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El modelo 4,7,12 de cambio cultural

El modelo 4,7,12 de cambio cultural


 

“No es el peso de las cosas lo que las hace insoportables, sino la cantidad de tiempo que sostenemos esas cosas. Medio quilo de arroz sostenido durante un minuto se convierte en una insoportable tonelada cuando se sostiene una semana.”

Famoso argumento en favor del constructivismo

 

En este breve artículo repasaré niveles, fuerzas y resistencias del cambio cultural en las organizaciones a partir de la aproximación reveladora de un compañero y maestro en esto del cambio.

Día a día compruebo cómo es realmente evidente lo complicada que resulta mi vocación. Algunos de mis amigos no se cansan de recordármelo y yo tampoco me canso de insistir en que nací en gran medida para ser paciente. Y aunque me entreno, medito e ilustro en la práctica de la compasión y el amor a diario, procuro recordar que tal y como decía el maestro Albert Camus, “Si en la vida solo bastase con amar, todo sería muy sencillo“. Precisamente por ello he creído conveniente hacer un brevísimo repaso, apenas un esbozo, de la cantidad de factores que influyen y debemos atender en todo acompañamiento al cambio cultural dentro de una organización. No se me ha ocurrido nada mejor que rescatar un modelo de otro compañero. Lo hago con gusto porque encuentro placer en parecer brillante rindiendo honores y partiendo del trabajo de alguien que ya ha lo ha sido antes. Comenzamos.

El modelo al que yo denomino 4,7,12 es probablemente junto al modelo COP del maestro Fred Luthans, uno de mis marcos de comprensión favoritos en cambio organizacional. En 2012 salía a la venta la 7ª edición del fantástico libro Organizational Theory, Design, and Change del maestro Gareth Jones. Este libro, aunque viejuno en muchas concepciones, ejemplos y aproximaciones al comportamiento organizacional, es para mí a estas alturas un buen clásico sobre la teoría organizacional genialmente concebido y estructurado. Es obligado señalar que en las conclusiones de Jones resuenan mucho algunas ideas brillantes ya formuladas por los padres fundadores del comportamiento organizacional como Rosabeth Moss Kanter, Argyris, Putnam, Greiner o Likert.
 
4 NIVELES

El caso es que Gareth Jones planteaba entonces que en todo proyecto de cambio cultural existen 4 posibles niveles interdependientes de cambio:

  • Recursos humanos o cualquiera de los nombres molones que queramos inventar. Esto se traduce en formación, capacitación y desarrollo de habilidades; sociabilización de la plantilla para generar nuevas rutinas de convivencia; cambio de normas y valores para motivar una fuerza de trabajo comprometida y real; análisis de los sistemas de recompensa y gestión; y cambios en la composición del modelo y/o equipo/s de gobierno de la organización.
  • Recursos funcionales. Esta inversión se traduce en cambios en la estructura de funcionamiento (departamentos, equipos, modelos de trabajo) que tienen por objeto dejar de poner el foco en el dolor persistente y comenzar a invertir recursos y atención en funciones de la organización que resulten provechosas para todos.
  • Competencias tecnológicas: La renovación constante de herramientas no es el objetivo; más bien se trata de utilizar la tecnología con criterio. Resulta clave en esta tarea reinventarse con cabeza para conservar el posicionamiento sin incurrir en la ansiedad de la novolatría en la que actualmente estamos inmersos.
  • Competencias organizacionales: Conocer y manejar una perspectiva sistémica con una mirada integradora y amplia de la organización es -cada vez lo noto más en mis clientes- una clave vital para alcanzar cierto grado de estabilidad y confiabilidad interna. En aquellas organizaciones en las que los empleados no son colaboradores ni compañeros, la agonía suele ser larga y dolorosa. Sin embargo -y empleando el lenguaje del paradigma de empresa consciente de mi compañero Koffman- es frecuente hallar éxito en el cambio cultural en aquellas organizaciones en las que las personas no solo cumplen con su TAREA-IMPERSONAL-ELLO, sino que también piensan en clave RELACIONES-INTERPERSONAL-NOSOTROS gracias a que la organización permite el desarrollo del INDIVIDUO como PERSONAL desde su YO.

 

7 FUERZAS DE CAMBIO

Expuestos estos 4 niveles de cambio, el maestro Jones destacaba además 7 fuerzas para el cambio que se encuentran en el ambiente y que afectan a todo proceso de cambio. En concreto destacaba que a menudo los equipos directivos actúan con excesiva lentitud ante las fuerzas competitivas, económicas, políticas, globales, demográficas, sociales y éticas que continuamente se actualizan y renuevan.

Tengo ejemplos de todas ellas en cada uno de mis clientes y aunque lamento no poder compartirlos porque me debo a la confidencialidad y la confianza de las personas a las que sirvo, sí diré que solemos errar en alguna medida en todas ellas pero el error más frecuente es obsesionarse con tener una ventaja competitiva ignorando el resto de las otras fuerzas. Hace poco hablaba con mi compañera Alicia Barco sobre la constante tendencia a que el hecho de que un cliente se centre en ver con claridad un solo árbol le impida a menudo ver el bosque.
 
12 RESISTENCIAS DE CAMBIO

Por extensión, el maestro Jones nos regala esta reflexión: Siempre durante el cambio cultural surgirán 12 posibles resistencias que deberemos atender:

  • Resistencias a nivel organizacional: Estructura, cultura y estrategia. Casi siempre al acompañar el cambio, los profesionales nos olvidamos de alguna de estas tres, pero es necesario que las tres estén alineadas. Son tres cosas bien diferentes que se sirven entre sí.
  • Resistencias a nivel funcional: Diferencias en la orientación y poder y conflicto. Todo el mundo ve el problema desde su problema, lo que implica que nadie entiende el problema. Grábate, lector o lectora, esta frase y recuérdala siempre porque siempre es así. Esto fenómeno conocido en psicología visión de túnel según Jones aumenta la inercia organizacional. Cuando los diferentes equipos o departamentos creen ver el problema en el otro, todavía queda mucho por hacer. Respecto al poder y conflicto vivo frecuentemente cómo el hecho de apostar por unas actitudes, funciones y compromisos implica que unas personas o departamentos entren en juego y otras salgan de él de uno u otro modo, y esto genera fricciones que debemos ponderar a diario.
  • Resistencias a nivel grupal: Normas, cohesión y pensamiento de grupo. Incluso los nuevos modelos de gobernanza organizacional insisten en la existencia de normas compartidas. El ser humano no puede guiarse sin referencias comunes ni reglas. Por añadido, es un hecho que muy a menudo en las organizaciones 70 personas pensando a la vez son más imbéciles y capaces de tomar peores decisiones que una sola persona haciéndolo. Este patrón deficiente denominado pensamiento de grupo está asociado a grupos muy cohesionados donde el grupo resta importancia a la información negativa o incluso la ignora por completo tomando decisiones incoherentes o suicidas. De este modo tenemos que encontrar un difícil equilibrio porque cierta cohesión favorece el desempeño, pero mucha cohesión lo anula y hace que el grupo sea perezoso y cambie lento.
  • Resistencias a nivel individual: Sesgos cognitivos, incertidumbre e inseguridad, percepción y retención selectivas y hábitos adquiridos. En esta familia de resistencias todas las organizaciones que he acompañado suelen hacer un pleno al 15, es decir, las tienen todas. Esto sucede porque las organizaciones son conjuntos de personas y las personas tenemos conductas y comportamientos similares y fácilmente contagiosos. En este sentido nada me ha ayudado más que familiarizarme con grandes escuelas de vida, estilos y prácticas de acompañamiento y escuelas de terapia y psicología en las que he ampliado horizontes.

Si bien el discurso y el análisis posterior de Jones ha sido en parte evolucionado por otros compañeros durante estos años, defiendo que nada de los niveles, fuerzas y resistencias que acabo de enunciar son ahora diferentes y que, por consiguiente, es muy útil tener en mente este modelo 4,7,12 de cara al acompañamiento de organizaciones.

Como último apunte me gustaría señalar que el hecho de atender a todos estos elementos, no significa responsabilizarnos en exclusiva de ellos como profesionales del acompañamiento sino poner en su justo lugar y proporción la responsabilidad de cada persona en todo esto. Solo así, en mi experiencia, son posibles cambios duraderos y significativos.

Espero que este artículo te haya resultado interesante. Si es así, no dudes en compartirlo 😉

 
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12 claves de la #empresa en la que a todos nos gustaría trabajar

12 claves de la #empresa en la que a todos nos gustaría trabajar


 

“En una ocasión Maitriyogui, maestro de Atisha, estaba enseñando el Dharma cuando un hombre que estaba en los alrededores le tiró una piedra a un perro. El maestro dio entonces un alarido de dolor y cayó del trono.”

maestro Dsa Patrul Rimpoché, (Kunsang Lame Selung, II,2,III,1.3)

 

Yo no trabajo para lograr la empresa perfecta, trabajo para lograr la mejor empresa posible. Ponerse en el lugar del otro y aprender a comprender lo que la otra persona entiende. Partir de la realidad de todos para construir una común tal y como hacía el maestro Maitriyogui. He aquí el gran reto de este y de cualquier otro tiempo. La empresa en la que a todos nos gustaría trabajar no tiene por qué tener muchos futbolines o sofás de colores, tampoco una cafetería o muebles de diseño; todo eso ayuda pero no es determinante. Lo que realmente determina y configura la empresa en la que todos nos gustaría trabajar es el respeto mutuo y la responsabilidad compartida.

Sobre esta base formulo hoy, lector o lectora, 12 claves que implican 12 actitudes que considero útiles para lograr esa empresa en la que a todos nos gustaría trabajar. Creo sinceramente que todas las claves que aporto son posibles de implantar o en su defecto que la mayoría de ellas pueden aplicarse para mejorar cualquier empresa. Estas reflexiones se derivan de mi experiencia inmediata y del estudio constante de la ciencia y el arte del desarrollo organizacional.

He aquí las 12 claves de la empresa en la que a todos nos gustaría trabajar:

  1. Construye relaciones de mutuo beneficio y no de derecho propio
  2. Liberaliza horarios
  3. Establece una política salarial neutra
  4. Incluye una cláusula de democión en tus contratos
  5. Facilita que los empleados descontentos hagan entrevistas de trabajo
  6. Elimina los procesos de selección a priori
  7. Establece un proceso de selección continuo
  8. Pasa de las políticas de conciliación a la cultura de bienestar
  9. Mezcla conocimiento y delimita capacidades
  10. Rentabiliza el valor de compartir aprendizajes
  11. Haz cambios antes de que estés obligado a hacerlos
  12. Deja ser a las personas

Pretendo con este texto hablar de cambios reales, mejoras posibles, decisiones que la mayoría de empresas podrían adoptar. No se trata de formular grandes teorías, sino de hablar de medidas prácticas que puedan aportar algo de luz en el camino que recorren muchos directivos hacia ese entorno deseado capaz de poner en juego lo mejor de las personas. Comenzamos.
 

1) CONSTRUYE RELACIONES DE MUTUO BENEFICIO Y NO DERECHO PROPIO: Cuando dos partes se ocupan de hacer cumplir sus derechos y hablan desde la intención de luchar por “lo que les corresponde” a cada uno, el encuentro es muy improbable. Aplicado al mundo empresarial, las actuales relaciones laborales están basadas en una relación de derecho propio donde las partes se enfrentan. En este contexto solo puede abrirse paso el comportamiento de supervivencia, la competitividad interna nociva y una cultura inasumible de exigencias mutuas. Cuando acompaño a muchos equipos dentro de las organizaciones mi trabajo consiste en superar las vías del poder y del derecho (a menudo inconscientes, complementarias pero de suma cero) y favorecer la vía del interés (a menudo consciente, respetuosa y en base a una perspectiva integrativa). Para construir relaciones de mutuo beneficio es necesario conocer los intereses de las partes y buscar un encuentro sostenible para ambas. Mi consejo es siempre renegociar este escenario de forma periódica para asegurar que ambas partes pasan de la supervivencia contra el otro a la convivencia con el otro. En el caso del mundo empresarial, esto equivale a superar los tradicionales prejuicios del trabajador susceptible de ser explotado y la empresa sospechosa de explotar. Esto solo se logra cuando existen gestos que a su vez favorecen una realidad común (entorno laboral-persona) y no el consumo de una realidad de otro (directivo-empleado). Es posible hacerlo dentro del actual marco laboral y de cualquier marco laboral siempre y cuando haya voluntad de entendimiento y sobre todo unas reglas de base prefijadas más allá del marco jurídico o legal. Porque es importante comprender que si bien estamos haciendo recaer la responsabilidad de dirimir los conflictos laborales en la legislación y los juzgados, es una dejación de responsabilidad de ambas partes no establecer una estructura saludable de trabajo y unos criterios éticos de conducta que hagan que la relación salga adelante. De acuerdo a mi experiencia mediando en contextos profesionales, los juzgados o las leyes deberían estar como último recurso al que acudir en caso de que no existiera entendimiento, nunca como base de regulación de este entendimiento. Consejos: crean unas normas y una estructura de convivencia en la que todas las partes se sientan cuidadas, es más, crea todo esto con el objeto de superar la existencia de esas partes y lograr un proyecto común del que todo el mundo se sienta una sola parte. Esa es la clave.
 

2) LIBERALIZA HORARIOS: En el contexto de las organizaciones basadas en conocimiento, creo que debemos superar el concepto de jornada. Si bien en la industria resulta útil cuadrar turnos y horarios para establecer un rendimiento óptimo de la maquinaria en la que se ha invertido, en los sectores blandos (empleos de oficina, bluecollars) creo que es muy útil establecer acuerdos de rendimiento por objetivos con cada colaborador y cliente y permitir a la persona encargada de prestar el servicio que desempeñe su actividad con libertad. Para esto es necesario establecer mecanismos de control de cumplimiento de objetivos individuales y comunes, y niveles aceptables de satisfacción del cliente por parte del empleado y de la empresa. Algunas empresas cometen el error de liberalizar horarios sin establecer estos mecanismos de control o indicadores, por lo que el objetivo inicial a veces se pervierte o no se logra. Por otro lado, liberalizar horarios implica aceptar que cada persona necesita un horario diferente para rendir o sentirse cómoda haciendo su trabajo. Hace poco un cliente me contaba los resultados que obtuvo al realizar la prueba. Preguntó a sus empleados por el horario u horarios ideales para diseñar una jornada perfecta o diferentes opciones para tenerla. Hubo tantas respuestas diferentes como empleados respondieron a la encuesta. Esto ocurre porque cada vida es única y cada persona tiene necesidades diferentes y solo ellos pueden determinar cuáles son sus espacios y tiempos de calidad.
 

3) ESTABLECE UNA POLÍTICA SALARIAL NEUTRA: En gran medida este punto va unido al anterior. En el campo de la discriminación de género, la actual brecha salarial sangrante entre mujeres y hombres se puede superar. La forma de hacerlo es realizar acuerdos honestos entre las partes. Una empresa no sexista y no patriarcal debe comprender que una mujer ha de trabajar bajo las mismas condiciones retributivas que un hombre. Establecer una política salarial neutra también incluye eliminar la vulnerabilidad laboral de las personas de más de 50 años. Si pretendemos vivir en una sociedad ética y responsable, solo un insensato podría olvidar que alguna vez cumplirá 55 años y que entonces también necesitará sentirse valorado y útil. Añadido a esto he de comentar que la actual ficción empresarial respecto al fomento de “talento joven” en las empresas es -al tenor de las cifras demográficas- insostenible en el escenario laboral más inmediato. Nuestras sociedades envejecen y si queremos vivir en ellas tenemos que aprender a soportarnos y convivir extrayendo el valor auténtico de cada persona. Gestionar de forma noble y honesta el talento senior de nuestras personas es aceptar que una organización -como sistema vivo complejo- no es ajena a procesos naturales de la vida como el envejecimiento. Además de todo esto, recomiendo establecer una política salarial que no genere clasismos ni grandes brechas entre los tres niveles de la organización: operativo, ejecutivo y político. En este sentido las empresas aún tienen mucho que aprender del movimiento cooperativo.
 

4) INCLUYE UNA CLÁUSULA DE DEMOCIÓN EN TUS CONTRATOS: Esto resolvería el Principio formulado por el maestro Lawrence J. Peter que ya hemos comentado en alguna otra ocasión, y que defiende que toda persona asciende hasta alcanzar su máximo nivel de incompetencia. Para aquellas personas que son ascendidas a puestos en los que se lideran procesos o equipos de trabajo, es vital incluir una cláusula de democión ante el incumplimiento de objetivos o la reiterada incapacidad de liderazgo. En el caso de la salud organizacional esta medida permitiría un proceso de selección natural de líderes sin necesidad de hacer sangre o quemar talento. Implicaría cumplir políticas de reconocimiento de talento y solucionar posibles promociones que no acaban de funcionar. También permite no heredar equipos directivos o nombramientos de confianza hechos por otros. En el caso de los intereses individuales del empleado, permite a las personas que aceptan mayores retos dentro de la organización tener una retirada digna en caso de que no encuentren su lugar en esa nueva realidad, sin necesidad de rescindir la relación laboral y conservando sus anteriores condiciones laborales.
 

5) FACILITA QUE LOS EMPLEADOS DESCONTENTOS HAGAN ENTREVISTAS DE TRABAJO: Es decir facilitar que el talento que no quiere estar contigo, salga. Esto es, que las personas que se quieren ir, tengan tiempo de calidad retribuido por la organización para que se vayan de una forma noble. No hay nada mejor -ni menos frecuente- para la publicidad de una empresa que un empleado que ha salido sin necesidad de sufrir y habiendo sido reconocido por su trabajo. Si como empresa estamos convencidos de que lo estamos haciendo bien, facilitar que las personas estén en contacto con el mercado permite que valoren su realidad actual y a la vez transmite una imagen de confianza en la marca y seguridad al mercado. Si una persona quiere buscar otro trabajo, es muy recomendable que la empresa facilite que esta persona tenga tiempo y espacio para hacerlo previa comunicación de la persona a la compañía. En un mercado abierto y dinámico donde debemos entender que las personas desean crecer o mejorar, el hecho de eliminar el viejo concepto de fidelidad eterna y naturalizar la relación con los empleados de acuerdo a un diálogo abierto sobre sus expectativas evita acumular talento frustrado y amargura.
 

6) ELIMINA LOS PROCESOS DE SELECCIÓN A PRIORI: Es decir facilita que el talento que quiere estar contigo, llegue. Las entrevistas de selección actuales son como las peores primeras citas: todo el mundo miente y aparentemente casi todos están contentos hasta que se conocen. ¿Por qué hacer depender tu gestión del talento del desconocimiento o la fiabilidad de una persona en la primera o segunda cita? Nadie se casa con alguien que conoce hace solo tres semanas, ¿Por qué las empresas lo hacen? Por otro lado, muchas prácticas de los procesos de selección son ridículas. Ocultar información al candidato sobre la oportunidad profesional o sobre las empresas empleadoras es como hacerle acudir a una cita a ciegas sin informarle previamente de quién irá y a menudo sin informarle de quién está delante durante la cita. Preguntarle cuánto dinero ha ganado durante toda su vida para saber cuánto puedo pagarle es como preguntarle a sus ex-parejas cuánto dinero invirtieron en esa persona para saber cuánto tienes que invertir tú ahora: ni representa mejoras para esa persona ni es algo que hable muy bien de tu criterio. Además muchos procesos de selección a priori priman las titulaciones sobre las habilidades, y es lógico porque ninguna habilidad puede detectarse en media hora de entrevista, pero siendo lógico sigue sin ser sensato. Ser un imán de los mejores en términos de responsabilidad propia y espíritu de trabajo: ese es el reto de las empresas de este siglo. Como contrapunto a fomentar que las personas que no quieren estar contigo se vayan, fomentar que las que quieren estar contigo tengan facilidad para hacerlo es lo más inteligente que una empresa puede hacer. Entender que podemos seleccionar a los mejores en procesos de selección de una o tres entrevistas es realizar uno de los más absurdos y comunes brindis al sol que actualmente se realizan en el mundo empresarial. La mayoría de líderes con los que trabajo comparten que la actual forma de atraer talento es algo así como una lotería impredecible en la que participan a menudo personas y condicionantes incontrolables. En mi caso y de acuerdo a mi experiencia no creo en los procesos de selección a priori solo por el hecho de que pueden acabar saliendo muy caros a posteriori. Creo que la clave está en los procesos de selección in itinere, lo que en el siguiente punto he llamado “Proceso de selección continuo”, atrevernos a confiar en las personas hasta que nos demuestren que no podemos confiar en ellas o que debemos seguir haciéndolo. ¿Pero todo el mundo puede entrar? No, pero cualquier persona que cumpla unos mínimos sin entrevista previa, sí. Esto permitiría superar de una vez por todas los viejos cuestionarios psicológicos, las entrevistas trampa o las grupales para competir por un puesto de trabajo. Este tipo de cosas no solo atenta contra la dignidad del candidato en muchas ocasiones sino que es completamente contraria a los últimos hallazgos científicos en materia de inteligencia.
 

7) ESTABLECE UN PROCESO DE SELECCIÓN CONTINUO: Es así como funciona la naturaleza y es así como debe funcionar una organización que forma parte de ella. Para devolver la vida a las empresas es necesario devolvérsela a los modelos de gestión de talento que utilizamos. Añadido a la eliminación de los procesos de selección a priori, he de decir que en la actualidad muchos contratos tienen periodos de prueba de 3 o 6 meses. Nunca he entendido esto. ¿Quiere decir que transcurrido ese tiempo ya no estoy a prueba? ¿Por qué? En mi opinión toda la vida laboral de una persona debería ser un periodo de prueba, de forma que el comportamiento de aquellas personas que caigan en la inacción o el conformismo pueda ser regulado y no afecte al resto de compañeros. Esto favorece la meritocracia y la colaboración, mantiene vivas a las personas y además fomenta niveles de rotación asumibles para que la creatividad y la adaptación al mercado no se resientan. Se me ocurren varias acciones para favorecer el proceso de selección continuo. Entre ellas… Redactar una cláusula expresa en los contratos a través de la cual el empleado y la organización se ofrecen a negociar y acordar periódicamente unos estándares de cumplimiento de objetivos asumibles a nivel individual y colectivo, estableciendo medidas de regulación contractual honestas en consecuencia a este criterio. También creo que sería útil establecer herramientas de feedback globales de proyecto y favorecer la autorregulación de los equipos para contrarrestar los amiguismos o favoritismos en la selección.
 

8) PASA DE LAS POLÍTICAS DE CONCILIACIÓN A LA CULTURA DE BIENESTAR: No necesitar pedir perdón a tu empresa por querer construir una familia, una pareja o un proyecto de vida propio, es algo todavía revolucionario y diferencial en nuestro tiempo. Cuando los trabajadores de una empresa necesitan conciliar su tiempo personal y profesional es porque la cultura de esa empresa es nefasta en términos de bienestar. Como respuesta a esto, muchas organizaciones lideran en la actualidad la implantación de “políticas de conciliación” que están basadas en tres creencias limitantes que no resuelven la esencia del problema: recomendar a sus empleados que no miren el correo electrónico o contesten el teléfono fuera del “horario laboral”, establecer reducciones de jornada y sueldo, o crear ofertas de actividades extraescolares para los empleados. En realidad, todas estas cosas son abrazadas por los empleados como el purgatorio dado que vienen del infierno, sin embargo no cambian significativamente su satisfacción ni mejorar el sentido de pertenencia. No lo hacen porque no se trata de que las personas tengan menos tiempo donde pasarlo mal (trabajo) y más tiempo donde pasarlo bien (vida), sino que se trata de generar ecosistemas de valor en los que las personas tengan la libertad de desarrollar y poner en juego sus habilidades y conocimientos. La clave está en no imponer sino en acordar cuál es para cada persona su ecosistema saludable. Y he aquí una noticia, amigo o amiga: esta percepción de lo que es saludable para una persona cambia con el tiempo y el momento de la persona y con el tiempo y el momento de la empresa. El secreto está en hacer que ambas cosas se encuentren a través del diálogo, nunca con imposición. Las políticas de conciliación son laxas y a menudo incluyen medidas no personalizables que generan una sociedad ridícula en la que muchos tienen hijos para contratar a personas que los eduquen o los cuiden. No me cabe la menor duda de que el actual descenso de natalidad en países occidentales es debido -entre otros factores relevantes- a la falta de tiempo de las personas en edad reproductiva para garantizar una atención familiar de calidad. Como contrapunto a esta realidad, conozco a personas que atienden su correo o su teléfono durante el descanso de una barbacoa en familia en el jardín de su casa porque realmente creen en el sentido y valor de lo que hacen, confían en su empresa porque sienten que su empresa confía en ellos. En estas condiciones la preocupación por conciliar ni siquiera se pasa por la cabeza de la persona porque sabe que cualquier necesidad vital que tenga será respetada y atendida. Su empresa no maneja el látigo sino la cintura. Comparen esto con esas personas que tiemblan al pedir a su jefe tiempo para ir al entierro de un familiar, o para ver una función de su hijo o asistir a una tutoría o actividad con otros padres o madres en el colegio, o para cursar una formación o asistir a un evento que consideran emocionante y motivador. Por mi parte no conozco otro ejemplo más inmediato de cultura del bienestar que yo mismo: Tengo una vida plena en la que disfruto de todas las personas con las que quiero estar cuando quiero hacerlo. Solo he llegado a esto estableciendo unos mínimos de cumplimiento de servicio a mis clientes y sabiendo que lo que hago (mi trabajo) es aquello para lo que realmente valgo (autoconfianza). Por eso para mí no existen grandes diferencias entre fines de semana o días laborables y escribo artículos, imparto talleres o hablo con clientes con la misma naturalidad con la que hago mi vida en pareja, viajo por placer o disfruto una buena comida (me gusta mucho comer bien). No es que yo concilie, es que entiendo mi vida como una unidad. Soy David Criado siempre.
 

9) MEZCLA CONOCIMIENTO Y DELIMITA CAPACIDADES: No es incompatible tener un entorno de trabajo diverso en el que quepan especialistas en humanidades y técnicos de uno o varios ámbitos de negocio, y a la vez delimitar con claridad las responsabilidades en el desempeño. Todos los clientes que han intentado hacer que todo el mundo haga de todo, han acabado enfrentando esta dura realidad: no todo el mundo necesita o sabe hacerlo todo. Hay personas que son todoterreno y pueden crear y a la vez desarrollar, preparar un presupuesto con las mejores estimaciones y atender perfectamente a un cliente, desarrollar una tarea de negocio y a la vez coordinar un equipo de trabajo o un proyecto. Pero la mayor parte de personas es muy buena solo en alguna de estas cosas. La clave creo que reside en tener una mentalidad abierta al conocimiento, algo así como un entorno permeable en el que cada persona pueda destacar por su valía. Esto solo se logra permitiendo que las personas se equivoquen, es decir haciendo que las personas crezcan a través de la experimentación. Son ellas las que deben averiguar para qué valen y para qué no valen, no la empresa o la estructura a la que pertenecen y que -como es lógico- es imposible que les conozca por completo. En este sentido creo muy útiles las entrevistas 121 (one-to-one) entre propietarios de proyectos o tareas (impulsores de ese negocio, actividad o proyecto) y los posibles candidatos a incluirse en ese proyecto. Hacer que las personas decidan qué quieren hacer en función del trabajo disponible -fomentando su autonomía y la conquista de su valor profesional- es sin duda un gran salto cualitativo en las organizaciones de hoy, acostumbradas a decidir por las personas y generar relaciones paternales de dependencia.
 

10) RENTABILIZA EL VALOR DE COMPARTIR APRENDIZAJES: Creo muy útil la existencia de profesionales que puedan enseñar nuevas capacidades a otros compañeros. Hoy más que nunca aquella frontera que Chesborough quiso romper entre talento interno y talento externo está ya superada a nivel real, sin embargo a nivel empresarial todavía valoramos más a las personas que nos visitan que a las que personas que ya somos. Digo valorar saludablemente porque como contrapunto al exceso de valoración ajena que viven muchas empresas, hay algunas que viven un exceso de valoración propia y es conveniente equilibrar esta balanza. En definitiva, no fliparnos demasiado en uno u otro sentido. Para rentabilizar el valor los que somos yo recomiendo crear itinerarios de aprendizaje 101 o “para dummies” en todas las disciplinas de negocio o servicio que atiende la compañía. Asignar a personas de referencia en estas áreas a las que acudir en caso de duda y dotarles de tiempos y espacios para responder las dudas, también es algo realizable si damos un sentido diferencial a nuestro tiempo.
 

11) HAZ CAMBIOS ANTES DE QUE ESTÉS OBLIGADO A HACERLOS: El maestro Seth Godin dijo hace mucho tiempo algo muy cierto que procuro recordar: “El cambio casi nunca falla por producirse demasiado pronto, casi siempre falla por llegar demasiado tarde“. En realidad la mayoría de organizaciones que conocemos simplemente reaccionan, se comportan por adaptación al entorno, no por la creación o anticipación a ese entorno. El problema hoy es que ese entorno cambia a un ritmo desmesuradamente rápido en un contexto impredecible y de acuerdo a condiciones que no puedes controlar. Por todos estos motivos, adaptarse al cambio no es a menudo suficiente si el momento en el que lo haces es ya demasiado tarde. Vivo no pocas situaciones en las que directivos se ven obligados a regular su plantilla mediante despidos porque no fueron capaces de prever un acontecimiento o dibujar un escenario sostenible. Mi recomendación para no verte obligado a hacer cambios con la soga al cuello, es dejar de confiar el futuro de tu negocio a la planificación estratégica (un deseo) y comenzar a confiar el presente de tu negocio a educar el pensamiento estratégico a nivel corporativo y a educar el pensamiento crítico a nivel individual (hábitos conscientes). Para lograrlo, sin duda es muy necesario pasar de una mentalidad de trabajo conceptual o teórica a una mentalidad de trabajo práctica o basada en la experimentación.
 

12) DEJA SER A LAS PERSONAS: No hagas dramas, enfrenta las situaciones complicadas con la esperanza de saber que tu intención es honesta si es que lo es, y si no lo es, haz que lo sea. Procura entender que las personas no solamente pueden realizar tareas productivas, sino que además necesitan hacer cosas aparentemente inútiles o innecesarias para los asientos contables pero necesarias para desarrollar su talento e indirectamente servir mejor a los propósitos de la organización. Hablo de respirar, comer, levantarse al baño, sentirse valorados por su n+1 o saber que su opinión es escuchada cuando toca opinar. En algunos sectores en los que trabajo -quizás el sector educativo es el peor de todos- el tiempo de una persona está milimétricamente ocupado desde que entra hasta que sale sin opción de desconectar o dedicar su tiempo a funciones que garanticen un mejor rendimiento a medio plazo. Es así como las personas se queman y acaban por desencantarse. Contra esto, crear espacios y tiempos para “no hacer nada concreto” sería algo revolucionario en una organización y en mi opinión totalmente necesario. Por otro lado, dejar ser a las personas también implica aceptar que no siempre estarán contentos o sonriendo y que no siempre tendrán un día bueno o estarán en su mejor momento, y que no pasa nada por ello. La vida, vivir, es también todas estas cosas y sería bueno dejar de hinchar la burbuja de la exigencia o en palabras de Owen Jones de la autoexigencia del empleado. Derribemos de una vez por todas ese mito de la eterna sonrisa o de la búsqueda de la felicidad en el trabajo. Con conquistar un entorno de bienestar, ya nos basta y nos sobra, créanme.
 

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Ética maker o el espíritu del cambio

Ética maker o el espíritu del cambio

 “Estábamos acostumbradas a trabajar en grandes organizaciones y a bromear sobre los idiotas de la sede central que inventaban todo tipo de cosas. Ahora debemos hacerlo todo nosotras y no podemos quejarnos de los demás”

enfermera de la empresa Buurtzorg

 

Existe una amplia distancia ética entre aquellos que esperan a que suceda algo y aquellos que hacen que suceda. Vivimos un momento apasionante de cambio que está transformando por completo la forma en la que nos relacionamos y generamos valor como personas. Hoy quiero explicar en qué consiste ese cambio.

He denominado ética maker a este gran cambio de era en el que ERES LO QUE HACES.

La ética maker que hoy formulo no se ha inventado ahora y considero que es la heredera auténtica y genuina de los pensamientos socrático, estoico, budista, cristiano y humanista en nosotros y en nuestras organizaciones.

En el fondo de la reflexión que hoy comparto se encuentra un cuestionamiento profundo sobre los modelos de relaciones en los entornos productivos de esta sociedad del rendimiento. Quiero plantear aquí una alternativa real para favorecer escenarios de humanidad aumentada. Comenzamos.

 

UNA NUEVA FORMA DE ENTENDER LAS RELACIONES

No se puede practicar la ética maker sin abrazar la ética hacker. Explicaré brevemente de qué va todo esto:

Hace años cuando estudiaba las comunidades de desarrolladores de software libre, un texto cautivó poderosamente mi atención.  En el año 2001 el filósofo finlandés Pekka Himanen publicaba bajo licencia abierta un ensayo que ilustraba un nuevo modo de ser y comportarse. Este ensayo se titulaba La ética hacker y el espíritu de la era de la información y en mi opinión es una de las mejores lecturas que cualquier persona puede hacer para comprender en qué consiste el cambio de era que estamos viviendo actualmente. El texto es muy útil para visualizar cómo hemos cambiado a nivel conductual, lingüístico y social y como todo esto ha determinado también nuestra forma de desempeñar profesiones o trabajos. Dos años después de haber leído este texto -han llovido seis años desde entonces- yo mismo escribía por aquí varias reflexiones sobre la posible existencia de ejecutivos hackers en las organizaciones, también redactaba un Incomplete Hacker Manifesto y por último hablaba de ejemplos sobre ética hacker que yo mismo había presenciado viajando por el mundo.

Himanen formulaba ya entonces que las personas habían comenzado a abandonar el antiguo axioma protestante y taylorista del capitalismo industrial basado en el trabajo como castigo y sacrificio; para comenzar a desarrollar nuevas formas de vida a partir de maneras muy diferentes de comprender el tiempo, el esfuerzo y el trabajo. Llamaba a esta relación ética hacker y en ella la acumulación de dinero ya no era el reto aspiracional por excelencia porque el éxito era ya directamente proporcional al grado de reconocimiento social, a la libertad y autonomía para desarrollar el máximo potencial propio, y por último a la identificación y foco con la tareaSobre este cambio habló también años después Tammy Erickson cuando irónicamente exponía una creencia irracional que yo también me encuentro en las organizaciones:

“Here’s one assumption many organizations live by: If you can see your employees working, they’re productive. If you pay them more, they’ll work harder.”

Tammy Erickson, Meaning is the new money, HBR, 2011

El comienzo del siglo XXI por tanto traía una nueva forma de entender las relaciones laborales que modificaba por completo los entornos profesionales. Lejos quedaba aquella división entre la “no vida” (el trabajo, opuesto a la vida real y que maldecía y atormentaba nuestra existencia) y “la vida” (el tiempo libre restante al que tradicionalmente denominábamos “ocio”). Aquella vieja división en la que la vida ocurría fuera de los entornos productivos comenzaba a oler a rancio comenzándose a perfilar el único reto del management ahora.

Por otro lado la ética hacker ponía en valor una forma de vida basada no tanto en exigir cosas a otros sino en hacerlas por nosotros mismos. El respeto ganado a base de reputación social; la reputación social ganada a base de aprendizaje continuo. Ya no valían para la ética hacker esos comportamientos victimistas y dependientes de empleados que demandan cosas sino que se formulaba ya entonces un nuevo estilo de relaciones basado en la responsabilidad compartida y sobre todo en el ejercicio de la autoridad individual. Ya entonces se repetía el famoso mantra zen:

Mira al maestro, sigue al maestro, camina junto al maestro, mira a través del maestro, conviertete en el maestro.

Esta ética hacker daba un marco teórico necesario para comprender la gran revolución que estábamos viviendo hacia personas altamente entrenadas en la tolerancia al error y capaces de regular relaciones saludables a partir de la meritocracia y la cultura del esfuerzo. La ética hacker se alejaba del posibilismo radical y del pensamiento positivo (“Si quieres, puedes”) fomentando una actitud crítico-constructiva y responsable al más puro estilo del maestro Epicteto. Sirva este extracto de un maravilloso artículo del hacker Eric S. Raymond para ilustrar qué es meritocracia y qué es cultura del esfuerzo:

“Nunca asumas que tienes derecho a una respuesta. No lo tienes. Te ganarás una respuesta solo si haces una pregunta sustancial, interesante y que haga pensar— una que contribuya implícitamente a la experiencia de la comunidad y no a solicitar de manera pasiva conocimiento de los demás.”

Eric S. Raymond, Cómo hacer preguntas de manera inteligente, 2001

 

LA ÉTICA MACKER EXPLICADA DE FORMA MUY SENCILLA

Si tienes un hijos de menor de 10 años y vuelve limpio a casa, míralo bien, puede que esté muerto. Todos nacemos hacedores, aprendemos por impulso experimentando. A los seres vivos nos gusta tocar y sentir la vida, interactuar con nuestro medio. Si tu hijo no se mancha, algo no funciona. Porque esa es nuestra esencia y el principio motor de tu naturaleza. Inventamos la escritura para transmitir conocimiento pero las bases de ese conocimiento y de la evolución de todas las especies están fundadas en la experimentación y en la experiencia. Mancharte es la mejor manera de ser.

En realidad yo no aprendo casi nada leyendo decenas de libros y cientos de artículos al año. Como realmente aprendo es experimentando y poniendo en práctica todo eso que he leído. Porque todos los seres vivos necesitamos experimentar. La mayoría de organizaciones no experimentan, la mayoría de organizaciones parecen limpias y perfectas, la mayoría de personas parecen no sufrir altibajos emocionales ni miedos ergo la mayoría de personas y organizaciones están muertas. Lo que yo defiendo y sostengo a diario en mi día a día en las empresas es que es necesario que las resucitemos, que demos vida a las personas dentro de las organizaciones.

Lo anterior implica hacer primero y decir después, crear espacios de diálogo honesto y sincero entre personas, responsabilizar a cada persona de sus actos y no perpetuar estructuras o comportamientos sino adecuarlos a nuestras necesidades.

 

CÓMO PRACTICAR LA ÉTICA MAKER

1) Experimente la duda razonable

Pese a que el método científico es el valedor de muchos de los progresos tecnológicos que hemos logrado como especie, me encuentro a diario con que ha sido desplazado y alejado casi por completo de las organizaciones. El razonamiento lógico no formaba parte de ninguno de los consejos directivos que yo he acompañado durante estos años. La mayoría de ellos a mi llegada teorizaban, burocratizaban y gestionaban por miedo a cometer errores en el camino y no bajo la convicción de que cometerlos y aprender de ellos es parte de la vida. Dudar era un síntoma de debilidad directiva y no de pensamiento crítico y madurez mental. Gestionaban para perpetuar sus certezas y no para comprender sus realidades. Mi trabajo con la alta dirección y con el middle management ha consistido a menudo en entrenar habilidades relacionales y emocionales que les permitieran desintoxicarse del postureo corporativo, esa pose arquetípica que impedía que se sinceraran y disfrutaran de su trabajo.

 

2) Pase del adoctrinamiento teórico al aprendizaje práctico

El verdadero problema de la mayoría de personas es que en algún momento comprendido entre su nacimiento y su edad adulta, dedicaron más tiempo a reflexionar y memorizar acerca de qué es lo correcto (adoctrinamiento teórico) y menos tiempo a practicar y hacer lo correcto (aprendizaje práctico).

El frecuente desdén por el aprendizaje práctico promueve tanto en nosotros como en las organizaciones para las que trabajamos una incoherencia aparentemente insalvable entre lo que decimos y lo que hacemos. Desde nuestra infancia nos resignamos a aceptar ese doble discurso entre “lo ideal” (teórico) y “la realidad” (práctico). Repetimos como papagallos frases como “Sí, todo eso está muy bien pero en la práctica…” o “El papel lo aguanta todo pero esta organización -o yo- somos diferentes” Si me dieran un euro por cada una de las veces que he escuchado estas frases, creo que sería millonario. En realidad se trata de una argucia dialéctica sin ningún sentido lógico que pretende justificar el comportamiento irresponsable, vago y mediocre que a menudo perpetuamos con nuestros actos y nuestras decisiones.

Todo esto no lo hace nuestro sistema de pensamiento esforzado y racional sino ese pensamiento automático y lleno de imprecisiones que nos mueve a diario. Deje de recitar la teoría para traicionarla en la práctica. No disocie los libros de los actos, ni las palabras de los hechos, ni el razonamiento lógico de sus propias decisiones. Se que usted ha crecido creyendo que existen dos vidas: la de la persona que se para a pensar lo que hace y que por ello no hace (no es operativa), y la de la persona que hace y por ello no puede pararse a pensar (es operativa). Pero nada de esto es verdad. Disociar el pensamiento de la acción es resignarnos a la mediocridad y bestializar todos nuestros actos. El aprendizaje práctico también requiere teoría, una cosa y la otra van relacionadas.

La tradición oriental nos enseña que la memorización de la teoría no supone nunca el verdadero aprendizaje y que solo con la práctica se adquiere la sabiduría porque nos permite comprender en nosotros lo que tal vez otros ya dijeron. Muchos grandes maestros no teístas nos han enseñado que acumular una gran cantidad de conocimiento sin prácticarlo es como ir acumulando garrafas de agua mientras crece nuestra sed. Este comportamiento es propio de muchas organizaciones de nuestro tiempo, siempre en una continua búsqueda de sentido teórico sin atreverse a experimentar un sentido práctico y real, pegado a la necesidad y voluntad de las personas.

Vigile la forma en la que usted se comunica. Es imposible no comunicarse. Las formas en las que lo hacemos son sutiles, casi imperceptibles, están ya incorporadas en nuestro inconsciente. 

 

 

3) Abandone la astrología empresarial

He aquí la forma más rápida de frustrar a su gente: Dedique su tiempo a predecir el futuro y escribir cartas astrales a cinco años que todo el mundo deba cumplir. No escuche a nadie para realizar estas previsiones ni las revise nunca una vez hechas, incluso si todo el mercado y el sector en el que trabaja han dado un vuelco completo desde la escritura de la carta astral.

Por el contrario, si no quiere frustrar a su gente identifique su estrategia común con el aprendizaje continuo y la humanización de las relaciones entre personas. El ser humano no dispone actualmente de la capacidad para predecir el futuro, usted no se empeñe en hacerlo. Aprenda a planificar y ejecutar de forma iterativa y abierta.

 

4) Rebaje su nivel de expectativas, luche contra lo perfecto

Usted también tiene una forma aún más rápida de quemar a sus empleados: Lidere a las personas de su organización de acuerdo a lo que usted espera de ellas y no de acuerdo a lo que necesitan las personas a las que sirve (sus colaboradores y clientes). No dialogue ni pregunte, de por supuesto que “lo que usted piensa es de sentido común”. Le garantizo que así podrá hundir la moral de todos sus equipos de forma fulminante y muy certera.

Por el contrario, si no quiere que le odien objetivamente admita que lo correcto no es algo inalterable sino que evoluciona con el tiempo y gracias a la práctica. Agarrarse a una idea de lo correcto o lo perfecto y luego buscar alcanzar esa idea es la principal causa del malestar en las organizaciones. Hablo de expectativas que a menudo ponemos en otros que tienen más de nosotros que de ellos, muy injustamente para ellos pero además dolorosamente para nosotros. Este tipo de comportamientos directivos genera una enorme ansiedad en las personas que lideran tanto como en las que tienen que encontrar la forma de satisfacer esa teoría o prejuicio que no nació de la práctica sino de la mente de una o varias personas “iluminadas”.

Fijamos en algún lugar remoto de nuestro cerebro ese mecanismo de supervivencia que garantiza un nivel de seguridad más tolerable. Así es como ese mismo discurso dual teoría-práctica que le repite un padre a su hijo se va trasladando de la guardería a la escuela, de la escuela a la universidad y de la universidad a todos los despachos. Observamos así como aquel pequeño jersey de lugares comunes y prejuicios que comenzamos a tejer en nuestra infancia procurándonos el calor de la autojustificación y la certeza, nos impide ahora vivir sin gran dolor cualquier tipo de cambio por diminuto que sea. Nos hace autoengañarnos repitiendo una y otra vez discursos llenos de expectativas ilusorias y declaraciones de intenciones alejadas de la realidad de nuestra gente (aquellos a los que deberíamos servir: colaboradores y clientes).

 

5) Deje de hablar y pensar tanto sobre lo que es y hágase a sí mismo

Usted no tiene que convencer a nadie. Relájese y dedique todos sus esfuerzos a ser aquello que quiere ser. Procure el espacio y ritmo necesarios para que el resto de personas puedan seguirle sin dejar de ser fieles a sí mismas.

Recuerde que ningún buen poema ni religión ni corriente de pensamiento en la Historia fueron creados por grandes genios o personas que hablaban de sí mismas sino por extraordinarias personas que lo fueron porque se atrevieron a tener una vida propia de experimentación y de experiencia. Tenemos amplios ejemplos a lo largo de la Historia. Yo, solo como ejemplo, me debo en esencia a todo lo que enunciaron y provocaron tres grandes personajes que no escribieron ni un solo libro : Sócrates, Jesucristo y Siddharta Gautama. Los tres no son conocidos por lo que dijeron sino por lo que fueron, los tres se limitaron a experimentar la vida y animar a otros a experimentarla por sí mismos sin miedo ni necesidad de hacerse daño. No diga, haga.

Abrace la naturalidad de sus actos sin necesidad de postureo empresarial ni barniz corporativo. Atrévase a ser ejemplo de lo que dice y favorezca que otros a su alrededor también lo sean. No anuncie que quiere mejorar la calidad de vida de sus empleados, llame directamente a Juan Pérez y hable de tú a tú con él sobre lo que necesita, sobre sus ideas y sus expectativas y transmítale también las suyas. No generalice, concrete. No escriba, haga.

 

6) Supere el miedo al conflicto y al dolor

El dolor y el conflicto, tanto como la resistencia, forman parte de la naturaleza de los seres vivos. La forma en la que usted los gestiona dice mucho de su calidad como persona. Acepte que si quiere impulsar cualquier tipo de cambio vendrá el dolor pero que el dolor es algo necesario y forma parte del proceso de aprendizaje. No actúe para no causar dolor en sí mismo o en otros. El dolor es solo una consecuencia. Que aquello que mueva sus actos no sea la evitación del dolor sino el disfrute de su sentido y su propósito. El maestro Erich Fromm nos enseña:

“Otro obstáculo para aprender el arte de vivir es creer que se pueda conseguir algo “sin esfuerzo” y “sin dolor”. La gente se ha convencido de que todo, aún las tareas más difíciles, deben poder cumplirse con muy poco o ningún esfuerzo. (…) La primera revolución industrial sustituyó la energía animal y humana por la energía mecánica. La segunda revolución industrial entrega el pensamiento y la memoria a los ordenadores. Esta liberación del trabajo fatigoso se considera como el regalo más grande del “progreso” moderno. Y es un regalo siempre y cuando la energía humana liberada se aplique a tareas más elevadas y creativas. Pero no es eso lo que ha ocurrido. De la liberación de la máquina se ha derivado el ideal de la pereza absoluta, el horror a cualquier esfuerzo verdadero. Vivir bien es vivir sin esfuerzo. (…) El ideal de la vida sin dolor es semejante. Hay que evitar en toda circunstancia el dolor y el sufrimiento físico y particularmente el mental. La era del progreso moderno pretende llevar al hombre a la tierra prometida de una existencia sin dolor. Y en efecto, la gente se crea una especie de miedo crónico al dolor. Son dolorosas muchas pequeñas incomodidades pero también tenemos que estar dispuestos a aceptarlas con alegría y sin enojo si queremos aprender a concentrarnos en lo esencial y corregir lo que está equivocado en nuestra jerarquía de valores”

 

maestro Erich Fromm, Del tener al ser, p.47, Paidós, 2017

 

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Qué hacer si trabajas en #RRHH de una empresa gris

Qué hacer si trabajas en #RRHH de una empresa gris

 

“Al fín y al cabo somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”

maestro Eduardo Galeano

 

Hablo y trabajo a menudo con profesionales de RRHH de empresas grises que invierten mucho tiempo y esfuerzo en sus organizaciones intentando mejorar la realidad de cientos de personas. Veo en ellos mucho dolor y sufrimiento. Es evidente que no es lo mismo trabajar para mejorar la realidad diaria de las personas en una organización innovadora que en una empresa gris. Todo el mundo escribe sobre cómo innovar en un entorno idílico. Yo hoy escribiré sobre cómo hacerlo en un entorno duro y complicado.

Este artículo pretende aportar algunos aprendizajes, ideas y estrategias prácticas para que tú, profesional de RRHH que trabajas en una empresa gris, puedas afrontar con garantías la labor diaria que realizas de una forma saludable. Comenzamos.

 

QUÉ ES UNA EMPRESA GRIS

Defino empresa gris como toda organización que cumple las siguientes características:

  • Cuida de perpetuar su estructura y modelo de negocio (a través del Principio de Peter) antes que de explotar el potencial de las personas que la integran. En este sentido su cultura es altamente endogámica y niega la entropía inherente a cualquier sistema complejo.
  • Su modelo de organización es por lo general jerárquico. Su capa directiva (nivel político) está formada por profesionales sin inquietud que han logrado llegar a la cima a base de perpetuar lo que heredaron y sacrificar su ilusión y creatividad por el camino. Su capa técnica (nivel operativo) está formada por profesionales que consiguen sobrevivir en el silencio y tan solo se convierten en mandos intermedios (nivel ejecutivo) si callan y cumplen. Hablar para poder cumplir mejor es considerado algo excéntrico o inútil. El miedo a las consecuencias por decir algo pesa más que la utilidad de decirlo. No existe ninguna vía real o alternativa de expresión que la cadena de mando.
  • Fomenta la competitividad insana entre sus empleados. A menudo existen comportamientos apoyados consciente o inconscientemente que generan guerras internas entre departamentos, repetición innecesaria de trabajo, falta de coordinación y pérdida continua de energía en diferentes frentes simultáneos, lo que genera una inefectividad latente.
  • Se caracteriza por tener un doble discurso a menudo esquizofrénico entre lo que es (lo que hace) y que dice ser (lo que cree hacer). Este discurso se suele retroalimentar continuamente para evadir directamente la responsabilidad real sobre lo que verdaderamente ocurre. Mantenido durante mucho tiempo, este doble discurso tiende a polarizarse hasta alcanzar niveles absurdos y completamente incoherentes.
  • El estilo de liderazgo que promueve es autoritario o paternal. Los que dirigen tienden a ver a los que ejecutan como personas inmaduras que necesitan aprender antes que a facilitar que sean adultos autónomos que quieran realizarse. Utiliza para ello lenguajes y herramientas de expresión de esta diferencia marcando distancias definidas y claras a través de la indumentaria, los espacios, el trato y sobre todo la voz.
  • No es consciente de su potencial real ni se manifiesta interesada en explorarlo porque centra su esfuerzo en la ejecución continua de procesos mecánicos y repetitivos. Existen expresiones comunes como “no tenemos tiempo para pensar”, o “innovamos mejor mañana que hoy hay trabajo”.
  • Se mueve en términos de búsqueda de la perfección (negando errores u ocultándolos) y no de comprensión de la realidad (aceptando errores y aprendiendo de ellos)
  • Mira continuamente hacia fuera (otros) sin rentabilizar lo que tiene dentro (nosotros)
  • Incuba y alimenta una cultura conservadora con LO QUE YA ES (falta de autocrítica) y escéptica con LO QUE PUEDE LLEGAR A SER (falta de visión de oportunidad).
  • Se comporta en clave de propiedad y no de apertura. Tiende a querer apropiarse de todo lo que considera brillante, en lugar de establecer alianzas o respetar ideas favoreciendo la creatividad basada en la autonomía. Hasta el punto de que su propia cultura es capaz de fagocitar y anular ideas o negocios brillantes que necesitan otro tipo de desarrollos y cultura.
  • Vive de un posicionamiento que logró en el pasado pero que no será sostenible en el futuro. Ve cambiar el mundo desde lejos sin atreverse a ser parte de ese cambio.
  • Sobrevalora las viejas ideas que “siempre han funcionado” y minusvalora las nuevas ideas que pueden funcionar mejor.

Hasta aquí mi definición de una empresa gris. No solo acompaño a muchas de ellas con mucho gusto sino que además he trabajado en algunas de ellas durante muchos años.

Veamos ahora cómo acompañar el cambio cultural de estas empresas desde RRHH salvando algunos errores muy comunes que espero, lector o lectora, que te aporten un buen aprendizaje.

Lo primero que yo haría si estuviera en tu lugar sería pedir ayuda a profesionales externos. Realmente este es un punto a favor que te aportará perspectiva sobre la ingente tarea que acometes.

Paralelamente adoptaría tres estrategias de acción y actitud como profesional de RRHH:

  • Pasar del victimismo a la autocrítica
  • Pasar de la imitación a la autenticidad
  • Pasar del Top Down al Bottom Up

 

PASAR DEL VICTIMISMO A LA AUTOCRÍTICA

La realidad es dura y lo comprendo. Muchos profesionales de RRHH que lidian con este duro panorama -sin duda el más frecuente del mercado- se sienten indefensos e incomprendidos cuando proponen cambios en la gestión del talento de su organización.

Por un lado la función de RRHH es vista por sus compañeros como “una maría” que no sirve para nada porque nada va a cambiar. Por otro lado, el resto de departamentos y la capa directiva de la empresa a menudo no les apoya en su labor de una forma real que transforme conceptos en acciones. Además existe a día de hoy una tercera realidad a la que se enfrentan los departamentos de RRHH de las empresas grises: ni siquiera los candidatos quieren entrar en ellas y cuando entran y conocen la cultura, no dudan en irse.

La respuesta fácil -y el camino más frecuentemente transitado- por parte de un profesional de RRHH ante esta triple realidad (rechazo interno + incomprensión directiva + falta de atractivo externo) es caer en el victimismo. Las formas más frecuentes de hacerlo en foros profesionales de RRHH o en conversaciones entre compañeros de departamento son estas:

  • Achacar la desafección de los candidatos a causas externas como por ejemplo a una inmadurez generacional, a un exceso de EGO en los millenials, a una intolerancia al fracaso en los que vienen de la universidad o a una falta de coherencia del mercado. Decir que la formación de los candidatos es insuficiente o que la calidad de las Escuelas de Negocio es lamentable (dato: nunca España ha estado tanto y tan bien formada como ahora con independencia de que haya mucho aún que mejorar).
  • Desconfiar de los que han triunfado en sus políticas de gestión del talento defendiendo que lo han hecho por suerte o a través del engaño a sus empleados, a los que se les ha vendido una moto que se han creído.
  • Pensar que puedes atraes a los mejores sin ofrecerles lo mejor. Creer que las personas se han formado durante años, han adquirido experiencia y han invertido en su valor para que tu puedas hacer con ellos lo que quieras sin necesidad de ser auténtico o sincero solo porque “tienes una marca” es cuanto menos algo pretencioso.

La respuesta difícil -y el camino menos transitado- por parte del profesional de RRHH es la autocrítica. Creo que el mercado laboral ha roto la vieja idea de fidelidad a una empresa y que la captación y fidelización de talento depende de generar proyectos atractivos y abiertos que despierten el interés de las personas sin necesidad de apropiarse de sus vidas o ideas por completo. Los profesionales se han cansado de ser “carne” y ahora buscan que su trabajo se valore. Las empresas siguen seleccionando pero también ahora los candidatos seleccionan. Muchos grandes amigos de RRHH han llamado a la estrategia que cuida y abraza esta nueva realidad Employer Branding. Nos ayuda más aceptar que vivimos en un entorno cambiante con un nivel de incertidumbre e inestabilidad muy elevados, que negarlo. En definitiva:

  • Si los candidatos no te quieren, míratelo, no mires a otros.
  • Si ya no te sirve tu nombre para atraer a otros, no cambies ese nombre sino lo que significa para otros. Solo cuando tu significado (y no solo tu significante) cambien, volverás a ser tan atractivo y guapo como antes.

 

PASAR DE LA IMITACIÓN A LA AUTENTICIDAD

En definitiva se trata de pasar de querer ser algo que no eres a querer ser algo mejor de lo que eres. Entender que eso ya es mucho te ayudará a dormir mejor y sentir que tu trabajo es útil.

Hay tonalidades de grises que debemos recorrer antes de conquistar el resto de colores. No pasa nada por ser gris, de hecho yo creo que las empresas grises no existirían si no fueran necesarias. El problema viene cuando no aceptamos que nuestra empresa es gris y queremos pintar su fachada de colores sin comprender que todos sus órganos y sistemas siguen siendo grises. Lo más importante para tí, como profesional de RRHH, es que no sufras el Síndrome de Estocolmo empresarial y esa identidad gris te acabe transformando por completo. Se trata de mantenerte en el difícil equilibrio que supone jugar en una cultura gris sin la necesidad continua de demostrar que tú también tienes el resto de colores. Y esto nos lleva al siguiente aprendizaje…

La mayoría de departamentos de RRHH en empresas grises que conozco quieren ser algo que no son sin respaldo directivo. Y esto me apena porque les mueve una voluntad sincera de cambiar las cosas pero no comprenden que a menudo es más productivo y saludable trabajar para ser una versión mejorada de lo que ya eres. En mi carrera no me ha ayudado nunca nada pretender luchar contra la realidad, más bien lo que mejor me ha funcionado es aliarme a ella. De verdad entiendo que cuando un profesional de RRHH vive una realidad dura, mire siempre a otros intentando imitar éxitos y partiendo siempre de una expectativa de cambio máxima. No obstante, y comprendiéndolo, también se que es un suicidio profesional. Querer ser algo que no eres sin respaldo directivo no solo te va a doler a tí sino que le va a doler también a otros. Si trabajas en una empresa gris, acepta que trabajas en una empresa gris, intenta comprender todas las características que hemos enunciado al comienzo de este artículo y trabaja a partir de ellas. No eres Google, ni lo necesitas para cambiar las cosas. Trabaja a partir de lo que eres, no de lo que quieres ser.

Si no cuentas con directivos disruptivos que quieran cambiar las cosas, se pueden liderar miles de iniciativas interesantes sin necesidad de atentar contra tu nómina ni pretender que otros atenten contra la suya. Deja de engañarte y de engañar a otros. Cualquier intento de camuflar que eres una empresa gris va a quedar en evidencia. Ya puedes hacer Desayunos con el Presidente, pintar tus paredes con palabras muy bonitas, rellenar la oficina de colores, poner un parking para bicis, mandas newsletter, crear un blog, hacer una web muy accesible,… que si eres una empresa gris y los de arriba no quieren cambiarlo (porque funciona) seguirás siendo una empresa gris. Acéptalo y quédate o no lo aceptes y vete. No des guerra a quien no quiere tenerla.

Y si te quedas, no quieras ser o parecer importante para unos pocos (directivos), trabaja cada día para ser útil para todos los demás (a menudo cientos o miles de empleados).

 

PASAR DEL TOP DOWN AL BOTTOM UP

Me resulta también muy frecuente encontrar a profesionales de RRHH de empresas grises que quieren abarcarlo todo, que pretenden liderar el cambio ellos solos sin la ayuda de departamentos de negocio. Seré claro: esto es imposible. Sin la participación activa ni la colaboración de las personas que trabajan en la organización y son la fuerza productiva, ningún plan magnífico puede ser exitoso.

Creo que la clave del cambio en las empresas grises está en estrategias Bottom Up, que generen aprobación y aceptación en los empleados (para mí son claves los mandos intermedios) y que consigan empujar cambios desde abajo.  Sin embargo lo que frecuentemente me encuentro son estrategias Top Down, pensadas en la cima para ser ejecutadas abajo. Esto -por muy bien intencionado que sea- genera a menudo cierto rechazo a nivel operativo, sobre todo en organizaciones que están acostumbradas a presionar mucho al empleado y manejar niveles de incomunicación entre las capas muy altos (como es el caso de las empresas grises).

Estrategias Bottom Up son todas aquellas que se formulan o bien con la participación directa de los empleados o bien desde sus necesidades reales. De este modo, y ya que puede que no contemos con el apoyo directo y continuo de la cima de la organización, garantizamos que los cambios que promovemos puedan contar con el apoyo de una masa crítica de la organización que empuje la adopción de mejoras que redunden en resultados. Es importante comprender que la cima de las empresas grises no comprende el lenguaje de la mejora de vida del empleado, tan solo comprender el de la mejora de resultados. Por tanto cualquier acción que hagamos debe tener este fin ya sean cambios en conciliación, fidelización, carreras profesionales, gestión de proyectos, clima laboral, mejora de la comunicación, trabajo en equipo, eliminación de barreras entre departamentos, etc…  Y contar con la mayoría de empleados en la consecución de estos resultados es más inteligente que solo contar con nuestro esfuerzo como RRHH.

 

Espero que todos estos aprendizajes te hayan resultado útiles.

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Este artículo necesariamente está ligado a otros muchos que he escrito en esta misma casa, que es la tuya. Entre ellos destaco:

Qué está pasando en RRHH hoy

Claves para la gestión de RRHH en tu organización

El único reto del management ahora

Claves para entender el nuevo management

Cómo liderar el cambio cultural en tu organización

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La práctica del equilibrio en nuestras relaciones

La práctica del equilibrio en nuestras relaciones

peter animals

 

“Las buenas decisiones provienen de la experiencia. Y la experiencia proviene de las malas decisiones”

maestro Mark Twain

 

Escribo este artículo con el ánimo de ofrecer al lector o lectora una visión ordenada de las destrezas que considero nucleares para la práctica del equilibrio en las relaciones humanas. Considero que todos debemos entrenar estas destrezas a diario con independencia de que en ocasiones tengamos mayor o menor acierto al aplicarlas. En este texto enumeraré una a una las habilidades que considero claves para lograr ecuanimidad, mesura y sensatez en los actos y los juicios. Comenzamos.

Sostengo que las habilidades relacionales son la clave básica para lograr resultados útiles en cualquiera de las disciplinas humanas y en cualquiera de los ámbitos de tu vida. El equilibrio es importante en nuestras relaciones. Nos proporciona salud mental y emocional constantes y nos asegura una mentalidad crítica con la que afrontar los reveses de la vida. Para lograr este equilibrio defiendo que es necesario entrenar tres destrezas:

 

CONSCIENCIA

Sirve para percibir la realidad.

No es tan importante ser perfecto como ser consciente. La coherencia total es una ilusión dañina de la mente. No encuentra más equilibrio quien se abandona al deseo de lo perfecto que quien practica la acción consciente. Ser consciente de cada acto o juicio que emitimos consiste en aceptar que la realidad es lo que es y no lo que nos gustaría que fuese. Por contra, la búsqueda de la perfección siembra el árbol de cuyo fruto se alimenta la ansiedad. Porque toda frustración viene dada por una percepción de la realidad, no por la propia realidad.

Abandonar la pretensión de que alguien sea perfecto o demoler las continuas figuras idealizadas que construimos alrededor de los demás (personas queridas, referentes, empleados,…) nos ayuda mucho a manejar discursos humanos y diálogos realistas. Si yo me comporto desde la exigencia moral a otros y juzgo a las personas por tan solo uno de sus actos, estaré alimentando el demonio de la decepción. Si yo me comporto desde la comprensión a otros y juzgo sus actos concretos, accederé al principio del diálogo y del entendimiento.

A menudo mucha gente me pregunta intrigada cómo puedo soportar estar solo durante tanto tiempo en mis viajes o cómo puedo soportar en soledad el peso del enorme sufrimiento que a diario veo en las personas y organizaciones que acompaño. Aunque como todos tengo mis momentos de tristeza y desánimo, reconozco haber logrado una vida saludable. Y he aquí mi secreto:

Ser consciente consiste en estar atento y apreciar. Mantener el foco en lo que ocurre y disfrutarlo. Si bien creo como el maestro Christopher McCandless que la felicidad solo es real si se comparte, también se que para apreciar y estar atento solo hace falta uno. El canon budista utiliza las expresiones “vigilar” y “ver” para referirse a “atender” y “apreciar”.  En los versos 64 y 65 del Dhammapada se explica de este modo:

Si durante toda una vida un insensato vive con un sabio, nunca llega a conocer la senda de la sabiduría, del mismo modo que la cuchara nunca llega a conocer el sabor de la sopa. Pero por el contrario si un hombre que vigila y ve (que está atento y aprecia) pasa tan solo un momento con un sabio, no tarda en conocer la senda de la sabiduría, como la lengua conoce el sabor de la sopa.”

A menudo veo a mucha gente que me repite las expresiones “Es una pena que esta persona no se de cuenta de…”, También en ocasiones me descubro a mí mismo pronunciándola. En verdad, si una persona vive sin atender ni apreciar su realidad, siendo un mero instrumento por el que pasan los acontecimientos (cuchara) y no un agente activo que percibe y saborea lo que ocurre (lengua) no podemos pedirle ni esperar más de él. Sería pretender algo imposible.

Ser consciente consiste en aceptar que no hay otra cosa que el presente. Ser consciente consiste en aceptar que no podemos comprenderlo todo en su completa extensión y que es más útil focalizar nuestra atención en lo que ocurre y vivirlo. El gran libro del Shobogenzo, guía natural para valientes, explica este dilema del siguiente modo:

“Cuando un pez nada, sigue nadando y el agua no se acaba. Cuando un pájaro vuela, sigue volando y el cielo no se acaba. Desde las épocas más remotas jamás un pez se salió del agua nadando, ni un pájaro se salió del cielo volando. Pero cuando un pez necesita un poco de agua, se limita a usar ese poco; y cuando necesita mucha,
usa mucha. Así las puntas de sus cabezas están siempre en el borde externo (de su espacio).

Si un pájaro vuela más allá de ese borde, muere, y lo mismo ocurre con el pez. Con el agua el pez hace su vida, y el pájaro la hace con el cielo. Pero esta vida es hecha por el pájaro y el pez. Al mismo tiempo, el pájaro y el pez son hechos por la  vida. Así hay el pez, el agua,y la vida, y todos se crean recíprocamente.

Sin embargo, si hubiera un pájaro que quisiera examinar primero el tamaño del cielo, o un pez que primero quisiera examinar la extensión del agua, y luego tratara de volar o de nadar, nunca podrían moverse en el aire o en el agua.”

 

RESPONSABILIDAD

Sirve para saber qué papel debo adoptar en esa realidad.

Una buena política de selección de talento, tanto como una buena selección de tu pareja, debe seleccionar a personas responsables, no a personas perfectas. El enamoramiento, tanto como los procesos de selección, son fases iniciales en una relación entre las partes. La psicología social ha llegado a la conclusión de que en estas fases iniciales bien por atracción o bien por voluntad, se produce siempre una idealización de la persona seleccionada. A menudo en estas primeras etapas de la relación suspendemos nuestra capacidad crítica, supeditando nuestros intereses reales a largo plazo a nuestra conexión y deseo a corto plazo. Algunos compañeros profesionales de RRHH con los que suelo hablar, están a favor de que toda la vida laboral de una persona sea un proceso de selección diario en el que la persona se haga responsable de sus actos y juicios. Para ello proponen -y no me parece descabellado- que existan mecanismos de control de resultados y comportamiento que evalúen la responsabilidad de esa persona y su grado de implicación.

Ser responsable con uno mismo significa hacerte cargo de tus actos y tus juicios, con independencia de lo que opinen otros.

Ser responsable con los demás significa hacerte cargo de las consecuencias de tus actos y tus juicios, con independencia de lo que opines tú.

Ser responsable con uno mismo y con los demás no significa no hacernos daño o no hacer daño a otros, sino evaluar todas las opciones y elegir aquella que sea más efectiva y acorde con nuestras intenciones.

 

EMPATÍA

Sirve para actuar en consecuencia.

Empatía no es simpatía. Pero ¿qué es la empatía? Intentaré explicarlo:

Hace poco en la remota región de Zagora, en el desierto del Sahara, memoricé el instante mágico en el que un joven nómada amazigh hizo hablar música a un laúd anciano mientras cantaba en su lengua historias de amor en el desierto. En aquella jaima hizo vibrar cada cuerda soportada por el mástil, su voz contuvo la mirada de todos los presentes y sus notas sedujeron mi conciencia. Yo escuchaba atentamente música, que es como decir que escuchaba un lenguaje desconocido que no puedo leer y no practico pero que sencillamente me atrevo a entender y disfrutar.

En esto consiste la empatía, en hablar a menudo lenguajes que uno desconoce o realidades que uno en principio no comparte, para acceder a ellas y entenderlas sin necesidad de abandonar por completo lo que somos.

 

Estas tres destrezas creo que contribuyen al equilibrio en las relaciones humanas y espero, lector o lectora, que te ayuden en la conquista diaria de entornos saludables. Las tres destrezas Conciencia, Responsabilidad y Acción (que yo identifico con acción empática) son también las tres claves que la mayoría de escuelas de acompañamiento blando (coaching, mentoring, counseling, facilitación) o acompañamiento duro (psicología terapeútipa o psiquiatría) emplean en sus sesiones.

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