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Por su empeño en ver la vida, le fue dado el derecho de vivir.
Por no existir paredes que contengan su deseo,
su propia madre le sacó del vientre.
Su primera carta en la tierra, bocabajo pintó en bastos,
aunque esa noche todos los demás cantamos copas.
Nadie en medio de la crisis le pudo desear dinero
porque nada se acercó más al sentido de las cosas
que su propio nacimiento.

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