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Radiografía de nuestro tiempo

Radiografía de nuestro tiempo


 

“Pensé VOY A MORIR pero me dije IMPOSIBLE, VOY A NATURHOUSE'”

maestro Raúl Cimas

 

Hoy hablaré de nuestro tiempo. Lo haré desde el sentido del humor y el compromiso. Trataré de pintar un retrato lo más certero posible de nuestra época, ese conjunto de realidades cada vez más crudas en lo económico y cada vez más fragmentadas y egoistas en lo relacional. En esta sangría continua que destila un hercúleo torrente de desilusión, ansiedad, parálisis, desengaño, pérdida de esperanza y agotamiento, me dedico -como recomienda el maestro Cadenas- a florecer en el abismo.

Este extenso artículo incluye los siguientes apartados:

  • Cambio de ciclo histórico
  • Apóstoles de la confusión masiva
  • Personas distraídas
  • Empresas muy perdidas y profesionales de apoyo mediocres
  • Ética del inadaptado

Hace tiempo escribí dos artículos en estrecha relación con este que lees: La práctica de lo complejo frente a la tormenta perfecta y también en la misma línea Por qué parece que el mundo se va a la mierda. Ambos artículos planteaban una descripción de nuestro tiempo desde un nivel muy macro. Sirva el presente texto para completar esta visión en lo más inmediato y cercano.

Comenzamos.

 

CAMBIO DE CICLO HISTÓRICO

Creo que vivimos una época de plena decadencia caracterizada por procesos intensivos de psicologización, aceleración, atomización, victimización y evasión de la realidad. No pasa nada por reconocerlo. Hay épocas fértiles y provechosas en la historia del desarrollo de la humanidad y épocas que son lo más parecido a un pozo negro. Y pese a fuegos artificiales tecnológicos y apariencias de progreso económico, vivimos un tiempo lamentable en términos éticos. A nadie se le escapa que esta época es una crisis continua, el claro declive o la resaca de tiempos anteriores, un tiempo de clara transición en el que estamos pagando una a una y de repente las consecuencias tardías de la Edad Moderna.

El problema de nuestro tiempo es que la realidad cotidiana de nuestras vidas (eso que alguien llamó la historia presente) se escribe por omisión y dejadez y no por acción o compromiso. Ocupadas en una enorme cantidad de distracciones ideológicas, culturales y ostentatorias (bendito Veblen), la mayoría de personas ha perdido la conexión y la referencia de las cosas verdaderamente importantes. Hace años me preguntaba por qué lo que digo y hago despertaba una atención creciente. Ahora ya no tengo duda: resulto interesante porque el sentido de la realidad más básica es hoy apenas un vestigio residual de un tiempo pretérito. Lo que digo y hago a diario le resulta cada vez más interesante a la gente porque la uniformidad social es cada vez mayor y la ética del inadaptado se convierte en algo curioso en consecuencia.

Vivimos un cambio de ciclo histórico fundado en el declive de un modelo de relaciones socioeconómico que resulta ya insostenible y que lleva 2 décadas devorándose a sí mismo. Quizás sea bueno echar un breve vistazo a la historia reciente de los últimos 150 años para darnos cuenta de que todo lo que estamos viviendo y vamos a vivir en adelante, es la consecuencia de un sueño irreal del que empezamos a despertarnos:

En las décadas de 1870, 1880 y 1890 los inventos técnico-científicos y los descubrimientos inéditos en la transformación de la energía en trabajo productivo, contribuyeron a desarrollar una industria incipiente y desmedida que sentó las bases de un crecimiento urbano nunca antes visto. El modelo de macrociudades contaminantes nunca fue puesto en entredicho a tenor de los sucesivos e incuestionables logros humanos en la lucha contra el dolor de la vida, esto es, en el camino de la cura de enfermedades y el retraso de la muerte. Las mejoras en la higiene, el saneamiento, las comunicaciones, los transportes, la producción material en cadena, la distribución a escala de productos y servicios, y en general el acondicionamiento progresivo de las comunidades humanas urbanas como lugares de prosperidad realtiva, tenían como contrapunto un alejamiento cada vez más masivo de las personas respecto a los ritmos y ciclos naturales. Aunque unos pocos alertaron entonces de este peligro, la fiebre del progreso nos cegaba a todos en una escalada de competitividad por ser los más individualistas, nacionalistas y modernos.

Las décadas de 1900, 1910 y 1920 contribuyeron a la creación de las sociedades de masas y el consumo especulativo gracias entre otros factores al fuerte desarrollo industrial y las mejoras sustanciales en la producción, distribución y acceso a los alimentos.

La década de 1930 fue la verdadera resaca de toda la borrachera del repentino éxito anterior. Lo fue al más puro estilo de una pesadilla colectiva al término de la cual estalló la mayor guerra humana de toda la Historia, esa que enfrentó a todos contra todos, y dejó a la práctica totalidad del mundo occidental en ruinas salvo a los Estados Unidos de América, y a la práctica totalidad del mundo oriental en una especie de fiebre tiránica desmedida que generó sufrimiento, hambre y más guerra.

En las décadas de 1940, 1950 y 1960 las sucesivas evoluciones del keynesianismo habían dado lugar a la creación de estados del bienestar colectivos tras la rápida reconstrucción de las naciones heridas. Todo ello parecía prometer la lenta salida de la Humanidad de la pobreza y una reducción real de las desigualdades. Pintaba bien hasta que todo en las sociedades cambió.

En la década de 1970 comenzó la lenta decadencia de las grandes ideologías y el derribo programado de la Modernidad sin aportar alternativas factibles al malestar creciente.

A partir de la década de 1980 las sucesivas mutaciones del capitalismo financiero global, generaron una ficción momentánea de progreso que se prolongó a duras penas hasta la década de 1990.

Pero ya desde la década de 2000 estas dinámicas extractivistas y privativas, que favorecían el aumento del consumo al tiempo que desposeían a las personas de riqueza relativa, fueron potencialmente aceleradas por la emergencia de las tecnologías digitales en una espiral de crecimiento descontrolado que aumentó drásticamente nuestra capacidad destructiva del planeta afectando a la totalidad de las especies y poniendo en cuestión nuestro actual modelo de vida fundado en el deseo, el petróleo y en la deuda. Digamos que a partir del año 2000 el capitalismo financiero que nos había traído grandes progresos acelerados sin necesitar pensar en sus límites naturales, se topó con su propia frontera. No dejó de explotar el mundo natural y comenzó a explotar a gran escala la alta rentabilidad de nuestras emociones. La pérdida de la idea de verdad o la actual confusión que voy a retratar aquí responden a los nuevos canales de comunicación -o incomunicación- que nacen en esta época.

Solo entonces -es decir, solo desde hace unos años- comenzamos a escuchar a los que nos advertían del suicidio colectivo, comenzamos a darnos cuenta de que este sueño de 150 años -con episodios abruptos de pesadillas- ha sido en realidad un extenso preámbulo de todo lo que nos está ocurriendo y en adelante nos ocurrirá. Hablo de una concentración de la riqueza sin precedentes fruto de un empobrecimiento masivo por estancamiento salarial y ruptura del mercado de trabajo, hablo de una polarización social inédita desde las grandes guerras, hablo de una atomización de las personas que impide su movilización colectiva, hablo de una ruptura de las tradiciones y tiempos vinculados a los afectos, hablo de una emisión de moneda como nunca antes se ha visto, hablo de carestía de alimentos y pérdidas significativas del nivel de vida, y hablo sobre todo de una tiranía tecnológica acrítica que pone el destino de la humanidad en la mano de 4 o 5 discapacitados morales.

El propio mercado (la dinámica acrítica y productiva empresarial), incapaz de remediar su propia ambición de crecimiento exponencial continuo, se ha pasado las últimas décadas favoreciendo una precarización social bajo la aspiración insaciable de mayores beneficios. De acuerdo a una encuesta realizada a 10.000 personas de entre 16 y 25 años en 10 países, la revista científica The Lancet concluyó que el 45% de la población encuestada se sentía emocionalmente afectada por la destrucción medioambiental continua, el 56% daba por hecho que “la humanidad está condenada”, y el 66% consideró directamente que el “futuro es aterrador”. Los colegios de psicólogos de varios países occidentales han elaborado manuales de recomendación para abordar posibles patologías vinculadas a la ansiedad climática o lo que se ha denominado ecoansiedad. Las emociones asociadas a la ecoansiedad se mueven en el arco incapacitante que va de la indignación y la tristeza al enfado, la impotencia, la desesperanza o la resignación, según Javier Garcés Prieto, presidente de la Asociación Española de Estudios Psicológicos y Sociales.

En resumidas cuentas, lector o lectora, vives en una época clave en la que todo está mutando.

 

APÓSTOLES DE LA CONFUSIÓN MASIVA

Desde mi castillo de paz contemplo la dispersión masiva. Me veo a menudo hablando con personas y observándoles como si fueran extraterrestres. A mi sensación ya histórica de sentirme fuera de lugar, se une ahora la certeza de que la estupidez -que siempre había permanecido como algo cotidiano pero controlado- cumple ya una función normativa y hegemónica. En su ánimo de salir adelante tratando de combinar infructuosamente el sistema de valores heredado y la emergencia de nuevos símbolos, convenciones y referencias, la persona posmoderna se halla indefensa en una situación de vulnerabilidad constante de la que presume por medio de un ambivalente comportamiento: de un lado la persona no para de compartir su opinión de mierda, y de otro huye de la verdad de su vida a través de continuos “postureos”.

Por un lado casi todo el mundo tiene una opinión de todo pero casi nadie tiene un compromiso con algo. Por otro lado las personas que no tienen nada que decir son las que más hablan porque son las que mejor distraen. Estas personas, grandes apóstoles de la confusión masiva, son prescriptores de discursos totalizantes y aborrecen los matices. Reconozcamos que vivimos en un tiempo en el que lo que más predomina es el ruido y la basura. Ante tal océano de mierda, la persona posmoderna se abandona al primer predicador o el más llamativo profeta en una batalla por la atención sin tregua en la que cada individuo es un vendedor obtuso y vergonzoso de sí mismo. Todo esto genera el caldo de cultivo perfecto para una nueva cultura de consumo del mundo fundada en la alienación continua y la destrucción del tejido social.

 

PERSONAS DISTRAÍDAS

Las personas andan distraidas. Confunden a diario lo superfluo con lo importante, su voluntad con la Vida. En esa especie de búsqueda que jamás termina, veo a cientos de personas sufrir constantemente. Pican de un sitio y de otro, recorren atajos sin salida, compran tal o cual relato. Ante este magma continuo de confusión, trato de mantenerme al margen del foco de atención del mundo y habito las pequeñas cosas: el estado de ánimo de uno, las lágrimas inconsolables de otra, la búsqueda infinita de amor sin compromiso de otra, las ganas de vivir sin trabajar de aquel, la alegría estacional de este, el sexo vacío de tal o cual persona, la mentira constante de unos o la aplastante verdad de otros.

Comerás comida BIO etiquetada altamente cara y medianamente natural y saludable por la que hace solo 1 generación todo el mundo a tu alrededor pagaba la mitad porque simplemente se llamaba “comida normal”, comerás insectos para que otros puedan comer carne y pescado, te ducharás con agua fría, ganarás lo justo para consumir el suficiente número de gilipolleces innecesarias que hacen rico a otro, no leerás un solo libro y repetirás opiniones adulteradas y frases de autoayuda y divulgación vertidas en mil podcasts, deambularás y comprarás una moda ideológica y la siguiente porque no tendrás criterio, votarás por miedo a la menos horrible de las opciones políticas sin involucrarte en ellas, irás al gimnasio para sentirte bien con tu cuerpo porque tu alma ha sido desahuciada, “trabajarás” tus emociones con ayuda de un terapeuta o un limpiador de conciencias para soportar la sociedad de mierda a la que contribuyes, la mitad de tu vocabulario será inglés, escucharás música vulgar con mensajes idiotizantes y vejatorios, emprenderás un negocio convencido de tu propia heroicidad asumiendo un riesgo tremendamente alto sin emitir ninguna queja ni sindicarte, puede que nunca te jubiles ni descanses pero pondrás la lavadora a las 3 de la mañana, la calefacción a 17° y el aire acondicionado a 32 para saberte alguien ecológico, irás encantado a trabajar en bici, no tendrás familia pero sí mascotas, tu mente habrá pasado toda una vida soñando con un amor que nunca llega mientras tu cuerpo se entretiene alquilando el cuerpo de otros, vivirás sin propiedad en un zulo coqueto alimentando el patrimonio y la calidad de vida de otro, fluirás de género para encontrarte, utilizarás lenguaje inclusivo porque eres abierto y tolerante, te conectarás a mi aplicación móvil y ganaré dinero con todo lo que haces, no tendrás nada pero dirás que es una elección de vida propia porque eres estoico, envejecerás solo y con cada vez menos amigos y personas a las que les importes, verás películas a la carta en tu televisor y tomarás todas tus decisiones en función de aquello que resulta más rápido o barato, socializarás a través de una pantalla, habrás viajado por el mundo entero sin sentirte parte de ningún lugar, comprarás las últimas mierdas electrónicas que pronto caducarán solo para sentirte bien y al día, querrás vivir eternamente y congelarás tus neuronas porque te importa un huevo el ciclo de la vida y quieres vivir eternamente, serás la abuela de tu hijo y el padre de tu gato, huirás continuamente del esfuerzo y el dolor, te convencerás de que tu vida es maravillosa, y aunque cada año que pase estés más y más podrido darás charlas motivacionales diciendo que eres feliz. Pero al final de cada día de tu vida -tal y como si fueras el viejo Prometeo- no podrás escapar de las consecuencias de tus actos y llegará siempre un momento justo antes de dormir en el que te pares un segundo a pensar en tu vida y te sepas completamente solo y vacío. Trata de curar entonces esa profunda y enorme herida con dinero, con profetas o con tecnología, y luego vienes y me dices qué tal ha ido. O mejor dicho, comienza a vivir de forma diferente…

Aprende a combatir la homeopatía intelectual, la compra compulsiva de discursos simplistas, de obras de divulgación que son sobre todo obras de vulgarización. Aprende a peregrinar a las fuentes, bebe del manantial eterno de la sabiduría sin sentir la necesidad de simplificarla ni el impulso lascivo y adormecedor de comer a dos manos la digestión de otros.

Recuerda el maestro William Blake que “el camino del exceso lleva al palacio de la sabiduria”. Hace ahora 29 años falleció el maestro Charles Bukowski. Su vida fue devorada por la inmensa sombra del antihéroe y eterno vagabundo Henry Chinaski. Hank siguió con dignidad y sucio realismo la senda del perdedor hasta su muerte. Su epitafio reza: NO LO INTENTES. Genial máxima de vida que hoy incumplimos a diario. Pareciera que nuestro tiempo es el lugar cronológico donde se suceden hasta el infinito los intentos. Nadie mantiene bien ni finaliza nada porque lo único que todos hacemos es intentarlo. Comenzamos infinitas acciones que jamás concluyen y que en todo momento se interrumpen. Y en esta dispersión continua perdemos día a día nuestras vidas.

Otro epitafio que resume por completo la condición humana me viene hoy a la memoria. Es el del Martinus von Biberach, aquel teólogo que murió allá en 1498. En su tumba reza una inscripción: “Vivo pero no se por cuánto tiempo / Moriré pero no se cuándo. / Voy y generalmente no se hacia adonde / Me pregunto si soy feliz” Si las personas con las que hablamos a diario fueran sinceras, reconocerían que su vida no dista mucho de este antiguo epitafio. El problema hoy es que casi todo el mundo presume de lo contrario.

Veo a muchos chavales con alergia al dolor y la tragedia y con adicción al placer y la risa. Viven distraídos, desmoralizados e insatisfechos. Son pasto de sofistas. Veamos que enseña el maestro Aristóteles sobre todo esto: La vida consiste ante todo en aprender a afrontar el dolor. Quien teme el dolor, aleja la vida; quien lo afronta, la multiplica. Educarse es saber dolerse bien. Todo dolor es una lección. Aprendemos también o sobre todo cuando sufrimos. Abrazar una vida despreocupada en la que huimos continuamente del dolor, no solo no nos ayuda a superarlo sino que lo atrae con más. fuerza Precisamente porque los jóvenes occidentales o del norte temen sufrir, los jóvenes orientales o del sur sufren por ellos e incluso aquellos mismos acabarán finalmente sufriendo.

Una buena educación consiste en aprender a filtrar las emociones morales y sociales para que lo bueno genere placer y compasión y lo malo provoque temor y rechazo. Para distinguir una cosa de la otra hay que aprender a vivir el dolor, a sentirlo y superarlo. Si no hacemos esto, confundiremos nuestras emociones sociales y creceremos adorando lo malo para nosotros mismos y los demás, y rechazando y alejando de nosotros lo bueno. Quien teme el dolor no se compromete. Quien huye del dolor se convierte en víctima de sí mismo. LONG LIFE TO DISLIKE. Al crear generaciones de personas que solo buscan satisfacer sus deseos y viven para lo que quieren, multiplicamos sociedades que solo perfeccionan la manera de herirse a sí mismas. Lo que no me gusta me fortalece, pero si vivo evitando lo que no me gusta, si huyo de ello y lo cancelo, alejo de mí el aprendizaje y por tanto alejo de mí la vida. El modelo de la virtud de la polis griega no era el honor o la satisfacción propia subjetiva (manipulable y relativa), sino el bien común objetivo (compartido y cívico). Aprender a afrontar el dolor es aprender a recibirlo y gestionarlo, y no a obviarlo o negarlo. Nunca alcanzarás la satisfacción si solo persigues tu interés y deseo propios. Siendo rico de tí mismo serás inmensamente pobre de todo lo demás.

Convive a diario y con valentía con la oscura noche del alma. A lo largo de la historia de las culturas humanas ha existido una forma recurrente y simbólica de expresar momentos de tránsito y dolor en la vida de toda persona. Desde el comienzo de los tiempos rapsodas, cronistas y poetas de todas las épocas y todas las latitudes se han referido al afrontamiento periódico del abismo como la larga noche o la noche oscura del alma. Contra la luz del fuego que ilumina nuestra alma y como complemento a la sensación de refugio que nos abraza (focus es foco pero también es hogar), una gran sombra se cierne cada cierto tiempo sobre nuestra vida cuando experimentamos el vértigo existencial. Esa certeza consciente de la soledad cósmica nos envuelve hasta creernos solos y a menudo nos abandonamos a su suerte.

Podría determinarse la entereza de una sociedad o incluso de una época por la medida en la que sus habitantes no necesitan negar, ocultar o dar la espalda a cada una de sus sombras. Pero se diría que nuestra época se caracteriza por la alergia o la huida del dolor. En términos jungianos hemos dejado de enfrentarnos a nuestras sombras, así que el inconsciente personal aflora, se fortalece y aumenta. No convivimos con ellas sino que las negamos y así ampliamos nuestra herida. Cuando esa herida se convierte en colectiva se hace parte de nuestra condición y ni los 7 sabios de Grecia pueden apaciguar ese dolor.

Dice el maestro Bukowski que llegado a un determinado momento de la vida, todo se repite una y otra vez. A estas alturas de mi vida he vivido varias veces con larga y profunda intensidad esa oscura noche del alma que describía el maestro Juan de la Cruz en su largo cautiverio. Tras este amplio y dilatado bagaje, de manera totalmente imprevista sigo vivo. Al empezar y terminar el día educo mi esperanza y entre medias cuido y alimento mi sensibilidad. De los retazos de cuanto fui construyo fortaleza, de las ruinas de cuanto quise insisto en querer de nuevo. Hago uso de todo tipo de estímulos culturales y artísticos para disciplinar mi esperanza. Oriento cada interacción humana al logro de un único objetivo: no huir del dolor ni dar la espalda a la vida.

 

EMPRESAS MUY PERDIDAS y PROFESIONALES DE APOYO MEDIOCRES

Hace tiempo abandoné el territorio de los ideales inasibles y las expectativas suicidas, y toda mi actividad se centra en fomentar el pragmatismo empresarial ilustrado. Con tristeza reconoceré aquí algo doloroso… Tras varias décadas de vida y más de dos décadas de experiencia como profesional amanezco a la claridad meridiana de 2 hechos: El nivel de la prestación de servicios de cambio empresarial me parece tremendamente bajo y a menudo me resulta horrible. Podría tirarme días hablando de esto con ejemplos infinitos que vivo a diario pero me limitaré a resumir mi tesis: la mayoría de personas que acuden a ayudar o apoyar a las empresas, las hunden todavía más en la mierda y cuando se van no suelen haber logrado nada. Así de sencillo.

El panorama profesional de los prestadores de servicios de consultoría y acompañamiento al cambio me parece a menudo desolador. Más allá de la infinidad de veces que las personas sin ideas, criterio o iniciativa han tratado de copiarme sin éxito, la mayoría de profesionales del cambio que conozco no ve más allá de la ciega militancia metodológica, el solucionismo simplificador de los libros de autoayuda, la ridicula y limitante jerga de los mal llamados libros de pensamiento empresarial, o la pobreza intelectual de las citas robadas o las ideas extraídas de charlas aspiracionales. Estoy muy acostumbrado a trabajar con clientes que me dicen que jamás habían vivido con ningún otro profesional una experiencia parecida a la que padecen y disfrutan conmigo. Y de verás no hago nada extraordinario, tan solo mantengo mi sensatez y educo a otras personas que toman decisiones para que la mantengan. Vivo de lo que ninguna otra persona quiere o sabe hacer. Allá donde nadie llega, voy. A menudo me siento aguantando lo que podría llamarse la última línea de batalla. Los resultados hasta hoy son magníficos, no podría estar más contento, pese a que otra realidad condiciona el cambio empresarial…

La mayoría de decisores empresariales no quiere ningún cambio significativo a priori: Aunque lo manifiesten una y otra vez en las reuniones previas o de manera declarativa en las presentaciones, las personas que toman decisiones importantes en las empresas no están preparadas para aceptar las consecuencias de los cambios que creen abanderar. En realidad, al contratante del cambio le gusta contratar sobre todo juegos pirotécnicos, distracciones eventuales de una realidad que al término de mi trabajo a menudo siempre vuelve a ser más de lo mismo. ¿Cómo consigo entonces que las cosas cambien en aquellos clientes a los que voy? Con mucha paciencia y empatía, sin condescendencia ni prisa, aceptando los tiempos de la gente y trabajando no sobre formulaciones de cambio posible sino sobre oportunidades de cambio real. Es sorprendente la cantidad de cosas que uno consigue cuando se limita a dejar que las cosas caigan por su propio peso sin forzarlas.

Por ambos motivos: empresas muy perdidas y profesionales de apoyo a menudo mediocres, es oficial desde hace años -pero la pandemia subrayó esta evidencia- que el mundo empresarial ha perdido el norte. Ya no es tan solo la forma acrítica de enfrentar el mundo que era, sino que además se ha convertido en un hacedor continuo de imprevisibles tempestades. Hace poco traté de condensar en un breve artículo mi visión sobre el recorrido histórico y el momento actual de las empresas: son el problema y a la vez la solución.

Me he logrado mantener al margen de las diferentes verbenas y chiringuitos de postureo empresarial y no he necesitado comprar por completo ningún discurso aspiracional ni idiotizante. Conservo una visión crítica del “pensamiento empresarial” y dedico gran parte de mi vida a desmontarlo favoreciendo que las empresas obtengan beneficios sin necesitar destruir el contexto sobre el que se proyectan. Me mantienen vivo mi espíritu de resistencia y mis convicciones. Rondo ya las 18.000 horas de acompañamiento a personas y equipos tras haber realizado 27.000 horas de consultoría previamente. Tengo el culo pelado de aguantar gilipolleces y afrontar problemas del tamaño del Gran Capitán de Yosemite. Por decirlo de algún modo, he visto empresas ardiendo más allá de Orión. Dedico mucho tiempo a la lectura desde hace años en una época en la que casi todo el mundo vive sin leer absolutamente nada o sucedáneos de reflexiones. Leo una media de 300 páginas al día. Mi lectura barre una gran cantidad de materias y ámbitos de estudio que me proveen de una visión en perspectiva que va más allá de las fórmulas de recurrencia empresarial que todo el mundo utiliza.

 

ÉTICA DEL INADAPTADO

Es la última escena de Zorba. Se aproxima a su jefe tras el desastre. Lo han perdido todo y solo quedan ellos dos sentados en el suelo. El viejo griego se aproxima al muchacho y le dice: “Caramba, jefe, le aprecio demasiado para no decirlo. Usted lo tiene todo menos una cosa: locura. Y el hombre tiene que estar un poco loco porque sino nunca se atreve a cortar la cuerda y ser libre.” El muchacho sonríe, se levanta y ordena al viejo que le enseñe a bailar. Así comienza la vida de toda persona interesante. En ella resuenan las palabras de la novela del maestro Kazantzakis (1946): “Una vez más sonó dentro de mí el terrible aviso de que sólo hay una vida para todos los hombres, que no hay otra y que todo lo que se puede disfrutar hay que disfrutarlo aquí. En la eternidad no se nos dará otra oportunidad.Ese espíritu dionisiaco y hedonista encerrado en un cuerpo mortal no pretende sobrevivir a la propia vida -que es lo que hoy todo el mundo parece pretender- sino que vive cada día para entregarse a ella.

Decía el maestro Krisnamurti que parece buena señal sentirse completamente adaptado a una sociedad profundamente enferma. Si estoy en el despacho de cuando en cuando miro a través de la ventana. Puede que suene Horowitz de fondo invadido por las lágrimas o Rubinstein matice el tercero de Beethoven o tal vez comiencen a sonar los primeros compases de la Pastoral y mi alma entonces bautice este planeta. También puede que un silencio abismal envuelva todo el espacio para saberme solo y que entonces la luz tenue de la libreria ejerza de faro. A este lado del cristal repito unos versos de Colinas o tomo notas de un detalle minúsculo de la historia con el ánimo de componer y sanar la Gran Herida. Al otro lado del reflejo las personas van de un lado a otro en la avenida. Todas ellas se ignoran y siguen con su ajetreada vida, se las ve caminar pensando siempre en otra cosa, siendo un buen tempo para el ruido. Ignoran que aquí arriba en la atalaya vive un completo inadaptado, una persona tranquila a la que el resto de personas le piden respuestas.

Llevo décadas en modo avión. Lo más habitual es que me sienta fuera de contexto o cobertura, en otra frecuencia, en una época distinta. Siento -supongo que siempre lo he sentido- que soy en todos los aspectos un ser extemporáneo, eso que los adaptados suelen llamar un tipo raro. De algún modo hace tiempo interioricé que yo vine a este mundo para contener la estupidez humana y no para sobrevivir multiplicándola. A medida que pasan los años estoy más lejos de aquello en lo que casi todo el mundo invierte su vida, su tiempo y su energía. Cuanto considera importante o urgente la mayor parte de individuos de mi especie hoy en día, suele parecerme irrelevante. Hablo otro lenguaje, vivo otra vida porque sencillamente el sistema de coordenadas no es el mismo. Mientras la lente de mi cámara vital realiza fotografías panorámicas con un gran angular de dificil mantenimiento, casi todo el mundo vive de una sucesión continua de fotografías milimétricas hechas con el mismo teleobjetivo.

Conservo -no sin esfuerzo- algunos rituales para tomar el pulso al ruido y la agitación masivos. Con el simple ánimo de poder combatirlas, permanezco al tanto de las últimas gilipolleces de mi especie. Se suceden en forma de modas, atenciones pasajeras y distracciones continuas. Participo en algunos encuentros cuyos temas de debate me dejan estupefacto, acudo a tal o cual presentación de un libro que a menudo suele ser insulso, y expongo a menudo pensamientos en un par de cajas de resonancia digitales. Trato de mantener una firme rebeldía inasequible al hambre de reconocimiento o a la mera exhibición.

Sin excepción todos los días compruebo que seguimos recorriendo el territorio de la vida en una dirección completamente equivocada. Erramos en la brújula y el mapa. El error es ya tan inmediato, palpable y evidente que ya nadie invierte tiempo en justificar sus actos o negarlos. Hemos pasado directamente a actuar sin escrúpulos. El sinsentido ya es tan grande que tiene consecuencias afectivas, vitales, psicológicas y humanas que todos observamos a diario. La sociedad acelerada y convulsa marca sus peajes e impone sus propias ruinas. Sentirse ligeramente bien tras examinar honesta y sinceramente la propia vida, es hoy en día un acto heroico.

Hablo con decenas de personas a la semana de lo que probablemente algunas no hablan con nadie. Sin excepción en la práctica totalidad de casos no hay nadie al volante. Así que vivo para respetar a otros desde el profundo cuestionamiento de lo que sienten o piensan. Y en esta suerte de extravagancia continua, en este ejercicio de inconformismo satisfecho, paso largas horas en completa soledad. La gente me llama y no respondo, me pincha y no sangro, me provoca y no reacciono. Una vida fuera de cobertura garantiza cierta capacidad de distancia y perspectiva sobre casi todas las cosas.

Hace 5102 años un texto mitológico consignó en palabras el inicio de nuestra época. Cuenta el Mahabarata que en el año 2025 de la era común concluirá el gran ciclo humano del Kali Yuga, un ciclo que habrá durado 5.000 años desde su comienzo. Durante esos 5 milenios los seres humanos habremos teñido de negro el alma del mundo, y ya en las últimas décadas previas a 2025 la virtud del hombre habrá ido reduciéndose tanto que comenzará a parecer algo imperceptible. ¿Qué vendrá ahora? podríamos preguntarnos. El Mahabarata responde que sucederán algunas catástrofes, que el ser humano sumido durante siglos en la ignorancia de su deseo vivirá un tiempo de transición y penitencia. ¿Quién sabe? Puede que el anciano que escribió aquel texto esté en lo cierto, pero también puede que no. Mi compromiso constante reside en mi lealtad absoluta a la voluntad de cambio y mejora de las personas y las empresas. En ello llevo ya varias décadas. Y las que me quedan.

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Queda abierta la convocatoria para la 4ª edición online del programa TRAINING DAYS que comienza en Marzo de 2024, una oportunidad única para conformar criterio propio, amueblar tu cabeza y adquirir perspectiva sobre todo lo que importa en esta vida.

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El cambio como disciplina y profesión

El cambio como disciplina y profesión


 

“No hay verdad más profunda que la vida”
maestra Raquel Lanseros

 
 
En este artículo trataré de sentar las bases del acompañamiento al cambio como disciplina y expondré de manera ordenada los diferentes oficios y vocaciones asociados. Hablaré a partir de ahora de la disciplina del cambio y la disciplina del acompañamiento al cambio indistintamente refiriéndome siempre a una misma idea. Pretendo aproximar de manera ordenada al no iniciado a una disciplina en la que he desempeñado diferentes roles y oficios durante todos estos años. Mi aproximación al mundo del cambio intenta ser ilustrada y abierta, por lo que compartiré los fundamentos del acompañamiento al cambio desde esta mirada. Además ayudo a mejorar la realidad de otros en un entorno concreto, el mundo empresarial y laboral, y esto influirá en todo cuanto hoy compartiré.

El mayor enemigo siempre es la confusión. Con criterio, foco y tranquilidad de espíritu, créeme, todo es posible. Las antiguas calzadas romanas incluían rodaduras a varios metros de distancia del empedrado. Cumplían una triple función: Alertaban de asaltos imprevistos, impedían el acceso de vehículos no controlados y favorecían una visión panorámica del terreno. Es una verdadera pena -y una suerte bastante divertida- que la vida no sea como las calzadas romanas y a menudo los caminos a recorrer no sean tan claros y eternos como aquellos.

Sirva este artículo para proponer una organización tentativa del mundo del acompañamiento al cambio, un terreno lleno de caminos y abordajes a menudo desconcertantes para quien se aproxima a ellos, un cosmos profesional tan diverso y lleno de matices en el que a menudo resulta complicado manejar un mismo lenguaje y unas mismas bases o referencias. Ojalá este texto contribuya a poner claridad donde todo el mundo siembra confusión.

Este artículo tendrá los siguientes apartados:

  • La disciplina del cambio
  • Oficios, ámbitos y enfoques de cambio
  • Roles en un proceso de cambio

Comenzamos.

 

LA DISCIPLINA DEL CAMBIO

Mi comprensión del cambio es extemporánea, anómala e infrecuente. Para el resto del mundo el cambio es un concepto abstracto y genérico, para mí el cambio es un concepto universal concreto que ha sido estudiado durante siglos por una enorme cantidad de maestros, escuelas y saberes. A mis ojos el cambio es una realidad fenoménica, esto es, una estructura de la experiencia humana que es universal y continua. Dicha estructura por tanto se repite una y otra vez a lo largo de la historia cultural humana, de la propia vida de cada persona (y organismo) y se manifiesta en todo tipo de interacciones observables de las que siempre es posible extraer aprendizajes.

Desde un punto de vista descriptivo, el cambio se concreta en el tropos del viaje en su doble vertiente físico-biológica de movimiento entre lugares, realidades o estados (la visión de Heráclito), y épico-cultural de aventura exploratoria o afrontamiento de lo desconocido (la visión de Homero). Dos formas conceptuales del cambio son el acto de la transición (personal, social, política) y el proceso de la metamorfosis (a partir de la cual un organismo muta o se transforma en otro dotado de nuevas características y habilidades). De estas primeras aproximaciones al cambio podemos ya deducir que la apreciación sensitiva y la traducción intelectual del cambio se han venido realizando durante siglos a través de las diferentes artes líricas, escultóricas o arquitectónicas que todos conocemos. El cambio además ha sido el eje central del estudio de todo el pensamiento religioso desde sus orígenes y ha ocupado cientos de miles de páginas en la obra de grandes mentes filosóficas y científicas de todo tiempo. Como práctica, la disciplina del cambio está así íntimamente ligada al estudio y el aprendizaje sistemático de la propia vida y ninguna persona puede disociarse o abstraerse del cambio porque siempre es parte de él. En este hecho innegable reside la tremenda utilidad que tiene el estudio de los principios, procesos, dinámicas y comportamientos del cambio.

Como experiencia universal concreta, la disciplina del cambio es una disciplina transversal que actúa como catalizador natural de disciplinas de estudio verticales o tradicionales. En el oficio de acompañamiento al cambio en el que desempeño mi actividad desde hace años (la facilitación del cambio cultural y significativo de empresas) caben por ejemplo consultores estratégicos, consultores sistémicos, expertos en complejidad aplicada, apóstoles metodológicos, psicólogos sociales y/o organizacionales, psicoterapeutas sistémicos, antropólogos sociales y culturales, sociólogos de la empresa, filósofos morales y/o políticos, filósofos de la complejidad, biólogos y ecólogos de sistemas, físicos de sistemas,…

Sin entrar en muchos detalles y para entender por qué nos cuesta tanto articular, comprender y aceptar el cambio como una estructura de experiencia humana ineludible, es necesario comprender una divergencia histórica que ha marcado por completo la evolución de la Historia humana. Hace 2500 años como Humanidad tuvimos 2 opciones: Podíamos elegir la mirada idealista eléata (que luego normativizó Platón) sujeta a la comprensión de la vida desde la conquista de una verdad inmutable y fija, en una continua búsqueda de lo eterno y lo perfecto, cediendo la responsabilidad vital de nuestra experiencia a construcciones ideales colectivas e ideologías en continuo conflicto reactivo ante el cambio, que frecuentan lo que el maestro Levinas diagnosticó como la violencia de quien aspira sin descanso a la totalidad. O podíamos elegir un camino bien diferente: la mirada de la aceptación de Éfeso sujeta a una verdad fluida y mutable, apreciativa de las pequeñas cosas, fiel a la continua investigación y estudio de lo contingente, comprometida con la autocrítica y la asunción de responsabilidad propia, renuente a esa aspiración obsesiva hacia la trascendencia y la totalidad. A lo primero le dedicamos 2300 años. En lo segundo llevamos solo 200. Y se nota.

Ni qué decir tiene que la disciplina del cambio, como cualquier otra disciplina, está vinculada a las ideas de esfuerzo, desempeño y maestría. Esto quiere decir que se puede abordar de manera sistemática y ordenada el estudio y la práctica del cambio. Una panoplia enriquecedora de disciplinas y saberes pueden reunirse en una síntesis ordenada de conocimiento susceptible de ser empleada para fines y aplicaciones prácticas muy diversos. Denomino maestros del cambio a personas de campos y andamiajes intelectuales muy diversos que se dedican profesionalmente a ámbitos como la arquitectura, el pensamiento político, la filosofía moral, la psicología, la sociología, la historia, la antropología, el pensamiento empresarial,…

Suelo hablar, seguir y dialogar con personas de todos estos ámbitos dado que todas ellas suman y contribuyen a la disciplina del cambio desde sus respectivos abordajes. Quizás esta sea una cualidad esencial del cambio: carece de fronteras, porque por su propia naturaleza se define mejor en la dinámica de proceso vivo que en la dinámica estática de origen y resultado. Así, como universal concreto, el cambio se presta a encontrar fuentes de referencia y anclajes en una gran variedad de disciplinas útiles para poder acompañar todo proceso de cambio desde la experiencia y aprendizaje acumulados a lo largo de la Historia del pensamiento humano, desde la realidad atendida y desde la propia experiencia vital del profesional o agente de cambio.

Como disciplina, el cambio abarca desde la transformación de la realidad de una persona hasta el cambio sistémico de grandes realidades colectivas, desde el cambio de una sola persona al cambio de un vecindario, una ciudad, una empresa o una sociedad entera. La creación de una escuela de aprendizaje continuo como TRAINING DAYS Academy ha estado siempre íntimamente relacionada con este entendimiento abarcativo del cambio.

 

OFICIOS, ÁMBITOS Y ENFOQUES DE CAMBIO

Es un profesional del cambio toda persona que tiene como eje central de su actividad profesional el acompañamiento de cambios conscientes, intencionales o deseados de personas a las que guía con apoyo de su conocimiento y experiencia; que además honra el rigor intelectual y el trabajo de los profesionales de las ciencias y humanidades de las que se nutre; y que por último posee un compromiso honesto de servicio con las necesidades reales de las personas a las que sirve. El cambio, es decir la transformación de una realidad en otra, puede acompañarse desde disciplinas muy diversas. Más allá del papel que cada uno quiera jugar desde la defensa de su mirada y aproximación o desde la aproximación disciplinar de colegios profesionales y académicos, considero necesario ampliar nuestra mirada y entender el cambio desde una perspectiva multidisciplinar en la que los límites del servicio quedan fijados por una deontología profesional compartida y la suma de los aprendizajes derivados de la práctica y el diálogo interdisciplinares.

LOS OFICIOS DEL CAMBIO: He querido ofrecer una organización gráfica que te permita ordenar ideas sobre los diferentes oficios y vocaciones de cambio. Una primera aproximación a la disciplina del cambio tiene que ver con la duración y el alcance de los diferentes servicios prestados. Hablo en definitiva del nivel de expectativa que puede tenerse de cada profesional y del despliegue de habilidades concretas para cada uno de los oficios. Todo ello es tremendamente importante para los contratantes del cambio que deben evaluar el tiempo y esfuerzos que quieren invertir en su cambio:

Además del alcance y la duración de los diferentes oficios y vocaciones del cambio resulta muy útil entender sobre qué ámbito de cambio (cultura, personas o procesos) se proyecta cada práctica. Dado que todas las vocaciones caben y son necesarias, es bueno distinguir para qué nos resulta útil cada una de ellas y qué podemos contratar.

CULTURA: Para entender qué es la cultura de una organización o un grupo de personas es necesario estudiar disciplinas que nos dotan de conocimiento sobre lo simbólico compartido y lo colectivo instrumental. Entre ellas destaco sin duda la antropología, la sociología, la filosofía y la historia. En otros artículos ya definí qué es la cultura de una organización y la manera de comenzar a liderar un cambio cultural en tu organización. Esta casa que es la tuya alberga decenas de artículos sobre cambio cultural porque es precisamente el oficio al que más nos dedicamos en vorpalina dentro de la disciplina del acomopañamiento al cambio.

PERSONAS: El acompañamiento al cambio desde el ámbito de trabajo de las personas es un terreno rocoso y arduo de trabajo que requiere amplias dotes de paciencia y fe en el ser humano. No solo se trata de tener conocimientos para trasladar o desatascar situaciones, también es una cuestión de conformación del carácter que es indisociable de un buen servicio en estos ámbitos. El cambio desde el trabajo programático con personas incluye oficios como el acompañamiento individual, el de grupos, las convivencias o eventos puntuales de aprendizaje o el enfoque de consultoría artesana a medio caballo entre el QUÉ con foco en los procesos y el CÓMO con foco en las personas. La red de consultoría artesana es un complemento y una alternativa al modelo de consultoría estándar que practican las grandes consultoras y que resulta a menudo útil en el campo de los procesos pero debastador en el de las personas. En mi caso particular durante mis primeros 10 años de carrera trabajé en éstas últimas y durante los últimos 10 años he abrazado el enfoque artesano que puedes conocer aquí.

PROCESOS: El acompañamiento al cambio de procesos es el que cuenta con más trayectoria histórica en la disciplina del cambio y tradicionalmente ha sido denominado Gestión del cambio por el pensamiento empresarial. A este ámbito pertenecen las diferentes fiebres y modas de servicio empresarial que se han ido sucediendo, desde la calidad, a la innovación, a la responsabilidad social corporativa. Por otro lado las master class, conferencias, formaciones o facilitaciones puntuales han existido desde siempre e incluyen un oficio, el del asesoramiento puntual o esporádico por parte de expertos que tiene una peculiaridad interesante en mi opinión: un buen experto asesor debe ser muy buen en su ámbito pero a la vez -como veremos- tener un enfoque integral y en perspectiva que le permita ver el bosque más allá de los árboles que él controla. Lo se bien porque durante muchos años realicé este oficio.

Resumamos todo lo anterior en este gráfico:

ENFOQUES DE ACOMPAÑAMIENTO AL CAMBIO: Los diferentes oficios y vocaciones del acompañamiento al cambio pueden también clasificarse de acuerdo a 3 formas de aportar valor al cliente que suponen enfoques diferentes respecto a la realidad a la que sirven.

En primer lugar tenemos a profesionales cuyo valor reside en aportar un enfoque específico-técnico que da luz a los detalles que se atascan o permanecen oscuros en un cliente. Trabajan cambios desde la precisión y con arreglo a retos concretos desde sus respetivas especialidades o disciplinas verticales.

En segundo lugar encontramos a profesionales cuyo valor diferencial está relacionado con su enfoque relacional-efectivo muy centrado en lo humano, personas en definitiva que conectan con otras personas y les ayudan a satisfacer sus necesidades desde la orientación profesional.

En último lugar nos encontramos quienes habiendo realizado uno o más de los oficios anteriormente mencionados a lo largo de nuestra carrera, ofrecemos una aproximación al cambio desde un enfoque integral y en perspectiva capaz de sintetizar, contextualizar y responder a grandes retos complejos y pequeños detalles. Defiendo que a este último enfoque se llega -si es que se decide llegar a él como profesional- desde los otros 2 enfoques y desde una experiencia dilatada acompañando el cambio durante años. A mi entender resulta imposible acompañar el cambio cultural, sistémico o complejo de ninguna realidad o colectivo sin haberse batido el cobre y tenido amplio bagaje en alguno o varios del resto de oficios.

En el siguiente gráfico queda más claro:

 
ROLES EN UN PROCESO DE CAMBIO

Hemos estudiado por encima los diferentes oficios y vocaciones de acompañamiento al cambio, pero ¿Qué hay de los roles que entran en juego en todo proceso de cambio? Mi enfoque -que como he dicho suele ser integral en perspectiva- y que además trata de ser abierto e ilustrado hasta donde llego, está basado en demoler las tradicionales fronteras proveedor-cliente para favorecer cambios significativos alrededor de 3 roles que no he inventado yo dado que suelen emplearse como referencia moral y conductual de todo acompañamiento al cambio.

Me refiero al rol de CONTRATANTE DEL CAMBIO, al rol de PROPIETARIO DEL CAMBIO y al rol de FACILITADOR DEL CAMBIO. Es contratante quien financia la aventura. Pero es importante destacar que el contratante que descuelga el teléfono pidiendo ayuda para el cambio que desea lograr, no es el propietario del cambio, sino que lo es cada usuario al que va destinado y que debe participar en su ejecución. El lenguaje aquí es importante: nadie es usuario del cambio, todos son propietarios y responsables de él. Siempre diré que ningún cambio es posible sin la voluntad y responsabilidad de los que deben mantenerlo o impulsarlo desde dentro. Por último, los facilitadores del cambio guían y gobiernan el cambio, adoptan decisiones y son los encargados de situarse en el difícil equilibrio entre los intereses del contratante y las necesidades de los propietarios.

Veámoslo más claramente aquí:Cierro aquí este breve repaso al mundo del acompañamiento al cambio. Tienes decenas de artículos en el blog si quieres ampliar detalles, y siempre estoy a este lado para ayudar en lo que necesites 🙂
 

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Por qué parece que el mundo se va a la mierda

Por qué parece que el mundo se va a la mierda


 

No se vive en las casas, aquí solo se viene a dormir.
Abajo a dos mil metros de profundidad es donde vivimos.

 
Un minero belga a Van Gogh en la película El loco del pelo rojo (Minnelli, 1956)

 
 

Repite conmigo: Parece que el mundo se está yendo a la mierda porque en realidad lo está haciendo. Hoy trataré de explicar de qué manera nos estamos complicando el futuro. Yo se bien qué debo hacer para remediarlo en lo que respecta a mi responsabilidad, tan solo espero que tras leer este artículo, tengas también clara cuál es la tuya.

Antes de nada, permítame, lector o lectora, una disculpa. Siento mucho la crudeza de este artículo. Pido perdón por escribir lo que nadie quiere oír pero necesita ser dicho. Ojalá la intolerancia de las personas a las malas noticias que les lleva a creer que todo es cuestión de actitud, no les anime a entender que por dejar de verlas o escucharlas, desaparecen. Ojalá que este artículo contribuya a que alguien comprenda que la ecuación espiral de pensamiento positivo + fe en la autorregulación libre del mercado + ruido constante, nos está llevando a la mierda. Algunos pocos lo llevamos advirtiendo mucho tiempo, pero que no sea porque no insistimos.

Rusia ha invadido Ucrania, los polos se derriten, las especies se extinguen, el petróleo se agota, el trabajo se precariza de forma sistémica, las parejas no tienen hijos,… pero todo el mundo parece entonar el DON´T LOOK UP (¡se positivo, la cosa no está tan mal!): Un zulo donde malvivir es una tiny house; la pobreza se llama hoy minimalismo; la inestabilidad sistémica no es irresponsabilidad social de todos sino un entorno VUCA; la fruta orgánica es real food por oposición a lo que todo el mundo come (¿fake food?); un trabajo de mierda es un minijob; y un parado madurito que trata de sobrevivir autoempleándose es un emprendedor silver surfer.

En fin, vaja jaleo mental, ¿no?. Mejor comenzaré por el principio:
 
👴👵 Hace ahora unos meses me reuní con mis padres. Fui a su casa y les pregunté sobre algo que llevaba tiempo rondándome la cabeza. Me preocupaba que tuvieran los recursos necesarios para afrontar la dureza de todo lo que se nos viene encima. Llevo mucho tiempo convencido de que se avecinan los tiempos más duros que una persona viva haya vivido. Mantuve esa conversación con ellos tras 2 años de pandemia mundial, el estallido de algunos volcanes, antes del actual pánico nuclear y tras haber pasado una ciclogénesis polar en el centro de la península ibérica. Así nos las gastamos los humanos hoy en día.

Al principio, cuando empecé a compartirles mi preocupación no sabían de lo que les estaba hablando pero pronto comencé a exponerles el contexto real al que nos dirigimos. Hablo de una fotografía que no se me va de la cabeza, llevo viendo venir -como tantos otros- mucho tiempo y que es el resultado de mi experiencia de acompañamiento diario, de mis conversaciones con gente con poder de decisión real y de mis lecturas e investigaciones.

Solo seremos capaces de salir adelante si dejamos de rasgarnos las vestiduras por “nuestra mala suerte” de las últimas décadas y comenzamos a entender que el modelo de relaciones actual es literalmente homicida para nuestra especie y su entorno. Para ver si de una vez por todas comenzamos a entenderlo, a veces conviene exponer de seguido todo lo que lleva más de 2 décadas acelerándose y que venimos incubando desde que empezó el siglo XXI en 1989. Me refiero a ese catastrófico y monstruoso paradima religioso-económico del Mercado neoliberal en sus diferentes manifestaciones y formas: deslocalización de mercados; desrregulación financiera; multiplicación del consumo, los desechos y las emisiones; alargamiento infinito o acortamiento forzado de los ciclos económicos de Kondratieff; individualismo superficial extremo desde el cuestionamiento posmoderno de las cosas más esenciales; ruptura de los tejidos y ritos de paso sociales; y por último -y no menos grave- desmontaje de las instituciones y la lex pública como garantes de derechos y obligaciones.

La foto de lo que estamos incubando y que nos va a estallar de forma súbita en alguna de estas variantes, viene a ser algo parecido a esto (lo pinto todo junto a ver si de una vez por todas entendemos que todo está relacionado):

🌎 PLANETA: Un contexto ecológico completamente adverso. Todo ello se puede ver con mucha claridad en estos hechos que ocurrirán en los próximos 10 y 20 años: el aumento de las temperaturas globales (doy por hecha la incapacidad de contener esos 1,5 grados de temperatura), grandes migraciones continuas y movimientos de fronteras, conflictos por el acceso al agua, proliferación de nuevas enfermedades y pérdida de riqueza nutricional en los alimentos.

👨‍👩‍👦‍👦 POBLACIÓN: Un crecimiento demográfico desproporcionado entre America/Occidente y el sudeste asiático y el centro de África que dará lugar a más de 11.000 millones de personas con una concentración poblacional en puntos concretos del planeta inasumible. Más de la mitad del crecimiento de la población mundial será africana.

🔥 ENERGÍA: Un modelo energético en caída libre con una creciente carestía de materias primas y fuentes de energía, insuficiente para mantener el actual ritmo y nivel de vida sin alternativas factibles ni realistas que lo superen. Las energías renovables tal y como las estamos planteando no son una alternativa para la mayoría de transacciones, usos energéticos masivos y movimientos actuales, lo que dará lugar a una reducción de la movilidad y una transición desde lo global a lo local no exenta de grandes conflictos territoriales entre grupos de interés.

💵 ECONOMÍA: Un contexto socioeconómico polarizado caracterizado por la concentración de la riqueza y la extensión de las condiciones de vida precarias sobre un adoctrinamiento educativo en la mentalidad acrítica. Los economistas de referencia a los que sigo (desde cada una de sus escuelas económicas) están de acuerdo en señalar que se avecina algo gordo en forma o bien de estanflación, o bien de larga recesión o directamente de una depresión económica sin precedentes desde la década de 1970 o desde la segunda posguerra mundial. Solo para entender las dimensiones de lo que se avecina, los principales fondos de inversión y macroeconomistas de referencia hablan de quiebres de países enteros o “tercera guerra mundial pero económica“. Los movimientos de capitales indican que la gente de arriba lleva entre 3 y 4 años preparándose para el descalabro. Insisto: no es algo ideológico, hay sobrado acuerdo en que está comenzando lo peor que hayamos vivido (subidas inasumibles de precios, caídas de mercados enteros, reposicionamiento del orden económico global,…) Vamos a un mundo en el que cuanto menos poseas, más alto será el precio que habrás de pagar. Doy por hecho que habrá una o varias largas recesiones de un modelo económico que agoniza pero para el que no existen aún alternativas. Con el pinchazo de la enorme burbuja china que estamos generando y la más que previsible caída en desgracia de una EEUU cada vez más rota por dentro, se hará inevitable la emergencia de un nuevo tablero internacional caracterizado por un darwinismo social sin precedentes.

📍 SOCIEDAD: Como aderezo no hay quien niegue a día de hoy que el Estado de Bienestar (fundado sobre una ficción de vida insostenible pero sobre ideas de convivencia admirables) se está desmontando aceleradamente. Los identitarismos y el regreso de la fe en el determinismo ambiental van en aumento y están generando nuevas divisiones sociales que siempre anteceden a los momentos prebélicos. En todo este contexto -espero que esto nadie hoy lo esté poniendo en duda porque se lleva décadas produciendo- peligrarán los sistemas de pensiones y las coberturas a los más ancianos, los sistemas de salud, el acceso universal a un sistema educativo y el acceso a bienes de primera necesidad (alimentos, vivienda,…) porque todo ello estará en manos de un Mercado incontenible que si bien guiado en el siglo XX favoreció el bienestar de muchos, instrumentalizado de forma totalitaria en defensa de una supuesta libertad, hará que nos matemos los unos a los otros en la búsqueda de una indigna supervivencia mientras los que han sabido explotar convenientemente en silencio, habrán acumulado el suficiente capital para comenzar a colonizar y mandar a la mienda nuevos planetas.

Todo esto vino a decir un hijo a sus padres. ¡Ten hijos para esto!. A medida que avanzaba describiendo la realidad, noté 2 reacciones en sus caras:

Por un lado noté en sus caras que no entendían la mayoría de cosas que les estaba compartiendo. En general nada de esto es algo de lo que se hable en las noticias, nadie suele sentarse con los suyos a hablar con tanta crudeza más allá del desengaño y el pesimismo generales o la mera queja o lamento anecdóticos. La gente no se para a tener una idea tan clara de lo que lleva años ocurriendo, sino que más bien nos limitamos a coleccionar desastres esporádicos sin pararnos a pensar si todo ello forma parte de una inercia y una dirección concretas. Mis padres no son una excepción a esta norma genérica, sus rostros me miraban extrañados por tratar de explicarles todo aquello.

Por otro lado para aquellas cosas que les exponía y cuya gravedad entendían y compartían en buena medida, noté que se sentían algo contrariados por la certeza y la tranquilidad con la que les hablaba. Me refiero a que cuando alguien imagina a una persona anunciando la suerte de colapso sistémico al que nos dirigimos, suele imaginarse a esa persona haciendo aspavientos, sobrepasada, triste, indignada, colérica o qué se yo, incluso agobiada o decaída. Pero cuando les comenté lo que hoy voy a compartiros, yo no estaba de ninguna de todas esas formas. No lo estaba porque en realidad ya pasé por todo eso. Hace años que doy por hecho que mucho de lo que hoy es normal (modelo de relaciones afectivas, laborales, económicas y sociales, así como mínimas cuotas de solidaridad y cobertura social) dejará de ser una realidad en menos de una década y media si continuamos a este ritmo de destrucción de “lo humano hasta ahora conocido.

Unas semanas después de todo esto, Europa amanecía con el riesgo de una amenaza nuclear a expensas de la invasión de Ucrania por Vladimir Putin, un amigo temía por la integridad inmediata de su familia política en la futura Letonia, los barriles de crudo de Oriente Medio se encarecían y el precio de los cereales y el gas se disparaba tras un encarecimiento prebélico de la electricidad que no tenía precedentes en el continente.

Mientras algunos se afanan buscando futuro en baratijas tecnológicas (malditos dataístas y multiversistas del carajo), y mientras en la vida real las personas siguen yendo a sus trabajos, están pasando muchas cosas a un ritmo muy acelerado que reconfigurarán lo que somos. Y el caso, como digo, es que yo -sin ser muy inteligente ni avispado- llevo viendo que todas estas cosas están pasando desde hace bastante tiempo…

Cuando hace ahora 3 años comencé mi proyecto de investigación para tratar de explicar de forma ilustrativa de dónde venimos como especie y qué debemos hacer durante las siguientes décadas para evitar un escenario dantesco de darwinismo social a gran escala, una fecha rondaba mi cabeza: lo que sea que escribiera o publicara debía terminarlo antes de 2030. La fecha no era casual. Más allá de ese año no habrá tiempo posible de reacción ni remedio para los retos más importantes que aquí se plantean y que de momento estamos gestionando como el culo.

El problema es que añadido a todo esto el estado evolutivo de nuestra especie es más bien primitivo o insuficiente para resolver los problemas globales que hemos creado. Me ceñiré a lo más básico: no tenemos un entorno global de entendimiento prescriptivo y de obligado cumplimiento más allá del capricho o el interés político del más fuerte; seguimos repitiendo la historia de las sucesivas violencias (sistémicas contra sectores excluidos o intergrupales entre sociedades o clanes); y por último no hemos aprendido aún a utilizar nuestra inteligencia coordinada (ciencia, técnica, progreso) en comunión con los ciclos de la vida sino en claro atentado continuo contra ellos.

Todo lo listos que creemos ser, lo somos contra nosotros mismos y de forma cada vez mejor coordinada y más interdependiente.

Se que entre tanto apocalipsis continuado (pandemia, volcanes, guerras, corrupción, sequías, impresiones de moneda en cantidades inéditas, concentración de la riqueza sin precedentes, transformación de la idea y las condiciones de trabajo, nepotismo, fake news, vuelcos políticos continuos…) no nos está dando tiempo a procesar la dimensión de los acontecimientos ni a ser conscientes de lo que está ocurriendo a escala global, sin embargo los próximos 20 años son claves para la manera en la que la vida humana continuará en el planeta hasta su futura extinción. Así de claro.

Todo cuanto estoy hallando en mi investigación -tanto las anteriores experiencias del pasado como las actuales decisiones y las proyecciones de futuro- todo -insisto- apunta en una sola dirección: el camino hacia el colapso energético, la caída a plomo y de forma progresiva de la interdependencia económica global, la mayor recesión económica de la historia del capitalismo, el fin de las clases medias en Occidente y el comienzo de una nueva forma de esclavismo extendido.

🌡️ LO MÁS URGENTE AHORA: Además de aprender a dejar de matarnos los unos a los otros, convendría recordar que sin un contexto apropiado, nada será posible. Lo que puede parecer más extraño es que nada de todo lo mencionado hasta ahora en este artículo me preocupa tanto como la increíble aceleración de la debacle ecológica que no estamos entendiendo.

He aquí los últimos datos de 28 de febrero de 2022… Esta es la conclusión del 6° informe del IPCC elaborado por 270 científicos de 67 países revisando 34.000 estudios a partir de datos contrastados: “4 de cada 10 personas (3.300 millones) son ya vulnerables al cambio climático”, “Sobre el estudio de riesgo de extinción de 100.000 especies, sin medidas drásticas y urgentes contra las emisiones de CO2 (aumentando los 1,5 grados previstos) el ritmo de extinción aumentará al 10% de las especies”, “El sistema meteorológico mundial se ha alterado por completo”, “Entre 1/3 y 1/2 de la población española sufrirá escasez de agua”, “Por cada grado de temperatura en aumento se reducirá un 4% la lluvia, por lo que la previsión de seguir así llega a una reducción del 20% de lluvias en el Mediterráneo”

En resumen queridos amigos de la nave del misterio ;), mientras la práctica totalidad de la humanidad sigue alimentando burbujas aspiracionales y creyendo en nuevas panaceas (transhumanismo, bitcoin, grafeno, automatización del trabajo, inteligencia artificial,…) con las que redimir o herir aún más a nuestra castigada especie, todo a nuestro alrededor se viene abajo (incluso las materias primas necesarias para que esas nuevas pajas mentales sean posibles).

Si algo necesitamos hoy es aprender a cuestionarnos (ética) y no seguir aprendiendo nuevas formas de huir hacia adelante (inercia).

Hace poco reflexionaba sobre ello el político Íñigo Errejón al recordarnos esta gran verdad que se repite en la historia: “En toda sociedad los pobres dejan a sus hijos instituciones y derechos (y si no las cuidan, los pierden) y los ricos les dejan a sus hijos apellidos, contactos, cuentas bancarias, casas, empresas,… Demoler las instituciones nos sitúa en una guerra de todos contra todos en la que los fuertes siempre vencen porque no tienen sujeciones. Eso instala un estado general de miedo que es exactamente lo opuesto a la libertad. Esta sensación de que tu vida vale muy poco porque puede depender de fuerzas que no están sujetas a ninguna razón definida por los humanos colectivamente (caprichos de alguien, algoritmos,…) es el estado general de incertidumbre y miedo que es lo completamente contrario a la libertad. En eso consiste exactamente no ser libre.

De modo que espero que comprendáis por qué ahora es el momento exacto para hacer 2 cosas:

  • PREMEDITATIO MALORUM: Hablar con vuestros padres sobre el futuro y preparaos para lo peor 
  • EX FUMO IN LUCEM: Levantarse cada mañana para remar en contra de toda esta marea de mierda

 
NOTA AÑADIDA EL 22/03/22

Recientemente 2 usuarios de twitter (@Dani91643797 y @Phrynos) compartieron 2 reflexiones interesantes sobre nuestro tiempo que me parecen el mejor resumen de toda una época. Las comparto por aquí muy resumidas:

  • Esperando un gran colapso contribuimos a él por inacción: No habrá un gran colapso súbito sino una larga y dolorosa caída.
  • El colapso real llega por goteo debido a la sucesión de acontecimientos cada vez más graves. Si nos paramos a recapacitar sobre los últimos años (sobre todo desde 2008) nos daremos cuenta de que el sistema socioeconómico está en caída libre desde hace tiempo

 

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Lo que no cambia

Lo que no cambia


 

“No todo es incierto en el futuro.
Yo sé mucho acerca del futuro.
Estoy muy seguro de cosas relevantes del futuro.
Hay algo que inevitablemente se va a producir en el futuro:
Todo aquello que no cambia”

maestro Juan Luis Arsuaga, paleontropólogo

 

Obsesionados por lo que cambia constantemente (lo nuevo), a menudo olvidamos lo que siempre ha sido (lo eterno). Hay padres y madres que no explican bien a sus hijos todo aquello que no muta, hay personas que no saben lo que siempre necesita una pareja, o jefes que siempre exigen a los demás continuas adaptaciones. Todos ellos animan a los demás a situarse en el camino más común de la existencia: el de la lucha por el reconocimiento ajeno cueste lo que cueste, remando siempre a favor de la corriente. Pero así es cómo el mundo se llena de reprimidos, frustrados o cobardes, y cómo la mayor parte del tiempo nuestra especie, nuestra relación de pareja, nuestro equipo o nuestra empresa no avanzan.

Sin embargo hay muchas cosas que han sido constantes a lo largo de toda la historia de nuestra especie y que lo seguirán siendo. Durante todos estos años como profesional del acompañamiento he centrado mi trabajo en ampliar nuestra conciencia de lo continuo y constante, en conectar con lo que nos une a todas las personas. Y en medio de un tiempo convulso llevo de crisis, epidemias, fenómenos naturales impredecibles y guerras, conviene recordar y dejar por escrito todo esto. Hoy hablaré de una de esas cosas que nunca cambia: LA BONDAD.

Soy partidario de dejar las cosas claras desde el inicio, de modo que aquí lo dejo dicho: Hacer lo correcto suele ser optar siempre por el camino más difícil, de modo que en este mundo la bondad humana es la única forma real de resistencia. Militar en el bien es la manera más sublime de ubicarse en la rebeldía más heroica. Y el rebelde se ve abocado a sufrir todo lo indecible porque todas aquellas heridas y lágrimas que muestre serán propicias para asegurar la cobardía ajena. Ser bueno o actuar correctamente es, sobre todo, estorbar, ser a menudo molesto. Y -digámoslo muy claro- atentar contra la certeza o la comodidad de otros, se paga siempre.

Esto equivale a decir que el mundo tan solo es un lugar tranquilo y previsible para quien vende a diario su propio corazón, o dicho de otro modo, el mundo es tremendamente confortable para los que buscan perseguir sus propios intereses sin importarles qué demonios es eso de la ética, la honestidad o la moral. Si quieres una buena vida o disfrutas imaginándote en lo más alto, lame el culo y humíllate ante el resto. He visto a tantas personas con carreras profesionales supuestamente existosas que simplemente han hecho eso, que a estas alturas considero que esa actitud es el patrón del éxito social y se puede prescribir como infalible. Haz lo que todos esperan de tí y no hagas lo que casi nadie haría para que nadie te envidie o se avergüence. Porque el que quiere hacer siempre lo correcto está condenado a sufrir mientras decida hacerlo.

Y es bueno añadir a este recordatorio, un apunte más: el precio que paga el que actúa con honestidad es siempre muy alto. Lo se por propia experiencia. Mi propia vida es una sucesión de peajes y heridas que no niego ni oculto. ¿Y cuáles son entonces las ventajas? Solo hay una: poder mirar a la cara de todas las personas que te conocen sin culpa, sin temor y sin vergüenza. Pero ni siquiera esto llega a corto plazo porque como todos sabemos la maldad endémica milita en la obsesión por el inmediato plazo (lugar en el que se hallan ahogadas casi todas las empresas), pero la bondad auténtica no se conquista buscando el beneficio cercano sino que llega por obsesión, como resultado de un largo esfuerzo. Veamos por qué.

Lo más normal si una persona decide hacer lo correcto de forma continuada es que desespere y renuncie a ello con el tiempo. Cansado de remar contra las dificultades o aguantar continuas críticas o resistencias, lo lógico es que esta persona que alumbraba una ilusión, acabe rindiendo su propia dignidad al servicio de comportamientos infames o intereses mediocres. Solo entonces, declarada ya su obediente sumisión por medio de un hecho o un gesto que demuestre su abandono, esta persona verá caer cualquiera de las anteriores dificultades que se le presentaron, y su existencia -repleta hasta ese instante de continuas desventuras y penumbras- transitará por la más luminosa, grácil y confortable de todas las veredas. Será absorbido de manera silente por el inmenso ejército de seres que niegan cualquier oportunidad a la conciencia. Acogido como parte indivisible de una unidad de seres inerciales, será en ese momento uno más de todos los miles de millones de individuos que frecuentemente se resignan.

Se levantará entonces cada mañana para autojustificarse, se repetirá que este es el mejor de los mundos posibles y en los momentos de mala conciencia se recordará que si las cosas ocurren, sencillamente será por algo. Llegado ese momento esta persona ya no será ni el pálido reflejo de lo que era, habrá perdido el brillo que iluminaba a otros y contribuirá durante el resto de su vida de forma activa a la aceleración de un mundo malvado, cruel y deshonesto. Con una insultante condescencia hacia los que todavía lo intentan (ser buenos, me refiero), denominará madurez a este deshonroso tránsito de la esperanza al desengaño. Se mirará al espejo diciéndose que hace lo que hace por aquellos a los que quiere. Bajo esta proyección emocional que sitúa la responsabilidad moral de su vida en otros, encontrará una paz autoinducida basada en dejar que las cosas sencillamente sigan su curso.

Esta es la evolución que describe la vida de la enorme mayoría de personas que tratan de obrar de acuerdo a lo correcto. En el lenguaje de los seres conformistas y crédulos, saber callarse a tiempo -un consejo eternamente repetido- significa no resultar molesto a quienes deberían llevar una vida profundamente incómoda por cómo son, actúan o se comportan. El mediocre es toda persona que sabiendo qué es lo correcto, opta la mayor parte de su vida por elegir y actuar de acuerdo de manera diferente. Sin embargo he aquí que a veces algunas personas insistimos en militar del lado de lo correcto, sin apropiarnos o militar en ninguna idea de pureza; he aquí que a estas extrañas personas nada nos motiva más que la continua resistencia contra el desalmado, el reprimido y el triste. Y resulta que estas personas que nos alimentamos de nuestra propia paciencia, representamos la sagrada excepción al destino general de las personas buenas sin ella, esto es, somos la alternativa a la hoguera.

Ser bueno y lograr seguir siéndolo requiere así una tolerancia al dolor sin límites, un compromiso con lo que se sabe que es correcto que va más allá de las continuas decepciones, una convicción plena de que aquello que se hace es lo que se debe hacer y lo que para cualquiera debería ser exigible (imperativo categórico). Ser bueno y lograr seguir siéndolo es sobre todo morir en cada gesto, acto o palabra con las botas puestas para poder decirse a uno mismo al final de una vida que hizo todo lo que nadie esperaba que hiciera.

Porque cuando uno hace esto, cuando uno está realmente convencido de que hace lo correcto, de cuando en cuando despierta esa parte autorreprimida de la gente que de repente transforma sus corazones dormidos en flores que despiertan tras la anestesia.

Sí, tienes razón, el mundo humano es un verdadero infierno para la buena gente. No por nada demasiado complicado de entender. Sencillamente hemos poblado y llenado este planeta de auténticos malnacidos y deficientes morales sin escrúpulos. Hay mucho desgraciado suelto, mucha persona que disfruta viendo caer a aquellos cuya dignidad envidia. Y sí, también tienes razón en esto otro: el mundo por regla general está lleno de seres traumatizados y cobardes, productos de una forma de mirar la vida que nos vacía y desquicia. De modo que sí, allá donde uno mire contemplará confusión y donde quiera que uno vaya presenciará almas ateridas por el miedo, corazones congelados e inmóviles que se esconden detrás de cuerpos en continua agitación y movimiento.

Pero si uno insiste y se atreve a respetar los tiempos de la gente, se dará cuenta de que toda planta capaz de tener flores, si es bien atendida y cuidada, y si demuestra la suficiente fe y disciplina en quererse a sí misma, finalmente florece. Y si no lo hace, es que esa planta no tenía flores. Una vida sin dolor ni decepciones es más bien una agonía lenta. Siento ponerme muy flamenco pero es mejor sufrir de forma consciente que reprimirse para evitar el regalo continuo de la vida. Ser bueno no es ser fuerte o débil sino sobre todo ser vulnerable y consciente, estar presente en la vida, dar amor a quien no lo pide y lo merezca, mostrar firmeza ante la crueldad y no ser tibio o indiferente ante la injusticia. Ser bueno consiste en no vivir secuestrado por el miedo. Ser bueno es ser valiente y aprender a vivir o morir cuando no te queden fuerzas.

¿Y si esta actitud de la que son capaces muy pocas personas no es suficiente para evitar conflictos, crisis, colapsos o extinciones apocalípticas? Entiendo tu pregunta, yo tampoco tengo mucha esperanza en nosotros como especie pero si me permites, esa pregunta no me la hagas a mí, házsela a los que duermen cada noche sin haber hecho todo lo que pudieron. Yo ya tengo suficiente con lo mío: hacer lo correcto y disfrutar y sufrir las consecuencias.

 

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Por qué INDITEX no es un caso de éxito

Por qué INDITEX no es un caso de éxito


 

El que no tenga sueños, que se prepare para tener dueños

maestro Luis Eduardo Aute

 
 
Escribo este artículo para ayudarnos a pensar de otro modo y aprender a ver la realidad del estado actual del mundo empresarial en todo su contexto. Este artículo crítico es un caso de estudio que viene a demostrar las tesis que defendí en un artículo anterior titulado Porqué el pensamiento empresarial es suicida. Espero, lector o lectora, que lo disfrutes. Comenzamos.

Hace unos días se produjo cierto revuelo por el cambio que el 1 de abril de 2022 se producirá en la presidencia de INDITEX. Pablo Isla dejará su cargo tras 17 años al mando y éste pasará a ser ocupado por Marta Ortega, hija del fundador del grupo. Pablo Isla, calificado como el mejor CEO de la década por la revista Forbes en 2020 y como el mejor presidente del mundo por la Harvard Business Review en 2017, ha aumentado el beneficio económico de la empresa con ratios de crecimiento económico increíbles para los analistas (un 167% en 10 años) y que representan máximos históricos para la compañía con un incremento de un 237% en el último trimestre de 2021 a razón de 2.500 millones de euros de beneficio neto y unas ventas en 2021 de 19.325 millones de euros, un 37% más respecto al mismo periodo de 2020. Todo ello implica que Pablo Isla a su partida deja a INDITEX con el doble de tiendas en el mundo y 10 veces más valor en Bolsa que cuando llegó a la presidencia, esto es, de 9.000 millones de euros de valoración bursátil a 87.990 millones de euros de valoración a día de hoy.

Con la noticia del relevo en la presidencia, las redes asociales se han poblado de todo tipo de opiniones, la mayoría de ellas positivas de nuevo por enésima vez elogiando la visión empresarial de un grupo que se ha posicionado en el mundo textil de forma clara con 6.600 tiendas en 5 continentes y 88 mercados a través de marcas como Zara, Zara Home, Massimo Dutti, Pull & Bear, Bershka, Oysho, Uterqüe, Lefties y Stradivarius. Entre las opiniones vertidas la mayor parte de ellas se puede resumir en esta publicación de una persona en linkedin que me ha animado a escribir este artículo y que pego aquí tal y como aparece todavía a día de hoy:

 
https://www.linkedin.com/posts/ivan-fernandez-amil_yolotengoclaro-innovation-careers-activity-6872088240342597633-r8nq/
 

Desde luego esta publicación -marcada como LIKE por 19.126 personas cuando escribo este artículo- da para mucha reflexión en términos sociológicos, antropológicos, psicológicos, estéticos y éticos. Dado que este tipo de opiniones se suman a otras que celebran las puntuales donaciones caritativas de Amancio Ortega a la sociedad sin cuestionarse nada más, me interesa sobre todo analizar contigo, lector o lectora, tanto el tono empleado en este tipo de opiniones como los aprendizajes y elementos de reflexión que podemos extraer de este tipo de lecturas de la realidad. Más en concreto como apunta el título de este artículo me interesa valorar qué entendemos cómo éxito en nuestras sociedades y la manera en la que estamos acelerando una inercia socieconómica suicida.

Aclaro en primer término que soy absoluto defensor de la libertad de cada persona para hacer con su propiedad y patrimonio lo que desee siempre y cuando no atente contra el bienestar humano colectivo ni contra la continuidad de la vida en el planeta. En fin, llamadme exigente o loco pero lo que se plantea aquí no es la abolición de la libertad, sino el duro cuestionamiento necesario de los comportamientos lascivamente onerosos de empresas, organismos, instituciones y personas que destruyen tejidos sociales y ecosistemas globales. Y lo que se plantea en consecuencia es que dichas personas o iniciativas no pueden ser los referentes morales que necesitan nuestras sociedades para reinventarse.

 

“Y AL QUE NO LE GUSTE QUE CONSTRUYA SU PROPIO IMPERIO”

Lo que evidencian tanto el comentario reseñado como las esperpénticas cifras reales que he compartido, es en realidad un dilema de filosofía política que acompaña a la sociedad liberal desde sus inicios en el siglo XVII. Dado que tengo reciente este dilema porque es parte del proyecto de investigación en el que me he embarcado, trataré de explicarlo de manera sencilla:

Si uno lee al maestro John Locke (1632-1704) -sobre todo en Los 2 tratados sobre gobierno civil pero  también el Discurso sobre el orígen y la desigualdad en los hombres– notará que -vistas desde la cómoda perspectiva de las consecuencias generadas- existen auténticas barbaridades en las premisas de base que fueron formuladas en la invención de la sociedad moderna. Estos deslices discursivos se explican porque fueron formulados en la época de una etapa mercantil incipiente en la que los autores de nuestro mundo actual pretendían realizar intencionalmente una transición hacia entornos de convivencia más esperanzadores que los que llevaba siglos asumiendo el Antiguo Régimen. En la teoría las tesis de Locke son emocionantes y habilitadoras, en la práctica no existen.

Lo que planteaba Locke -y cuya perversión legal nos ha llevado a la existencia de INDITEX- tiene que ver con la consideración de todos los seres humanos como universalmente iguales en un estado de naturaleza apriorítico -es decir, si no existieran instituciones o estructurales sociales-, lo que nos situaba a todos como sujetos de derecho y poseedores de libertades. Esto era altamente revolucionario en un mundo marcado por los privilegios y las diferencias entre desposeídos y acumuladores. Entre estas libertades a las que nos daba derecho Locke se encuentra el derecho a la propiedad privada como derecho natural de las personas. Es decir que por el mero hecho de nacer seres humanos tenemos derecho a apropiarnos de lo que hallamos “trabajado” en función de una teoría de la propiedad-trabajo basada en el esfuerzo.

Veamos hasta qué punto esto es cierto:

 

LOCKE ESTABLECÍA LIMITES A LA PROPIEDAD PRIVADA

Tenemos que entender que cuando el maestro Locke formuló su teoría pensaba en personas que labran un campo y tienen por tanto derecho a ser propietarios de él sin necesidad de vasallaje o servidumbre. En otras palabras, Locke defendía la apertura del mercado para que los beneficios económicos y materiales se distribuyeran en una sociedad -la de entonces- caracterizada por señores feudales que acumulaban privilegios de origen. En realidad el planteamiento de la pre-ilustración no era tan puritano pero eso ya forma parte de otra historia que sería más larga de explicar. Lo que es cierto es que Locke vino a decir que contra esta realidad, es el trabajo el que debe generar “propiedad” y que esta libertad debía ser inalienable para todos. Por supuesto esto no se ha cumplido porque pasados los siglos nos encontramos con continuos ciclos de acumulación y desigualdades que se repiten. Pero lo que se nos olvida de su discurso -o se les olvida a los que lo utilizan para justificar su iniquidad- es que Locke puso limites a este derecho:

Locke vino a defender que lo que debe generar propiedad es el trabajo y que una persona no puede (debe) poseer más de lo que pueda consumir sin que se pudra o deteriore por no ser usado, porque eso va en contra de la ley natural enunciada. Aunque sea discutible la idea de poseer el mundo, Locke defendía fervientemente que la propiedad sobre el planeta no se nos ha dado para que lo echemos a perder y que debemos tomar lo que sea necesario sin perjudicar a los demás. El problema vino con los desarrollos posteriores de la teoría lockiana al equiparar la libertad de propiedad con el dinero. Al hacerlo y establecer que el dinero formaba parte del estado natural de libertad, algunas personas podían ya enriquecerse de tal manera que ese trabajo no generaba propiedad ni favorecía la libertad real en otras.

La trampa suicida está en considerar que cada persona “puede generar su propio imperio” (el gran mito de la burbuja del emprendimiento, entre otras) sin dañar la libertad de otras o atentar contra los sistemas sociales y los ecosistemas ambientales sobre los que se proyecta u opera. Es decir, que la idea de sostener un imperio -sea económico o estatal- es directamente contraria al pensamiento ilustrado y al origen de la sociedad moderna liberal. El error de base que nos está matando como humanidad es considerar que el esfuerzo de una persona y su adaptación al mero cumplimiento de un sistema legal falaz, es suficientemente ético a priori sin necesidad de ningún cuestionamiento moral. Hay de hecho algo falaz, esencialista y totalitario en no poder criticar el terrible daño que hace una compañía por el mero hecho de que genere empleos o por la mera razón de que no pare de crecer. ¿Qué precio estamos dispuestos a pagar como sociedad o a hacer pagar a otros y qué precio estamos dispuestos a hacer pagar al planeta para sostener este tipo de éxitos acríticos e inconscientes?

 

POR QUÉ NO EXISTE LA IGUALDAD DE OPORTUNIDADES

El amplio trabajo que durante décadas ha realizado el materialismo histórico en la recopilación y contraste de datos históricos nos enseña que el estado natural no existe en sociedades que parten de un desarrollo anterior que condiciona los contextos socioculturales, económicos y ambientales en los que una persona nace o se mueve para “trabajar” y disfrutar de intercambios o acceder a la propiedad privada. Pero también nos enseña que la acumulación de riqueza una vez superadas las necesidades fundamentales de toda persona (acceso a vivienda, empleo, alimentación, ropa, salud, ahorro estable), atenta contra la libertad de otras personas para satisfacer estas mismas necesidades en su propia vida. Ergo, la propiedad privada no era igualmente accesible para todos y no existía la igualdad real de oportunidades entonces, y sigue sin existir ahora.

El nombramiento de la hija de Amancio Ortega como presidenta de la compañía, añadido al accionarado de otra de sus hijas y de su propia ex-mujer, sigue siendo representativo del profundo desequilibrio de libertades que rompe el ascensor social y económico en las sociedades, y en particular en España, desde siempre. En este país, según el informe del Peterson Institute for International Economics (PIEE) el 53,8% del origen de la riqueza de los multimillonarios es heredado, tan solo el 15,4% pertenece a fundadores de compañías, el 7,7% está en manos de ejecutivos, el 3,9% procede de conexiones políticas y el 19,2% lo engrosa el sector financiero. Amancio Ortega acumula junto a otras 7 personas, el equivalente a la mitad de la riqueza del mundo. 2/3 de los billonarios del mundo lo son debido a herencias, construcción de monopolios o amiguismos. En 2021, el segundo año de la pandemia, la riqueza de los multimillonarios ha crecido enormemente. Los estudios de Pikketty y Zucman hablan de un empeoramiento de estos datos. En 2040 las 500 personas más ricas de un mundo que tendrá 10.000 millones de personas heredarán 2,4 trillones dólares, algo que indica que este tipo de prácticas ahonda en el desequilibrio social. “El resultado es que esa mitad de la población tiene un patrimonio medio de 2,900 euros por adulto, lo que en conjunto representa solo un 2% del total mundial, mientras el 10% superior concentra el 76%. Cuando se examinan son los ingresos, el 10% de los más ricos en el 2021 se quedan con el 52% del total (de media 87,200 euros por adulto), mientras el 50% más pobre se tiene que contentar con el 8.5% (2,800 euros para todo el año).”

Uno podría argumentar, como hace nuestro atrevido individuo en linkedin, que Amancio Ortega se labró este “imperio” él solo. Esto redundaría en el mito del tendero que creció hasta ser una de las personas más ricas del mundo con su propio esfuerzo. Pero esa afirmación es radical y fundamentalmente falsa. Ninguna riqueza de ese tamaño puede amasarse sin el sacrificio, el trabajo o el inmenso dolor de miles de personas trabajando para que esa persona -o familia- se enriquezca más aún. De hecho la cuestión no es que ahore acumule riqueza o que su empresa sea económicamente exitosa, sino qué tiene que hacer una persona o una empresa para llegar a eso. Y la respuesta hoy es evidente para una persona como yo que ve a diario las tripas de decenas de organizaciones y mercados: no tener principios ni escrúpulos.

 

POR QUÉ LA DINÁMICA EMPRESARIAL DE INDITEX NOS LLEVA AL ABISMO

La tesis de Locke implicaba -y lo dijo exactamente así- que literalmente el planeta Tierra, sus recursos y sus frutos pertenecen a una sola de las millones de especies de vida que existen. La actividad empresarial de INDITEX es el ejemplo más claro del abuso de este principio. Era comprensible defender esto en un mundo -como era aún el del siglo XVII- antropocentrista y teológico en el que no existían conocimientos científicos ni históricos suficientes para cuestionar la centralidad humana o el impacto de la ambición individual en la evolución de las sociedades humanas. Sin embargo hoy, con todas las evidencias y descubrimientos arqueológicos, antropológicos, sociológicos, ecobiológicos e históricos de los que disponemos, esta tesis es directamente insostenible, y se ha demostrado como suicida. El problema a atacar tiene que ver con el tipo de relaciones humanas y relaciones con el medio que fomenta la actividad de una empresa favoreciendo un tipo u otro de consumo. Y en el caso de INDITEX lo que favorece es evidente.

Por ser más claro, el desastre ambiental que viene es de base antropogénica, es decir lo hemos creado nosotros, los humanos, a partir de la apropiación y la explotación del mundo de acuerdo a la ficción de la propiedad-trabajo de Locke (entre otras ideas de la historia del pensamiento político-económico). En la página web de INDITEX existe un apartado en el que se afirma que la empresa está comprometida con el medio ambiente. Contra esta visión, la Organización de Naciones Unidas ha calificado el fast-fashion promovido por Inditex como una emergencia medioambiental sin precedentes. Por aportar datos, la manera en la que INDITEX y otras compañías textiles similares fabrican ropa genera un 20% de las aguas residuales del planeta que atentan contra la biodiversidad y ponen en peligro la ingesta humana de alimentos del mar. La industria de la moda rápida consume 1,5 billones de litros de agua al año que deja inservibles en un mundo en el que las guerras por el agua comienzan (y acabo de volver de un país en el que esto es evidente). Además el sector de moda rápida que lidera INDITEX representa el 10% de las emisiones de dióxido de carbono globales. INDITEX  fue de hecho pionera en la generación de las denominadas microtemporadas de moda que han facilitado que “haya hoy 52 temporadas anuales de consumo de moda y que los consumidores compren hoy más prendas de vestir que en el 2000, pero cada producto se conserve la mitad de tiempo que entonces y, de media, el 40% nunca se utilizan“. El cultivo de algodón para abastecer este ritmo de reposición causa el 88% de la huella hídrica humana global.

Según el estudio científico The enviromental price of fast fashion publicado en Nature en 2020, gracias sobre todo a empresas como INDITEX entre 1975 y 2018, la producción mundial de textiles per cápita aumentó de 5,9 kg a 13 kg por año. La cosa no irá a menos gracias a la continuidad de este modelo de negocio: se estima que el consumo global de ropa aumentará de unos 62 millones de toneladas de productos textiles por año, a 102 millones de toneladas para 2030. El 70% de las emisiones de dióxido de carbono de estas empresas procede de la utilización de fibras sintéticas, la escasa o nula capacidad de reciclaje de las prendas y un completo desinterés por el impacto de sus acciones. El impacto de la industria que lidera INDITEX ha sido ampliamente detallado en un genial artículo de Ester Xicota y abarca todos los procesos de producción de fibras, manufactura, distribución y desechado de las prendas desde su origen hasta su posterior huella en la salud de todas las especies, incluida la nuestra. Es un hecho que INDITEX contribuye de forma muy activa al cambio climático provocado según el Lancet Planetary Health en un 92% por las dinámicas y hábitos de consumo de Norteamérica, Europa, Japón, Australia y Nueva Zelanda, territorios en los que la empresa arrasa en ventas favoreciendo un consumo inconsciente y desleal con la naturaleza y el modelo de propiedad-trabajo de los países manufactureros.

En el aterrador documental True Cost se muestra con toda claridad audiovisual el coste real de comprar, desechar y tirar en un ciclo promovido por esta industria en el que lo barato en las sociedades del primer mundo sale muy caro a personas en pobreza real bochornosa. El colapso del edificio de Fashions Tazreen (proveedora de marcas como C & A, Carrefour, Walmart o Kik) de 8 pisos en 2013 el que murieron 1134 personas y fueron heridas 2437 en Daca (Bangladesh) ya se ha olvidado, pero en él trabajaban personas que se dedican a la misma industria de la que participa INDITEX. ¿La empresa ha multiplicado sus beneficios económicos? Sí, a costa de hacer del mundo un lugar apocalíptico para vivir a nivel laboral, ambiental y social. ¿Amancio Ortega es un multimillonario innegable? Sí, pero desde hace décadas cada vez que alguien compra una prenda de esta compañía, la vida del planeta se va literalmente a la mierda. ¡Claro que siempre hay tiempo como empresa para unirse a la estrategia de greenwashing tras haber debastado sociedades y ecosistemas!

El absoluto cinismo llega cuando una compañía que genera condiciones de trabajo indignas mediante una estrategia de precarización laboral propia de un colonialismo económico que no genera riqueza sino que expropia y desposee a las poblaciones sobre las que se proyecta, cuando ese tipo de compañía -digo- construye una nueva sede central sostenible y ecoeficiente de 170.000 metros cuadrados presumiendo de cumplir los estándares bioclimáticos del US Green Building Council (USGBC) por 238 millones de euros. ¿Por qué es cínico e insultante? Porque Inditex, con sede oficial en España -esa misma sede que no va a cambiar con el nuevo edificio- pagó en 2019 más del 70% de impuestos en Holanda, Irlanda y Suiza, lo que implica que eludió 585 millones de euros de impuestos a través de su entramado empresarial. No es el ejercicio en el que INDITEX ha logrado eximirse de mayores impuestos, ya que en el ejercicio fiscal de 2012 llegó a evitar el pago de 900 millones de euros.

INDITEX ha sido periódica y recurrentemente denunciada y condenada por plagios de diseño, llegando a verse obligada a retirar prendas, explotación laboral y trabajo con productos químicos dañinos en diversas regiones, entre las que se incluye empleo infantil (72 horas a la semana por 0,88 euros al día) en la India (junto a Cortefiel y el Corte Inglés), la obligación judicial de pagar compensaciones de 1,36 millones de euros en Brasil con 52 actos de infracción por fomentar el trabajo esclavo, la denuncia de jornadas de 13 horas de trabajo en Argentina en condiciones infrahumanas (junto con Puma, Topper y otras marcas), pero también huelgas y rebeliones de trabajadores en Nueva York denunciando sus condiciones laborales. Por concluir, ¿Todo esto se arregla subiendo un año el 14% de los salarios de los empleados de Galicia? Acaso ¿podemos decir que esto se arregla haciendo que el 10% de tus prendas sean supuestamente ecológicaso afirmando que en 2025 todas tus prendas serán sostenibles? La respuesta es NO, EN ABSOLUTO. Los que nos dedicamos a acompañar cambios empresariales sabemos que este tipo de iniciativas suman pero no son cambios significativos si no van ligados a una transformación integral de la comprensión ecosocial de la empresa y su papel en el mundo.

 

POR QUÉ EN CONSECUENCIA INDITEX NO ES UN CASO DE ÉXITO

Se que es frecuente mostrar a Marc Zuckerberg, Bill Gates, Steve Jobs, Jeb Bezzos, Elon Musk, Richard Branson o al propio Amancio Ortega y sus iniciativas como casos de écito, pero lamento que a mí no me impresionen ni me inspiren en absoluto. Esta especie de mitología empresarial que hemos creado nos está matando a través de prácticas monopolísticas y totalitarias que rallan lo maniaco. Ellos no son las referencias éticas que quiero en mi vida, ni el tipo de sociedad que promueven es el tipo de sociedad que quiero que hereden nuestros hijos. Las consecuencias de sus acciones han sido abrumadoramente nefastas en términos de aumento de la desigualdad, generación de élites egoístas y ruptura del tejido social. No considero que estas marcas -incluida INDITEX- sean un caso de éxito y por ello trato en la medida de mis posibilidades de no favorecer su crecimiento evitando ser su cliente. Si alguna de ellas me llamara para ayudarles como proveedor o generador de cambios -tal y como hecho con otras marcas igualmente detestables- yo lo haría encantado por un motivo sencillo: Trabajo para ayudar a cambiar a las personas y las empresas y sin duda estas son las que más lo necesitan. No ayudarles a pensar de otro modo no resuelve el problema, esa ha sido siempre mi opinión.

Tal vez Zara fue un caso de éxito cuando era una empresa que extraía beneficio de su comunidad aportando un valor social y económico indudable en un intercambio entre un propietario de negocio honesto y trabajadores que podían vivir dignamente de su empleo. Pero desde que en 1963 Amancio Ortega, su fundador, abriera una pequeña tienda en A Coruña, ya ha llovido mucho. La expansión de la empresa fue de la mano de los años de bonanza que acompañaron a la transición democrática española e incrementaron el poder adquisitivo de los españoles. Entre 1980 y 2000 el grupo se expandió hasta que en 2001 salió a Bolsa. Desde entonces, tal y como hemos visto, el crecimiento y expansión económica de la empresa han sido imparables incumpliendo todo tipo de estándares éticos y sociales, favoreciendo empleos precarios y destruyendo el entorno a niveles irreversibles. INDITEX es solo un caso de éxito para aquellos que no levantan la cabeza de la cuenta de resultados financieros, pero es imposible mantener que lo es cuando atendemos a indicadores que la sitúan a la cabeza de las empresas cuyo comportamiento nos envilece como especie.

Si bien la apuesta por cerrar centenares de tiendas físicas, aumentar la internacionalización y favorecer el comercio online y el inventario único digital/físico con prendas siempre disponibles para la venta aunque la tienda física esté cerrada, puede ser considerada una estrategia económicamente acertada dado que la compañía ha alcanzado beneficios históricos, el problema no reside en el incuestionable aumento de beneficios económicos sino en la manera en la que se consiguen estas cifras y el impacto y resultados sociales que generan. Cuando valoras el éxito de una compañía solo por sus beneficios económicos (criterio economicista) sin valorar el impacto social, ambiental, laboral y/o sanitario que implican sus procesos de fabricación, comercialización y logística, sin duda se comete un error de dimensiones colosales que está situando al planeta al borde de colapso ambiental y a las sociedades al borde de una neofeudalización de consecuencias imprevisibles.

El verdadero punto de inflexión en nuestras sociedades llegará cuando entendamos que estas cifras que he compartido tienen una cara B inmensamente dolorosa y nociva para todo lo que representa la humanidad en el mundo. Si después de leer este artículo el argumento contra las personas que no consideramos a INDITEX ni a Amancio Ortega como referencias ni casos de éxito, es que “en España seguimos sin soportar que algunos tengan éxito” nos merecemos el puto y absoluto colapso como especie, tal y como apunta la célebre película Don´t look up (McKay, 2021).

 

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