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alzaré mi voz hacia el pasado…

Lewis_Tappan

“Hablo de mis antepasados. Alzaré mi voz hacia el pasado, hasta el comienzo de los tiempos y les suplicaré que vengan a ayudarme en el juicio. Llegaré hasta ellos y haré que entren en mi. Tendrán que venir porque en este momento soy la única razón por la que han existido.”

Cinque, esclavo africano durante la preparación del juicio sobre el amotinamiento del barco Amistad ante el Tribunal Supremo de EEUU

En algunas lenguas africanas no existe traducción para los verbos condicionales de modo que resulta inconcebible cualquier otro escenario diferente a hacer algo o no hacerlo. En la mayoría de lenguas indoeuropeas y latinas existen interminables matices verbales para expresar que algo puede ser condicional. Además de estos vericuetos lingüísticos existen culturas, estructuras y actitudes especializadas en burocratizar y desdibujar mensajes. Y sin embargo este ejército de indeterminación no puede postergar nunca la fe en los principios esenciales que a lo largo de la historia nos han hecho ser autores de las mayores proezas y de los desastres más lamentables. En una de mis películas favoritas, el film Amistad (Spielberg, 1997) que recrea uno de los juicios más famosos en la historia estadounidense, podemos encontrar amplias razones para creer en la libertad como la base de nuestra razón de vida. Más aún ahora cuando oscuros intereses financieros cuestionan que el conjunto de una ciudadanía libre sea capaz de asumir el gobierno de sus asuntos propios.

Desde la determinación inicial del empresario y abolicionista Lewis Tappan pasando por la defensa de Roger Baldwin hasta el alegato final del ex-presidente Adams ante el Tribunal Supremo, el juicio de los Estados Unidos contra el barco español Amistad es un ejemplo de cómo talentos a menudo divergentes son capaces en equipos adaptables de generar un valor indescriptible. Contra los intereses de todo un reino de España, de dos capitanes de marina americanos y de dos capitanes cubanos, más de 30 supuestos esclavos africanos fueron puestos en libertad sin cargos gracias a la labor unívoca de la experiencia (un ex-presidente), la motivación (un filántropo que creía en la libertad como derecho inalienable), la realidad (un esclavo erigido como representante de su pueblo) y la ambición honesta (un joven abogado con necesidad de ganar un juicio).

Este es íntegro el alegato final del ex-presidente John Quincy Adams -interpretado por Anthony Hopkins- ante el Tribunal Supremo de los Estados Unidos. Este alegato duró en la realidad más de un día de juicio con no pocos legalismos que se omiten en el relato de 1997:

“Señorías,
es para mí un gran consuelo constatar que mi colega el Señor Baldwin ha defendido el caso tan eficaz y detalladamente que apenas me resta nada que decir.
Sin embargo, ¿por qué estamos aquí? ¿Cómo es posible que una simple cuestión de propiedad se haya ennoblecido tanto como para ser argumentada ante el Tribunal Supremo de los EEUU de América? ¿Tememos que los tribunales inferiores que fallaron a nuestro favor no averiguaron la verdad? ¿Es eso? ¿O es que nuestro miedo voraz a la guerra civil nos ha hecho cargar de simbolismo a una cosa que nada tiene que ver con ella? Ese miedo nos impede ver la verdad aunque se alce ante nosotros alta y orgullosa como una montaña.
La verdad… A la verdad se la ha alejado de este caso como a una esclava… Azotada por los tribunales… Vejada y humillada… Y no por la gran sapienca legal de la acusación, debo añadir, sino por el largo y poderoso brazo del jefe del Estado. No es una simple cuestión de propiedad. Es el caso más importante que se ha presentado ante este tribunal. Porque a lo que en realidad concierne es a la naturaleza misma del hombre.
Estas son las transcripciones de las cartas cruzadas entre el Secretario de Estado, John Fortside, y la Reina de España, Isabel II. Les ruego que las consulten como parte de sus deliberaciones. No me referiré a ellas ahora pero sí a una curiosa frase que se repite con frecuencia. La reina una y otra vez se refiere a la incompetencia de nuestros tribunales, que podrían ser más de su agrado. ¿Un tribunal que se pronunciara contra los acusados? Creo que no. Y este es el detalle importante: Lo que quiere Su Majestad es un tribunal que se comporte como los suyos. Tribunales con los que esa niña de 11 años juega en su mágico reino llamado España. Un tribunal que haga lo que se le ordene. Un tribunal juguete, como una muñeca. Un tribunal del que seguro que nuestro propio Presidente, Martin Van Buren, se sentiría orgulloso.
Esta es una publicación de la oficina presidencial. Se titula… Revista de la presidencia. Seguro que todos la leen. Al menos seguro que el presidente espera que todos la lean. Es un número reciente. Incluye un artículo que está escrito por una aguda mente del Sur… ¿No será mi antiguo vicepresidente John Calhoun? Podría ser. Dice que: “Nunca ha existido una sociedad civilizada en la que una parte de ella no haya medrado a costa del trabajo de otro. Podemos retroceder lo que sea… hasta la antiguedad o los tiempos de la Biblia. La historia nos lo confirma: En el Edén donde sólo se crearon dos seres incluyo allí uno estuvo subordinado al otro. La esclavitud siempre nos ha acompañado y no es ni pecaminosa ni inmoral. Más aún. Igual que la guerra y el antagonismo son naturales en el hombre, lo es la esclavitud, tan natural como inevitable.”
Caballeros, debo decir, que difiero de las agudas mentes del Sur, y de nuestro presidente quien comparte sus opiniones y afirmo por el contrario que el estado natural del hombre, y sé que se trata de una idea polémica, es la libertad. La libertad. Prueba de ello es hasta donde puede llegar un hombre, una mujer o un niño para recuperarla. ¡Romperán todas sus cadenas! ¡Diezmarán a sus enemigos! Lo harán una vez y otra y otra contra todo evento, todos los prejuicios, para regresar a su hogar.
Cinque, ¿quiere levantarse por favor? Así le verán todos. Este hombre es negro, eso es evidente pero, ¿podemos ver con la misma facilidad algo que es igualmente cierto? ¿Que él es el único héroe que hay en esta sala? Si él fuera blanco no estaría de pie ante este tribunal defendiendo su vida. Si fuera un blanco esclavizado por los ingleses no podría estar de pie bajo el peso de tantas medallas con las que se le habría recompensado. Se escribirían canciones sobre él. Los grandes autores escribirían libros sobre su vida. Su historia se narraría y narraría en nuestras clases. Nuestros hijos, porque nos ocuparíamos de ello, conocerían su nombre tanto como el de Patrick Henry.
Si el Sur tiene razón, ¿qué podemos hacer con ese documento tan embarazoso, la Declaración de Independencia? ¿Qué hacer con esas pretensiones? Todos los hombres son iguales, derechos inalienables, vida, libertad… y así sucesivamente. ¿Qué hacemos con todo esto? Haré una modesta sugerencia: Romperlo.
La otra noche estuve hablando con mi amigo Cinque. Vino a mi casa y estuvimos en mi invernadero. Me explicó que entre los miembros del pueblo Mende, al que pertenece, cuando un Mende se encuentra en una situación extremadamente desesperada, invoca a sus antepasados. Tradición… Un Mende sabe que si puede convocar a los espíritus de sus antepasados es porque nunca le han abandonado y que la sabiduría y la fuerza que ellos concibieron e inspiraron, vendrán en su ayuda. James Madison, Alexander Hamilton, Benjamin Franklin, Thomas Jefferson, George Washington, John Adams… Hace mucho que nos resistimos a pediros ayuda, quizá porque temíamos que al hacerlo estábamos reconociendo que nuestra individualidad, que tanto veneramos, no es enteramente nuestra. Quizá porque temíamos que podría interpretarse como debilidad. Pero hemos comprendido al fin que no es así. Ahora entendemos -se nos ha hecho entender y abrazamos ese entendimiento- que en realidad somos quienes éramos.
Necesitamos vuestra fuerza y sabiduría para vencer nuestros temores, nuestros prejuicios. Dadnos valor para hacer lo que es justo. Y si eso implica la Guerra Civil, ¡adelante con ella! Y cuando eso ocurra, que sea por fin la última batalla de la Revolución Americana.
He terminado.”

Varias lecciones aprendidas de este caso y de la capacidad de superación y análisis de la realidad en perspectiva. No las compartiré esta vez. Solo daré las pinceladas de cualquier posible éxito:

Asume tu responsabilidad: Crea un equipo cuyo límite sea el cielo. Tócalo. Define cada nube habitable por los otros. Haz que respire libertad sin que te ahogue. Crea nexos de unión entre esas nubes. Haz que cada hombre en la Tierra sueñe con tocarlas. Encuentra al final de cada túnel esa nueva definición para la palabra HOGAR. Vive y haz que vivan. Porque un hombre hecho a sí mismo es siempre un hacedor de otros. Porque, tal y como decía Emily Dickinson:

“No sabemos cuán altos somos / hasta que nos alzamos; / y entonces, si estamos listos para crecer / nuestra estatura toca los cielos. / El heroísmo que recitamos / sería una cosa cotidiana / si no se nos doblaran las rodillas / por el miedo a ser reyes”

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“We never know how high we are / till we are called to rise; / and then, if we are true to plan, / our statures touch the skies / The Heroism we recite / would be a daily thing, / did not ourselves the Cubits warp / for fear to be a King –”

 

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una plataforma de talento

una plataforma de talento

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“Jamás conocí a un pistolero tan listo que llegase a su 35 cumpleaños. Hay algo que he aprendido de los pistoleros. Siempre hay uno más rápido y cuanto más usan su revólver antes le encuentran”

                       Conversación entre Wyatt Earp y Bill Clanton en la película Gunfight at the OK corral (John Sturges, 1957)

 

Como el personaje de Wyatt Earp en este fantástico western, hace tiempo me dí cuenta de algo. A la hora de tener una oferta de valor en materia de innovación no se trata de ser el más listo ni el más novedoso. Porque como le sucedió a uno de los hermanos Clanton, siempre habrá alguien más listo que tú. Cuanto más asediemos el mercado, antes daremos con ese alguien. No es una estrategia sostenible a medio plazo. Sin embargo cada día me encuentro con colegas que intentan competir con uñas y dientes contra aquellos que a menudo comparten su mensaje. Siguen una estrategia darwinista de supervivencia. Consideran que solo ellos tienen la posesión de un determinado concepto innovador, de modo que lo diseñan, lo venden y lo explotan recelando de los otros. Establecen estrategias y criterios de propiedad sobre sus ideas y no dudan en atacar el mercado de forma individual. Ven a aquellos que formulan ideas en su misma línea de negocio, como pistoleros a los que hay que eliminar. Para transformar o cambiar entornos tradicionales de trabajo emplean sus mismas fórmulas: compiten con horarios abusivos, deprecian ofertas por debajo de coste y ofrecen aquello que no tienen. En la mayor parte de casos se consideran expertos en algo despreciando la capacidad de otros. Trabajan por eliminar cualquier capacidad de despegue de aquellos que están empezando. Desconfiando de otros y frenando el avance de aquellos que van llegando para renovar el sector, no hacen más que desplegar un espectáculo de inseguridad que les define. No cultivan la cantera del sector porque ellos quieren apropiarse de un sector. De hecho muchos comienzan a manejar un lenguaje incomprensible para el ser humano medio y acaban despegando del suelo sin haber preparado ningún paracaídas.

El problema es que la historia de las empresas exitosas más recientes, nos demuestra que incluso cuando tú has creado un mercado, la tendencia al monopolio es autodestructiva. Al final siempre mueres por empacho.

Hablaré claro. Todos los días hablo con personas que tienen grandes ideas, de hecho agradezco estar rodeado de gente con una gran capacidad de generar grandes ideas. No obstante muy pocos asumen como propio el reto de pensar en necesidades reales desde la base, metiéndose en la piel o la realidad del usuario de innovación.

Ahora hablaré de mí. Si Wyatt Earp hubiera intentado enfrentarse a los dos hermanos Clanton, a los dos hermanos McLaury y a Claiborne él solo con su familia probablemente el desenlace hubiera sido diferente. Sin embargo contó con la ayuda de Doc Holliday que sentía afecto por él y se sentía parte de su causa. En lugar de rechazar o ignorar su ayuda por considerarlo un forajido, aceptó que se uniera al grupo y tomara el duelo como propio. Creo que yo hago algo similar y creo que mucha gente se siente parte de un sueño del que he perdido la propiedad absoluta. Y no me importa. Porque lo que me importa a mí, lo que les importa a todos aquellos que se unen a este sueño, es que todos podemos sacar beneficio de él.

Mi sueño nació como un duelo personal contra la crisis y el estatismo de aquellos que quieren cambiar las cosas pero que luchan entre ellos. Son, al igual que la gente a la que intentan cambiar, esclavos de su marca, sea personal o profesional. Parece que en esa merienda de egos que cotidianamente se encuentran y retroalimentan, no caben nuevos comensales sino es usando su misma estrategia de exclusión. Cada día cuando me levanto de la cama asediado por las facturas visualizo cómo seguiré construyendo ese ecosistema. El viaje hacia este ecosistema pasa de momento por la existencia de una plataforma de talento colectivo que produzca beneficio para todos aquellos que se acercan a mí o a los que me acerco.

Trabajo con la realidad. Se que a la gente le gusta conservar su independencia o su autonomía, pero también se que necesitan beneficios. Por eso la plataforma explota la idea de que 1.000 profesionales independientes trabajando por una misma idea -la transformación de equipos o modelos de negocio- es mucho más coherente y valiosa que 1.000 asalariados bajo el rodillo uniforme de una estructura corporativa. Eso es la iniciativa vorpalina. Trabajamos como equipo por proyectar nuestras estrategias de cambio a la sociedad.

Catastroika: el mito de la privatización

Catastroika: el mito de la privatización

catastroika

 

“Es la libertad o la tranquilidad. Tú eliges”

Tucídices

Termino de ver Catastroika (2012), un documental griego de los mismos creadores de Debtocracy (2011). El documental que ha sido rodado por medio de crowdfounding (financiación colectiva a través de la red) se puede descargar libremente en su web oficial. Os lo recomiendo. También podéis contribuir a la realización de otros documentales o reportajes mediante donación.

Realmente estamos dormidos y vivimos en un tiempo loco en el que no encuentro sentido a esta gran paja mercantilista a la que estamos asistiendo. Particularme en España muchas de las medidas que estamos tomando con los últimos dos gobiernos me chirrian bastante y creo que nos hacen esclavos de un futuro triste por el que ninguno hemos trabajado ni nos merecemos. De hecho desde hace año y medio cada vez estoy más convencido que la “crisis” es un producto de marketing exitoso generado por el sector financiero para provocar beneficios aún más inmediatos en una escalada de crecimiento insostenible. Todas las medidas que se están tomando para “rescatar a Grecia” no están rescatando a ningún griego -esto es un hecho- sino que están cuidando de los prestamistas y los bancos a base de aumentar la deuda griega de forma aún más rápida de lo que ya crecía. Ninguna de las medidas “redentoras” del BCE o del FMI enriquece la zona sobre la que se proyecta sino que la empobrece aún más. Cada vez creo menos que haya una crisis financiera real y cada vez veo más claro que muchos la estamos pagando (personalmente estoy sufriendo mucho) y pocos la han parido para beneficiarse ahora de ella. Creo que se trata del mayor timo de la estampita jamás ideado por el hombre. Y el sistema de engaño masivo ha sido, no me cabe duda, admirable.

Porque claramente vivimos en deudocracia como los autores nos sugerían en su anterior documental. La deudocracia es ese mercado de la deuda que se generó para poner correas a los estados cuando estos empezaban a controlar demasiado. Con la vuelta de tortilla actual, con los mercados controlando los países (las banderas cada vez se parecen más a marcas en declive), algunos espíritus libres griegos han realizado este documental. El reportaje expone y argumenta la sinrazón absurda del modelo de privatización total de la troika, auspiciado por el FMI, un tipo concreto de clase financiera y la Unión Europea. Este modelo resta control público sobre los bienes comunes a la ciudadanía y se lo da a empresas desregularizando mercados. Los casos no exitosos de privatización que destacan en contra de este proceso incoherente desde el punto de vista lógico y social son los siguientes:

  • Alemania Oriental donde se generó una cultura de privatización que contribuyó a una burbuja empresarial que incrementó el paro en un 20% y cuyo máximo exponente, Treuhand, la agencia creada para la privatización de todas las empresas del este, tuvo ganancias por valor de 60.000 millones y pérdidas por valor de 300.000 millones cuando en sus balances esperaban una ganancia de 600.000 millones bajo el gobierno de Helmut Kohl. Esta deuda todavía no ha sido pagada por completo por Alemania aunque no se incluye nunca en el presupuesto alemán. En Alemania, desde donde se promueve la privatización eléctrica en países deudores, se está viviendo un proceso de remunicipalización de la electricidad en detrimento del sector privado.
  • Chile bajo la dictadura tutelada de Pinochet que vivió un proceso de privatización basado en la consolidación del concepto de DEUDA externa que generó dependencia exterior y contribuyó a la demolición controlada de la participación del Estado en las decisiones públicas hasta nuestros días.
  • Argentina, que se convirtió en un laboratorio del neoliberalismo en los 90 y de la que el director del FMI dijo literalmente que “entraba en el nuevo siglo con una base económica muy sólida”. Estas palabras fueron pronunciadas un año antes del colapso argentino en 2001 y justo en el momento que toda la riqueza del Estado y la explotación de recursos naturales se vendiera por partes a inversores extranjeros privados.
  • Gran Bretaña bajo las decisiones lamentables de Margaret Tatcher y posteriormente de John Major en la privatización del mantenimiento de infraestructura pública (ferroviaria mayoritariamente) y en el intento de privatización del agua,  que ha llevado a la pérdida de miles de millones de libras en subvenciones públicas y a una situación de descontrol gestor mucho peor que la vivida anteriormente
  • Rusia en lo que se conoció como Catastroika en la década de Yeltsin y que llevó a un desembarco masivo de capital en el control de los bienes y servicios públicos que generó un nivel de desigualdad sin precedentes incluso en el declive de la era soviética.
  • EEUU donde se desregula el mercado eléctrico hace veinte años: construcción, operación y propiedad eléctrica intentando dejar el sistema de distribución al Estado. En palabras de un experto, “desregularizar el mercado eléctrico es un mito, se trata de un monopolio natural: solo un cable va a tu casa y no puedes elegirlo”. Las tarifas hasta ese momento eran controladas. A partir de entonces, Enron comienza a subir sin límite el precio de coste de la electricidad, el resto de las 5 competidoras junto con Enron dejan incluso de producir electricidad para generar escasez en el mercado y subir el precio del kilowatio/hora. Existen grabaciones telefónicas de gestores de Enron riéndose del corte del suministro eléctrico a abuelas en California para poder justificar subidas de tarifas. El negocio era redondo: las empresas recibían dinero del contribuyente por fabricar electricidad que nunca generaban y a su vez cobraban al contribuyente precios un 1000% más elevados en horas punta. La consecuencia fue una infraestructura eléctrica lamentable que sufría apagones a principios del año 2000 y una espiral de competitividad sin regulación que provocó que incluso estas empresas tuvieran pérdidas.
  • Francia en su capital París bajo la protección, amparo y promoción de su entonces alcalde Jacques Chirac dando la gestión del agua a dos empresas Suez y Veolia cuyos directivos y ejecutivos son a su vez consultores en estos momentos del FMI y están estrechamente vinculados al BCE. De hecho un antiguo directivo de Veolia se encargará de la privatización del agua griega. Desde que Veolia gestiona con Suez el agua parisina, su precio se ha incrementado un 260%.
  • Italia tras el desembarco del gobierno mesiánico de Mario Monti y la destitución del inefable Berlusconi, que tras un referendum popular en el que el 96% de la población votó en contra de la privatización del agua, en estos momentos se estudia bajo imposición de los mercados la más que posible privatización del agua.
  • Europa entera con el Tratado de Maastrich donde se promete que la desregularización eléctrica bajará precios y mejorará servicios. Nunca más se supo…
  • Grecia donde la troika europea campa a sus anchas y está tomando decisiones en la línea de las anteriores en materia de infraestructuras y demolición del sector público. Contribuyentes griegos que han estado pagando impuestos durante décadas y que ahora se encuentran con una riqueza entregada por completo a financieros externos que son los mismos que provocaron internamente y en su mayor medida el colapso griego. Se calcula que las ganancias de las primeras medidas, 50.000 millones de euros (está por ver si se darán) irán integramente a acreedores y no serán reinvertidas de acuerdo a anuncios de la propia troika, en los griegos. A pesar de ello la troika ha fijado que cualquier coste de las privatizaciones recaerá sobre los griegos. La privatización del agua en Atenas y Tesalónica, cuyas instalaciones han empeorado, ha supuesto un incremento de precios del 20%. La privatización eléctrica en Grecia ha sido lamentable ya que ninguna empresa privada ha invertido en ella hasta 2006 por el lento retorno de inversión. La solución que se planteó en 2006 fue insultante: subir el precio de las facturas al contribuyente griego para hacer atractiva la inversión a las empresas. Surgieron entonces supuestos “proveedores” que simplemente eran intermediarios que pagando 60.000 EUR adquirían licencias (unas 63 se concedieron) y tomaban todo su valor de la red eléctrica pública sin invertir ni un céntimo en generar nueva electricidad. La troika les liberó del compromiso de tener que justificar que tenían electricidad para venderla. Tampoco pagaban nada al Estado por la producción y distribución de “su servicio”. El proceso ha seguido su curso y gran parte del dinero ganado ha ido a Suiza. Sin más. En este caso, en 12 años de desregularización eléctrica no ha existido beneficio, no se ha reducido burocracia y el servicio es cada vez peor. La dependencia energética ha aumentado y la factura del usuario ha subido un 80%. Sin embargo sí se ha reducido algo. El empleo nacional que provocaban las empresas públicas era de 35.000 trabajadores, ahora las empresas concesionarias han precarizado o subcontratado servicios y emplean a 22.000 personas. Han crecido los accidentes mortales a causa del empeoramiento de las infraestructuras y la calidad de la red.

Dice Naomi Klein en el documental que en la época en que Milton Friedman y el resto de buitres preparaba su banquete, se decía en el FMI que las leyes del neoliberalismo eran como las leyes de la ciencia: eran válida en cualquier situación, contexto, época o lugar. Con independencia de entrar a valorar la opinión de estos salvajes, parece como si privatizar fuera la solución a eso que se inventaron para controlar el poder público y que se llama “crisis de la deuda”. Esta deudocracia que promueve la privatización genera -en palabras de los propios expertos de Harvard y Chicago cuyas escuelas idearon el neoliberalismo- ganancias a corto plazo y destrucción de la economía a largo plazo.

El otro punto importante del que habla el documental es de la insultante, impúdica y contumaz privatización de las universidades que se comienzan a convertir en espacios cuyo éxito se evalúa no por el nivel de educación que generan sino por lo adaptadas o no que están a los mercados. Es, tal y como se comenta, un proceso de asimilación de las universidades públicas a las privadas en la mercantilización de la educación. Es decir, la educación no es un derecho sino un producto más del mercado.

El documental incluye esta reflexión literal que no quiero dejar de compartir con vosotros: “La crisis que el sector privado ha generado se convierte en un pretexto para un ataque general e indiscriminado al patrimonio público heredado”.

Nota: en el documental algunos economistas de Harvard aluden a Bolivia y Ecuador como procesos modélicos de recuperación de bienes públicos. En mi opinión estos procesos de estatización no son del todo ejemplares aunque la negativa de Rafael Correa a pagar la deuda externa y su posterior compra encubierta a los propios acreedores para mejorar los servicios sociales en Ecuador me parece loable.

Nota: Para más información sobre algunas de las ideas compartidas en este documental, podéis visitar algunas de las entradas que escribimos sobre otros documentales acerca del sistema financiero y el neoliberalismo. En concreto sobre Collapse (2010), Capitalism: a love story (2009), Shock doctrine (2010) e Inside Job (2011) Añadimos a estas recomendaciones el documental ¿Y tú, cuanto cuestas? sobre el consumismo y la irresponsabilidad social derivada.

3 películas para 3 valores

3 películas para 3 valores

goodwill

 

Listening the song Between the bars, Elliott Smith

Vivimos entre barrotes. Podemos leerlo entre líneas en esta bonita canción de Elliott Smith. De hecho podemos vivirlo porque todos sabemos que los barrotes más fuertes nunca son de hierro. Los que apostamos con todos nuestros recursos por el cambio lo sabemos. La mayor parte de barrotes están hechos de prejuicios, tradiciones, culturas, valores establecidos. Estamos instalados en pequeñas celdas de seguridad imbricada, recluidos como castigo a nuestro afán de libertad, buscando la esperanza o diseñando instantes que bloqueen el silencio. Yo trabajo para hablar a través de estos barrotes. Lo hago cada día -entre otros- con Gloria, una maravillosa mujer que forma parte de uno de mis equipos y que se une al club de lectores de este blog. Bienvenida y feliz lectura en adelante 😉

Una de las obras que más me ha reconciliado durante años con la honestidad humana es la película Good Will Hunting (2007) escrita y protagonizada por Matt Damon y Ben Affleck. La película se desarrolla en el ambiente real en el que ambos actores se conocieron en Boston cuando eran estudiantes y fue una apuesta personal cuyo guión final, tras varias revisiones, se pagó a nada menos que 800.000 dólares. Considero la película una obra de referencia en la historia del cine. Sin más. Esta noche la veo por sexta vez y aún descubro grandes lecciones y nuevo valor en cada escena. Hace poco utilicé la película en un taller y esta noche repasando apuntes he descubierto el dulce tema del fallecido Elliott Smith que acompaña algún momento especial de la película. Hace tiempo el cantante dijo en una entrevista lo siguiente:

Depresiva” no es la palabra que yo usaría para describir mi música, pero hay algo de tristeza en mi música. Creo que tiene que estar ahí para que la felicidad en ella realmente importe.”

Interesantes palabras sobre la felicidad. Elliott Smith murió con 34 años de dos puñaladas autoinfligidas en el pecho en un aparente suicidio aún no esclarecido mientras su pareja estaba encerrada en el baño tras una dura discusión. Su tortuosa vida es digna de aparecer en uno de los libros que más marcó mi adolescencia: La lucha contra el demonio de Stefan Zweig. Su vida me recuerda en algunos instantes de su biografía a la vida de Heinrich Von Kleist, también muerto con 34 años y uno de los biografiados en el libro de Zweig. La historia de Elliott Smith está plagada de pequeñas luchas contra las drogas, el alcohol, la depresión y un tardíamente diagnosticado y medicado TDAH. Su legado musical en esta película -en la que trabajó con el gran compositor orquestal Danny Elfman– es algo más que un regalo. Se trata de un testimonio de genialidad en mitad de la particular lucha épica de Will Hunting contra su miedo personal a amar a los demás. El año en el que Gus Van Sant le pidió a Smith que le ayudara con la música de la película, corresponde con una de las peores etapas personales del cantante continuamente intoxicado por el uso de antidepresivos, pero también corresponde con su mejor etapa profesional tras el álbum Either/Or, sin duda su mayor éxito. Mi personal balance de la vida de Elliot Smith es tremendamente positivo y tiene que ver con escuchar y leer sus dos canciones Between the bars y Angeles. Ambas letras hablan de su continua lucha contra el demonio y ambas canciones aparecen en la película ganadora de dos estatuillas.

Imagínense a ese cuerpo frágil de Elliot sentado en el el escenario del Kodak theatre cantando ante miles de celebrities su particular mensaje de esperanza. Interesante contraste. Una de las estatuillas -estaba cantado- fue para el guión de Damon y Affleck, la otra fue para un gran actor cuyo trabajo me ha acompañado durante años en mi crecimiento personal y que también ha sufrido episodios de alcoholismo y adicción a la cocaína.
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La persona que a lo largo de su carrera ha interpretado a u loco locutor Adrian Cronauer (Good Morning Vietnam, 1987), al loco profesor John Keating (Dead Poets Society, 1989) y a tres extraordinarios doctores como son el doctor Malcom Sayer (Despertares, 1990), el doctor Sean Maguire (Good Will Hunting, 1997), y el doctor Patch Adams (Patch Adams, 1998) es el gran intérprete Robin Williams. Realmente  las cinco películas anteriores son magníficas y algunas de ellas relatan las historias reales de superación de personajes que siempre me han fascinado. Por eso no me arriesgo a decir que en esta película hace su mejor interpretación pero sí diré que la relación entre su personaje (el terapeuta) y el joven genio problemático es sin duda la clave de la película.

Existen particulares luchas contra el demonio que también me generan no poca admiración. Es por ejemplo el caso del personaje ficticio Luke Jackson inventado por el escritor Donn Pearce e interpretado en el cine por Paul Newman en Cool Hand Luke, 1967, un hombre es condenado a dos años de trabajos forzados por romper un poste de aparcamiento. La película (traducida como La leyenda del indomable) es también ilustrativa sobre la capacidad de liderazgo natural y personal de un hombre que lucha contra sus propios miedos y por forjar su propia identidad. En este caso además en un entorno claramente hostil de abusos morales por parte del establishment. Esta rebeldía contra lo impuesto, contra la autoridad incuestionable, que ha sido un continuo valor a lo largo de mi vida, se ve reforzada también por la clave de comedia dramática que aporta la música de Schifrin a la película del gran Stuart Rosenberg.
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Para cerrar este repaso a mis últimas revisiones cinematográficas de la gran lucha contra el demonio (el personal, el profesional, el vital) he de confesar que anoche vi de nuevo -esta vez he perdido la cuenta- The magnificent 7 (John Sturges, 1960). Además de recordar diálogos enteros de memoria, he revivido la estrecha relación entre esta adaptación de Sichinin no samurai (Los siete samuráis, Akira Kurosawa, 1954) y los diferentes tipos de motivación que mueven a personas y equipos a lograr cumplir sus retos. En ambos películas -americana y japonesa- 7 luchadores a sueldo prestan ayuda a pueblos oprimidos que no pueden pagar a cada uno más que 7 platos de arroz al día o 20 dólares por 6 semanas de trabajo. ¿Por qué entonces asumen ese reto? Lo asumen -y así se reconoce a lo largo de ambas películas en varios diálogos clave- por su propio honor de luchadores, por una necesidad de cobijo y reconocimiento tribal, porque se identifican y se respetan entre sí y necesitan un reto que les una, porque se siente parte del proyecto y no propiedad suya, porque saben que lucharán por algo en lo que creen. Con indiferencia de que la acción se desarrolle en el Japón del siglo XVI o en la frontera del oeste de Estados Unidos en el siglo XIX, el demonio contra el que ellos luchan es el mismo contra el que luchan la mayor parte de equipos y se llama también IDENTIDAD. El precio de esta búsqueda a menudo es elevado pero casi siempre, si uno es fiel a su viaje iniciático en compañía o en soledad, se encuentra recompensa en la memoria de los otros.

aparcado

aparcado

Cartel promocional de Parked (2010)

In the middle of the journey of life, I was in a dark wood.where I lost the true path. And so we came forth and once again beheld the stars

Esta es la particular versión personal de William Styron sobre el comienzo del Canto I del Infierno de la Divina Commedia con la que Fred habla a su amigo Karl por última vez en esta maravillosa película. No diré más de este momento. Mi descubrimiento de hoy es Parked, película que no ha sido traducida al castellano y que fue estrenada en Irlanda en 2010. En ella Colin Meaney hace una gran interpretación de una persona que ha perdido todo en la vida salvo el coche en el que duerme en un aparcamiento junto al mar.

Se trata de una historia de ficción que recrea una relación entrañable entre un hombre que aparentemente no tiene nada, un joven drogadicto que aparca junto a su plaza de aparcamiento y con el que logra entablar una relación de amistad que le cambiará la vida, y por último una mujer finlandesa que vive en su comunidad y a la que conocen de forma casi fortuita. Fred no recibe asistencia del Estado por no disponer de una vivienda habitual y a pesar de ello da lo mejor de sí mismo a su amigo Karl y a la misteriosa profesora de piano Jules. Una historia de amistad, orgullo y dignidad, un relato de riqueza humana y moral en medio de la más absoluta miseria material.

El genial primer verso del Canto I del Infierno de Dante dice así:

“Nel mezzo del cammin di nostra vita mi ritrovai per una selva oscura ché la diritta via era smarrita”

“En mitad del viaje de nuestra vida, me encontré a mí mismo en medio de un bosque oscuro, donde el camino recto se había perdido.”

Puede que perder el camino recto de la vida haya sido mi único objetivo sostenible hasta esta frase. 🙂

Algún amigo de la red reflexionó antes sobre este verso en su blog. También desde otra perspectiva aquí.