relajación y aceptación. Por mi forma de ser esto equivale a hacer el ejercicio consciente de estar completamente AHORA sin que tu mente pueda ir a un lugar anterior o posterior a lo que ocurre. Esto es, no querer de tí ni de esa persona más de lo que pasa. En el caso del sexo sano se trata de disfrutar de todos tus sentidos y hacer volar de forma libre lo que eres junto a otro. En las sociedades occidentales actuales todavía no se ha superado por completo la barrera del tabú sexual, de hecho es ahora cuando estamos comenzando a hacerlo. Creo que esto hace que el sexo siga teniendo ese atractivo inherente a lo prohibido que nos hace vivir experiencias placenteras a corto plazo.

Otro complemento muy enriquecedor para el amor consciente, son las conversaciones significativas o poderosas con todo tipo de personas. Ya sea en el contexto de tu tiempo libre o tu trabajo, o en en el seno de tu grupo de amigos o contactos, hablar con alguien de algo y encontrar a una persona que sepa escuchar y quiera ser escuchada, es sin duda algo poderoso. Sentir esa conexión y ser consciente de la utilidad que ese tipo de relaciones tienen en tu vida, ha sido algo clave en mi vida. Por mi profesión, suelo tener muchas conversaciones significativas al cabo de la semana, pero encontrarme con este tipo de conversaciones en mis círculos de amigos o relaciones, sigue siendo para mí algo motivador y sorprendente.

 

  • Cuando practiques el amor consciente, no pierdas el foco ni caigas en tu trampa

Lo más seguro es que después de un tiempo, cuando ya estés a gusto contigo mismo y cuando tengas el calor y el amor consciente de tí mismo y de otra persona, te atrevas a dar un nuevo paso en tu vida. Recuerda cuando des ese paso que tu sistema de coordenadas en tu relación de amor con otro ya no es el mismo que era, y no vuelvas a caer en la tentación de idealizar o demonizar a la persona, o de querer vivir un enamoramiento continuo e irreal. Se fiel a lo que no quieres en alguien y valora lo que quieres. Permítete ser amado o amada, date el derecho a no sentirte bien en tu pareja solo cuando creas que ya lo has dado todo. Y recuerda, disfruta lo que ocurre porque también esto pasará.

 

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